Tenía buenas razones. Mi abuelo era pelado y mi papá a los 18 años tenía una calvicie casi completa -debe haber sido una de las personas más feas que he conocido- como el asunto es hereditario la pelada es un fantasma que me ha acompañado toda mi vida. Pensé que me iba a llegar a los 40, a los 50 y a los 60. Hoy tengo 67 y todavía no me llega, pero estoy cada día más cerca.
Sin prisa pero sin pausa, el asunto avanza cada año. El Tomás Jr. me dice que nunca me voy a quedar completamente pelado pero no le creo nada, el espejo me dice otra cosa. Se que llegará el día que tenga que tomar la gran decisión de raparme completamente recién entonces podré respirar tranquilo. Hoy cambié mi foto de perfil en Facebook y en Twitter, me dicen que me veo jovencito... ahh, si supieran y me vieran de cerca.
Pero diablos y rediablos, en algún momento llegará el día que tome la difícil decisión de raparme y prometo colocar la foo acá mismo, hay que afrontar las consecuencias nomás. Y si lo pienso bien es todo una estupidez. Como todavía no tengo síntomas de cáncer ni nada por el estilo, me preocupo por tonteras. No tener problemas es en si un problema. Pero en fin, vamos al refrito de una vez
Huevo duro (publicado originalemte el 23 de octubre de 2011)
Hay que enfrentarlo, me estoy quedando pelado, calvo, cabeza de rodilla, llámenlo como quieran. Con el paso de los años no engordé como cerdo ni me arrugué como lechuga, todavía tengo firmes -por lo menos- los dientes incisivos y eso que me los lavo solo cuando me acuerdo, o sea casi nunca. En general llegué a los 56 razonablemente sano pero a los 60, si es que llego vivo, seré tan calvo como un huevo duro.
Hay que enfrentarlo, me estoy quedando pelado, calvo, cabeza de rodilla, llámenlo como quieran. Con el paso de los años no engordé como cerdo ni me arrugué como lechuga, todavía tengo firmes -por lo menos- los dientes incisivos y eso que me los lavo solo cuando me acuerdo, o sea casi nunca. En general llegué a los 56 razonablemente sano pero a los 60, si es que llego vivo, seré tan calvo como un huevo duro.
Esta irritante realidad, que más de alguna vez me ha molestado a la hora de quedarme dormido, me volvió a aparecer hoy leyendo un divertido artículo de Esquire -que buena revista- donde catalogan los distintos tipos de pelada.
1. La marea baja: cuando el mar se recoge deja grandes entradas por ambos lados, así se ve la cabeza de los que empiezan a quedar pelados a partir de las sienes dejando una península solitaria al medio, esa es la pelada de Jack Nicholson
2. El arrecife poco profundo: es la pelada que tengo yo y una de las peores, dependiendo de la luz y el ángulo pareciera que la cabeza está normalmente poblada pero de repente ¡sorpresa! se puede ver perfectamente a través de las pocas mechas que van quedando un cráneo pálido y despoblado. Un amigo peruano me dijo cierta vez ¡oye, a ti se te está desflecando el chullo! Como consuelo puedo pensar que es el mismo tipo de pelada que sufren los principes Felipe y Guillermo de Inglaterra, mal de muchos consuelo de tontos.
3. La laguna: es cuando empieza a aparecer un agujero cerca de la nuca, como la tonsura de los monaguillos, un espacio vacío, redondo, rodeado de pelos por todas partes. No es una pelada muy insidiosa porque hasta cierto punto se puede tapar con el resto del pelo, en caso extremo uno podría evitar darle la espalda a nadie, sentarse junto a la pared, jamás agachar la cabeza, etc. y con algo de suerte nadie se daría cuenta.
4. La bahía: es la pelada más insidiosa de todas, la tenía mi padre a los 16 años igual que mi abuelo, así es que es mi negro futuro y estoy condenado a sufrirla. Consiste en que todo el cráneo queda vacío de pelos y solo permanece un anillo rodeando la cabeza. Hay muchos ejemplos de esta pelada: Alberto de Mónaco, John Malkovitch, en Chile tenemos a Roberto Méndez o el insoportable pelado Gniecco. Los que tienen esta pelada lucen antipáticos, hagan lo que hagan ¿por que no se afeitan la maldita cabeza de una vez?. Ah, pensándolo bien, Marcelo, uno de mis amigos más queridos tenía una perfecta pelada de bahía. Retiro lo dicho.
