06 mayo 2022

Refrito del sábado: recuerdos del porvenir

Bueno, esta entrada probablemente no tiene mucho interés para nadie pero a mi me gusta. Creo que muestra como con un poco de vino transformamos los tiempos difíciles en recuerdos felices, solo eliminé un nombre para evitar malos recuerdos a la familia del aludido. 

En fin, In vino veritas, aquí voy otra vez

Recuerdos del Porvenir (publicada originalmente el 21 de septiembre de 2016)
Debe haber sido el año 1976, el peor de mi vida. A los 21 años, Recién había terminado de estudiar para técnico electrónico y después de hacer mi práctica en la última industria electrónica que iba quedando en Arica me di cuenta que tendría que ganarme la vida reparando televisores. Al mal tiempo buena cara, pensé, me acordé que cuando chico había acompañado a mi cuñado como vendedor puerta a puerta así es que salí con un bolso con algunas herramientas a ofrecer mis servicios, casa por casa.

Duré muy poco con eso. Un escandaloso cortocircuito mientras probaba el conector de alta tensión que traían los televisores antiguos, debió advertirme que no tenía dedos para el piano, pero seguí probando, hasta que hubo una barrio completo -la Villa Hamburgo de Arica- por los que evité pasar durante años por miedo a encontrarme con algún cliente furioso. Recuerdo que en todo ese tiempo arreglé un solo aparato de los muchos que traté de reparar.

Finalmente un amigo de mi mamá, que era un tipo de mucha plata, tenía problemas con su costosa radio Telefunken a la que se le había trabado el dial de sintonía. Pensé que era mi oportunidad de reivindicarme, hasta que me ví rodeado de cientos de piezas esparcidas sobre la alfombra que no tenía la menor idea de como volver a armar. Resulta que el sistema de balances, piolas y contrapesos de esa maldita radio era mucho más complicado que los aparejos del Buque Escuela Esmeralda y yo con mi pésima memoria visual solo veía una masa de cordeles, poleas, tornillos diminutos y pesas que me hicieron entrar en pánico.

Entonces me arranqué. Como un cobarde: dije con mi cara más profesional que no tocaran nada, porque al día siguiente iba a terminar. Y no volví más, dejando que mi santa madre pusiera la cara. Nunca fuí muy buen hijo, en realidad hice varias canalladas a mi mamá, pero esa debe haber sido de las peores.

Por primera vez en mi vida sentí que era un fracasado. Desde chico había tenido una opinión algo exagerada sobre mi mismo, me sentía una especie de genio, pero varios golpes sucesivos me empezaron a volver a la realidad, fracaso tras fracaso. Primero no había quedado en la universidad, después estudié dos años para técnico de una industria que estaba quebrada y desaparecida. Finalmente me di cuenta que pese a que había estudiado y destacado en la sala de clases era un completo inútil para el trabajo que iba a hacer. En realidad venía dando tumbos desde 1969, cuando mis papás se volvieron a juntar, no tenía problema con ellos sino conmigo mismo, sentía que iba acumulando una desilución tras otra desde que se terminaron mis años más felices de cuando niño, hasta 1968.

Como siempre he sido muy reservado, no me quejé ni le conté a nadie lo mal que lo estaba pasando, pero empecé a somatizar. Caminaba de una manera tan extraña -como robot o soldado de plomo- que hasta salir a la calle me daba verguenza, con los nervios no podía caminar de manera natural, no había como. Estaba realmente desvastado al darme cuenta que no era el puto genio que siempre me había creído, sino un pobre diablo como cualquiera. La idea de tener una vida mediocre como cualquier otro me aterrorizaba, no era por la plata que nunca me ha interesado sino por el fantasma de la mediocridad de verme obligado a vivir haciendo un trabajo que odiaba.

Creo que en 1977 se murió mi papá, a los 90 años, lo que fue un gran alivio porque estaba con alzeimer y era un problema para todos, pero la situación seguía de mal en peor. No se de que vivimos esos años, mi mamá vendía tejidos y hacía pequeños trabajos cuidando niños, yo no producía un solo peso, aunque nunca me preocupó demasiado. Habíamos sido pobres durante varios años y ya sabíamos que todo se arregla de alguna manera, nadie se muere por pasar un poco de hambre.