Lo más machote y digno es dejar que se caiga lo que se tiene que caer y que se quede lo que se tiene que quedar, para eso hay que ser capaz de aceptar que se está perdiendo la apariencia regular que alguna vez tuvimos, es un duro esfuerzo de estoicismo pero se puede. Claro que hay muchas alternativas indignas a las que puede recurrir alguien que se está quedando pelado.
La peor de todas es arreglarse el pelo que le queda para tapar los espacios en blanco, recurriendo a la gomina o el gel a lo Donald Trump, ai quieren ver ejemplos busquen en Google la palabra "comb over". Cuando entré a la universidad y me cortaron el pelo yo lo hice, Dios me libre de caer de nuevo en eso. Casi igualmente indigno es usar una tupé o peluquín, espero no llegar jamás a algo así.
También es indigno y afeminado, en mi escala de valores, pedir consejo en la peluquería o pedir un corte de pelo especial que disimule el desastre. Yo todavía sigo las nobles y antiguas tradiciones para cortarme el pelo: busco a una peluquera con cara de ninfómana -jamás me corto dos veces seguidas en el mismo lugar- me siento y cuando m pregunta "como quiere que le corte" yo le digo "haga lo que quiera, lo dejo en sus manos", siempre tiene buen efecto aunque a veces cuando termina de cortarme se siente un poco apenada. Total, mi amigo el Matute me enseñó que todas las peluqueras son buenas en la cama, no seré yo quien discuta esa sabiduría. Ah ahora recuerdo que tengo una amiga que es peluquera, muy linda y casada, de nuevo retiro lo dicho porque no quiero morir tan joven.
Otra indignidad -en la que también yo he caído- es comprar productos contra la calvicie. Primero compré minoxidil y después probé con finisteride, pero ambos costaban una pequeña fortuna y eran tratamientos de por vida. Mi natural avaricia fue mucho más fuerte que mi miedo a quedarme pelado.
Finalmente está la alternativa de afeitarse la cabeza, tal como hizo Bruce Willis o Kojak. Pero eso de estarse preocupando por mantener la cabeza afeitada me parece -vamos- vanidoso y un poco fleto igual. Que diablos, tal vez tendré que enfrentar el desastre tal como mi amigo Marcelo, o como el Bambino, o como el Tony Caluga, no queda otra, apechugar como valiente nomás. Hasta mañana.
No sé cómo decirlo, pero si a esta edad todavía no te quedas pelado, probablemente ni el sarcófago lo impedirá.
ResponderBorrarAunque parezca algo secundario, desde muy chicos tenemos "problemas con el pelo". Después, en la adolescencia, casi todos pasan por ese periodo en que "hay que afeitarse" para después con los años descubrir que no es ninguna gracia tener que hacerlo.
Cuando me llevaban a la peluquería o de visita, siempre el comentario era "es que tiene dos remolinos". Eso era casi sinónimo a tener el 666 en la nuca como el niño de la película La Profecía; difícil de peinar y, al parecer, predestinado a ser desordenado por decir lo menos.
Incluso con los dos remolinos, el poco pelo y fino, como siempre comentaba coqueto el peluquero del persa donde iba, a los 15 tenía la pinta entre Elvis y Marlon Brando, pero la "belleza" duró poco.
Como a los 20, un día llegó un amigo con una máquina para cortar el pelo que se había comprado, y no se nos ocurrió nada mejor que probarla rapándonos; cosa que hice costumbre. A la 2da o 3ra vez, me quedó "la bahía" para siempre.
Contrario a lo que muchos pudieran pensar, nunca le di mayor importancia. Además, como nunca me creció rápido el pelo, cada 4 meses o más paso por lo que llamo la "sesión de belleza" donde yo mismo me rapo y de ahí me crece lentamente parejito. De las canas hablamos otro día.