Ese año me quedé a la deriva, sin nada que hacer, sin trabajo y sobreviviendo apenas ¿que podía hacer entonces? Se me ocurrió estudiar inglés, solo por descarte, no tenía ninguna otra cosa así es que empecé a aprender 10 palabras cada día con un diccionario y una revista Penthouse que me había mandado mi primo Camilo desde Alemania. Después hablé con mi mamá y le pregunté si me podía inscribir en el Instituto Chileno Norteamericano, luego de romper la alcancía y contar las monedas me dijo que bueno.

Fuí a matricularme con ella, había desarrollado una timidez enfermiza en esos dos años y después que me matriculé -con una profesora muy bonita- quedé en un curso más o menos avanzado. Allí empecé a recuperar un poco la confianza, me enamoré -platónica y secretamente por supuesto- de una compañera y me hice amigo de alguien que después se haría famoso: el capitán NN, que era jefe de la temida DINA, policía política de los militares y que años después apareció como supuestamente suicidado, luego del feo asunto de los asesinatos del Banco del Estado en Calama.

NN era un tipo simpático y servicial, al menos en lo que lo conocí. Nos hicimos amigos porque me ayudó a mover unas citronetas que tuve que mandar a Santiago y yo lo ayudaba con el inglés. Se hacía pasar como generte administrativo del aeropuerto Chacalluta y un par de veces fuimos a tomar unos tragos a su casa en Azapa. Resulta que ese era el centro de detención y torturas de la DINA en la ciudad y yo sin tener idea, solo me llamó la atención que había una cabaña aparte con soldados en el patio, en ese tiempo ni le hice caso. 

Cuando terminamos el curso no lo volví a ver hasta unos años después que lo encontré en el centro, estaba bien preocupado porque según me contó creía que iban a despedirlo del trabajo. Tiempo después lo vi en el diario, aparentemente suicidado. Nunca insinuó que era militar ni menos de la seguridad del estado, se hacía pasar por ingeniero eléctrico.

Pero bueno, me estoy apartando de la historia. Terminé mi curso de inglés y ya podía balbucear algo y traducir un poco de lo que leía. Aprender inglés en esos años fue la mejor inversión de mi vida, aunque ni me imaginaba que un par de años después iba a conocer el mundo y lujos que nunca había soñado gracias a algo que hice por puro olfato. Ni siquiera lo pensé.

Ese año estudiando inglés me abrió un poco los ojos y me aclaró la mente. Había fracasado mucho en los últimos siete años, pero no tenía por que seguir así. Como no tenía nada que perder aposté fuerte por algo imposible: postulé de nuevo a la universidad para estudiar lo que siempre había querido: ingeniería electrónica.

Quedé aceptado pero no teníamos un peso. A mi mamá la invitó mi primo Camilo -que se había criado en nuestra casa- a irse por un año a Alemania y "como se dijo se hizo", sin muchas despedidas, de un día para otro yo estaba viviendo solo y dependía -por primera vez en mi vida- de mis propias fuerzas. "Arrendaba" una pieza desastrosa, muy humilde, en casa de una familia de corazón de oro. creo que nunca les pude pagar el arriendo y jamás me pusieron problema. En 1978 prácticamente no comía porque hacía solo trabajos de subsistencia que me conseguían amigos: a veces alguna clase particular, otra vez andaba contando las luces de alumbrado púbico quemadas para la municipalidad. Fuen un año completo a puro pan con tomate: uno cada día.

Recuerdo que ese año adquirí la costumbre o superstición de rezar todos los días, cosa que conservo hasta el día de hoy, algunos cantan en la ducha, yo rezo y a eso le atribuyo que me haya ido tan, pero tan bien en la vida. Además todos los días pensaba lo mismo "estoy haciendo las cosas bien, aunque me vaya mal ahora en algún momento mi suerte va a cambiar para mejor y voy a estar preparado" eso evitaba que me desesperara y me sintiera un fracasado como pocos años antes.

Y así fue, dos años después un amigo me presentó a Gabriel Abusleme y empecé a trabajar en la Zona Franca de Iquique, me empezó a ir bien y en 1983 estaba bajando de un Boeing 747 de PanAm en el aeropuerto de Narita, donde me esperaba un chofer uniformado con un cartel con mi apellido, para llevarme en limusina al Keio Plaza, un muy lujoso hotel de Tokio.

¿Por que se me ocurrió contar todas estas tonteras? Tal vez porque hoy ando en una situación parecida a la de 1976. No me estoy muriendo de hambre pero desde hace algunos años las cosas no me han resultado y creo que estoy haciendo lo mismo que entonces: prepararme, esudiar, desarrollar alguna habilidad -la que mi olfato me diga- si antes funcionó, bien podría funcionar ahora.

Además que veo a un amigo cercano que está pasando por algo parecido, si pudiera darle un consejo, cosa que no haré porque los consejos no sirven para nada, le diría que se levante del suelo cien veces de ser necesario y que nunca acepte un destino mediocre. Los tiempos malos son buenos para prepararse y obligarse a si mismo a mejorar. La autodisciplina no da resultados inmediatos, pero a la larga sirve, aunque sea para no deprimirse

En fin, estaba bien bueno el vino. Me trajo a la memoria varios recuerdos del pasado que no tienen por que interesar a nadie, pero igual me entretuve escribiéndolos.

12 comentarios:

  1. https://youtu.be/uvjmC--UAvk ¿Qué le parece este video?

    ResponderBorrar
  2. Hola, la verdad no me pareció muy relevante, claro que puede haber una "guerra mundial" pero el riesgo hoy no es mayor al de los años de la Guerra Fría en los 60s, cuando no hubo guerra. Las causas que menciona como "indicadores determinantes" no me parecen tan relevantes y algunos como la supuesta "guerra del agua" son absurdos malthusianos, lo mismo las explicaciones demográficas, muy rancias.

    Eso no quita que no pueda haber una guerra, no se si podría llamarse "mundial", porque sería probablemnte solo de Rusia contra un gran bloque de países, una guerra puede haber en cualquier minuto y normalmente se desatan por asuntos casuales, como el asesinato del archiduque o la debilidad de carácter de Chamberlain, mucho más que por razones muy planificadas. Prácticamente todos los países prefieren ganar sin combatir, incluso Putin, cuandose desencadena la guerra es normalmente por casualidades o errores de juicio.

    También asume una asociación entre Rusia y China que me parece muy improbable porque en realpolitik son países totalmente rivales, como fueron Rusia y la Alemania Nazi en los 40s, dudo muchísimo que una asociación así pueda sostenerse en una guerra. En fin, me pareció parte de la máquina para meter miedo a la gente, que viene funcionando desde hace muchos años en Occidente.

    ResponderBorrar
  3. No es que yo sea capaz de hacer el uno por cien de lo que sugiere el poema pero, inevitablemente, su post me lo trae a la memoria. Uls

    PIU AVANTI
    No te des por vencido, ni aun vencido,
    no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
    trémulo de pavor, piénsate bravo,
    y arremete feroz, ya mal herido.
    Ten el tesón del clavo enmohecido
    que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
    no la cobarde estupidez del pavo
    que amaina su plumaje al primer ruido.
    Procede como Dios que nunca llora;
    o como Lucifer, que nunca reza;
    o como el robledal, cuya grandeza
    necesita del agua y no la implora...
    Que muerda y vocifere vengadora,
    ya rodando en el polvo, tu cabeza!

    Almafuerte

    ResponderBorrar
  4. Una excelente pieza Ulschmidt, muy inspiradora. En fin, siempre paelante porque para atrás no cunde jaja!

    ResponderBorrar
  5. Gran texto, felicitaciones, revivio mis recuerdos.

    ResponderBorrar
  6. jaja chas gracias Wilson, ahora me parecen simpáticos, no así cuando andaba todo cagado. Pero igual me sirve de referencia cuando la cosa se me empieza a poner pesada. El nombre de mi amigo nn aparece en la entrada original ;)

    ResponderBorrar
  7. Gracias por compartir esas extraordinarias vivencias Tomás, las coincidencias de sus circunstancias con lo que me ha tocado vivir van bastante más allá de las estadísticas normales, una sincronía muy notable dirían los esotéricos. Sólo una diferencia, en el Itto. Chileno Norteamericano de Antofagasta me enamoré de dos compañeras al mismo tiempo. Después de varios años estrujando las bolsas de "La Rendidora" de Té Supremo y de usar un único y noble choquero, el péndulo se fue al otro lado y aterricé en el aeropuerto internacional de Auckland en Nueva Zelandia (1992), seleccionado en el programa de inmigración para profesionales, junto con mi novia, una brillante enfermera universitaria. En junio voy a la Exponor en Antofagasta y si todo sale bien, seguiré hacia el norte y lo invito a un expresso doble en Arica. Disculpe mi majadería, insisto en que usted puede ganar mucha plata simplemente publicando sus extraordinarias historias y columnas en Amazon, hay gente en Chile que vive sólo de eso. Un Abrazo desde la Capital de la República.