La ventaja es que no tienes que ir a la peluquería y no gastas en shampoo ^_^
Me acabo de dar cuenta que me equivoqué de día y publiqué el refrito del sábado un viernes. Eso solo le puede pasar a alguien que es muy ocioso, que no lleva la cuenta en qué día de la semana está viviendo.
ResponderBorrarChallenger, tienes razón, es un asunto secundario que no tiene ninguna importancia, lo que a mi me molesta es que me cueste tanto tomar la decisión de raparme, envidio a los que lo hacen sin ningún problema como lo hiciste tú. En fin, ya llegará el momento de la verdad jaja. ¡a cada pavo le llega su día de acción de gracias!
"No hay guaton que sea mala gente ni pelao que sea sinverguenza" Cantaba el Temucano, Aun no conocia a Jadue ni a Rojas Vade...
ResponderBorrarEn todo caso no hay monos pelados, mientras mas nos alejamos mas lampiños. Ergo no somos simples pelaos, somos mas adelantados. : :-)
Sin contar que a los pelados NOS SOBRA tetosterona!!!
ResponderBorrarSin contar que a los pelados NOS SOBRA tetosterona!!!
ResponderBorrarMi mujer se preocupó un poco de eso cuando nos casamos. Quería evitar un deterioro mayor anunciado por tempranas entradas. Compraba productos y me los fregaba en la cabeza. Usó uno que aquí es mítico "Espíritu de petróleo Cabral". Un unguento arcaico, tipo medicina de cuentero ambulante del siglo 19, que probablemente aceleró todo proceso de calvicie posible. Luego pasó a un preparado verde, en base a ortigas, que supuestamene estimulaban las glándulas del cuero cabelludo. Lo cierto es que picaban bastante y a ella le parecía que si hacía sufrir era bueno. Sobre todo si el que sufría era yo..
ResponderBorrarAl fin se dio por vencida. Fue hace décadas, diría que la calvicie se viene desarrollando lenta o gradualmente, no fue un caso crítico. Aún uso el peine. Uls
jajaja ¡unguentos! "Espíritu de petróleo Cabral" Ese si que es nombre. Bueno, yo también -pese a mis temores- tengo que peinarme todavía, pero en fin, en dos años más si que me rapo, si es que no junto valor y me decido antes.
ResponderBorrarDe muchacho le decía a mi madre: “Madre, porqué no saqué sus ojos” y ella me decía: “Es cierto, tus ojos son los de tu padre, pero tu pelo es el mío y un día lo vas a agradecer más que mis ojos claros”. Así nomás es. Saqué el imbatible pelo de mi madre y la pelada no es tema para mi.
ResponderBorrarEn este mundo hay suertudos y Marcelo Jorquera. Igual no se por qué le pongo tanto, si no es gran cosa que me quede pelado ahora que estoy mucho más feo que antes, lo que en realidad me molesta es que no me atrevo a raparme, yo que me creía "Juan sin miedo" arrugo frente a una afeitadora
ResponderBorrarJaja. Lo divertido es que de niño, me cortaban el pelo “a lo colegial” y me pusieron el apodo de “el pelao”.
ResponderBorrarTodos mis amigos de entonces tienen cualquiera de las versiones de pelada que tu enumeraste, pero “el pelao”, sigo siendo yo. El único con pelo completo.
La suertecita, a mi me dicen pelao (pelaito cuando andan curados y cariñosos) desde que entré a la universidad en 1978, en ese tiempo ya se me veía el casco cuando soplaba el viento. No es común conservar la peluca intacta con el paso del tiempo.
ResponderBorrarA todo esto recuerdo un peluquero chino que me cortaba en Viña cuando era chico ese maldito corte "colegial", me dejó traumado por muchos años. A partir de los 80, un compañero de la U me convenció que todas las peluqueras eran buenas en la cama, así es que estuve años peregrinando por un montón de peluquerías para probar suerte, nunca cayó alguna. Después -y hasta el día de hoy- me empecé a cortar donde don Luis, de la peluquería "Cristian" en Patricio Lynch, que era el peluquero del Tomás Jr. Todo ariqueño neto que se respete se corta el pelo allí, varias generaciones desde hace décadas, es una fiesta ir a cortarse el pelo allá además que uno se encuentra con medio Arica.