    ResponderBorrar
  8. Hay una línea muy delgada entre la supervivencia, la perseverancia y el azar.

    Un mendigo que duerme en la intemperie de Estación Central es perseverante, no hay ninguna duda; lo ha sufrido casi todo y, sin embargo, se levanta todos los días perseverando en su forma de vida.

    ¿Dónde está la diferencia entonces? ¿Basta con la perseverancia?
    Por supuesto que no. Cuando celebramos el éxito nos olvidamos del azar; nos olvidamos de esas amistades, de esa madre que puso la cara por nosotros; tendemos a glorificar nuestros éxitos casi (digo casi, porque hay gente honesta que reconoce que fue suerte) como consecuencia de nuestras aptitudes. El azar puede explicarse como una serie de coincidencias que nos sacaron del entuerto; pero tampoco es magia.

    Aquí es cuando las historias de Tomás Bradanovic, con esa nostalgia del mundo que se nos va; se transforma en "Don Tomás", nuestro querido "tío" del blog que tuvo suertes y supo aprovecharlas en su momento y, con todos los bemoles que se quieran, nos cuenta la experiencia del azar y la perseverancia. Esa es la enseñanza de vida que este blog transmite.

    Me gusta mucho la épica de "poner al mal tiempo buena cara"; pero eso funciona mientras todavía se puede comer; no existe eso de estar muriéndose de hambre por mucho tiempo. Es una idealización de la miseria y una fuerza inexistente del Ser Humano.

    En mi opinión, son factores coincidentes los que permiten sobrevivir y contar el cuento.

    ResponderBorrar
  9. Ernesto por supuesto que nos juntamos cuando andes por acá, para que veas por tus propios ojos que soy mucho más aburrido hablando que tecleando. Es cierto, hay a veces historias con sincronía, claro que si.

    Challenger, todo es suerte, TODO. Por unos pocos golpes de suerte es que yo no soy mendigo y claro que se puede vivir sin comer, o casi. Yo viví más de un año así gastando el equivalente de unos 200 pesos (actuales) al día, por algún lado tengo un papel donde llevaba esa cuenta, una marraqueta con dos tomates y mucha agua, pasé ene tiempo así, el miedo a pasar hambre es una tontera que sienten solo los que no han pasado hambre, no es romantización sino una realidad.

    Y aunque cueste creerlo, hasta los años 70 mucha gente casi no comía, y en un tiempo más, tal vez muy poco, vamos a volver a eso. Lo que pasa es que los que nacieron desde los 80 adelante han vivido en otro mundo, donde es extraordinario lo que antes era normal.

    Y al mal tiempo buena cara, siempre. No hay otra forma

    ResponderBorrar
  10. Otro detalle es que a veces he aprovechado oportunidades pero muchas más he perdido o dejado pasar, ya sea por flojera o miopía. Para que hablar con las minas cuando era un jovenzuelo jaja

    ResponderBorrar
  11. Yo no te digo que eso no haya sido verdad, sino que es imposible que haya sido verdad por tanto tiempo. Porque tendemos a olvidar el día a día; tanto es así que somos incapaces de detallar lo que hicimos la semana pasada, a menos que tengamos un diario de vida.

    Es como que yo te dijera., yo me crie con sopas Maggi; hubo mucho de eso, pero es insostenible. Y a principios de los 80, por lo menos para mi familia fue muy duro, pero, a pesar de no tener pan para la once (y ni siquiera pan duro para darle a los niños que pasaban pidiendo), no nos morimos de hambre.

    En fin, eso es una parte de la historia, no resta para nada los méritos personales y de la suerte. Cómo dices, la suerte es todo, o prácticamente lo es.

    ResponderBorrar

"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"