Una vuelta por el cementerio de Azapa

Hacía tiempo que estaba por ir al cementerio de San Miguel de Azapa para tomar las medidas de la base de la tumba del McDonnell, porque desde que la instalé pensé que necesitaba cubrirlas con una cerámica que tengo por la casa, también tengo la cortadora y solo me han faltado las ganas.

Pero en fin, ya fuí a tomar las medidas después de muchas postergaciones, más adelante cortaré las cerámicas, compraré una bolsa de bekron preparado para pegarlas y -cuando junte ganas de nuevo- me iré a pegarlas. A ver como me queda, el otro día cubrí una mesa con cerámica y quedó OK, así es que no veo que podría salir mal esta vez.

Solo tengo que vencer mi irremediable flojera. Una vez el McDonnell me preguntó si me iría a dar una vuelta por su tumba después que se muriera y yo le dije sin pensar mucho que ni muerto, el muerto al hoyo y el vivo al bollo. 

Como noté que no le hizo mucha gracia mi jocoso comentario, le dije que no, que era broma y lo iría a tirar unas cervezas a la tumba de vez en cuando. Esta es la tercera vez que voy desde 2021 cuando se murió. 

En realidad no le veo ningún objeto a eso de visitar a un muerto, pero quiero mantener bien la lápida por si a su mujer o a su hija se les ocurre venir algún día a echarle un vistazo. Yo les mandé un video cortito de la tumba y les encantó el lugar.

La lápida de mármol me la regaló un amigo que me hizo algunos arreglos de la casa, al que le encargué que le hiciera el marco de fierro y la base de cemento. La mandé a grabar acá en el cementerio y fue una hazaña subir todo el cerro e instalarla. Mi amigo y su ayudante se ganaron las lucas con mucho esfuerzo.

Me acordaba del funeral, que habría sido bueno para hacer una película. Me dejaron el ataud en la entrada y los panteoneros lo tuvieron que llevar hasta la punta del cerro a pulso, eran cuatro, yo y dos perros, los mismos que salen en este video porque viven en el cementerio.

Fue un funeral de película, nada de lamentos ni nadie triste, me puse una de las poleras de Playboy que me dejó en herencia, le pasé 10 lucas a los panteoneros para que se tomaran un refresco y me mandé a cambiar, todo muy espartano.

Nunca me han gustado los cementerios, pero este de San Miguel es la excepción. Es un lugar muy bizarro y bonito a su manera. Sobre todo es un lugar muy alegre, nunca he visto a alguien triste o llorando en su tumba, todo lo contrario, el cementerio es lugar de grandes celebraciones.

El 1 de noviembre, que acá se celebra el día de los muertos y se hace una gran fiesta, que en sus mejores años juntaba a miles de personas. Esto es una de las muchas cosas raras de este cementerio porque acá no viene nadie a llorar, todo lo contrario. En este video se puede ver algo sobre la fiesta, o en este otro hecho por mi amigo Manriquez de Arica es Bacán.

Incluso en un día cualquiera. como el domingo que yo fui, llega una familia con su banda de bronce, muchas cervezas. pisco o lo que sea y se toca la música estridente , bailan y hacen bromas pesadas sobre el muerto y su familia.

Tengo entendido que en Mexico también se hace una gran celebración para el día de los muertos, pero es totalmente diferente a la nuestra porque acá se celebra a los vivos que hacen un asado y se divierten recordando al difunto tal como si estuviera entre ellos.

Creo que buena parte de esas tradiciones son muy bolivianas, por ejemplo tenemos las alasitas, que son miniatiras que tienen mucho que ver con costumbres que vienen de mucho antes de los aimaras. Las momias de la Cultura Chinchorro, casi nueve mil años antes de Cristo ya enterraban a sus muertos rodeados de estas miniaturas.

Yo no he ido nunca para el 1 de noviembre porque me apestan las multitudes y la bulla, pero si en una de esas los amigos se animan demás me iría para allá cargado de botellas, porque el cementerio es zona liberada para el alcohol, uno se puede emborrachar allí y nadie le pondrá ni un problema, a diferencia de cualquier otro lugar público en Chile.

Cerca del cementerio, al otro extremo de San Miguel está el Museo Arqueológico de San Miguel de Azapa, que es muy interesante. especialmente porque está construido en el mismo lugar de donde sacaron buena parte de las piezas que exhiben.

La antiquísima data del cementerio viene de los estudios arqueológicos que notaron los "tumulos" de la época clásica Alto Ramirez, entre el año 600 A.C. y el año cero, como se puede leer en el artículo escrito -entre otros- por mi amigo de Internet el arquólogo Álvaro Romero.

La etapa Alto Ramirez al parecer es donde comienza el sedentarismo y la agricultura en nuestro valle, cuando los que eran cazadores y pescadores comienzan a asentarse en comunidades. Los túmulos funerarios se estima que fueron sitios ceremoniales. existen en una amplia zona costera desde Moquegua en el norte hasta Cobija por el sur.

Los túmulos se hacían apilando capas de segmentos vegetales "esterilizados y limpios". En el túmulo más grande uno puede ver a simple vista estas capas. Leo en el artículo:

Las especies vegetales de cada capa se disponen siguiendo un mismo orden interno. El orden de disposición de la mayoría de las capas vegetales es el siguiente: Primero, la base de cada capa vegetal estuvo compuesta por ramas y raíces gruesas de al menos 1 cm de diámetro, pertenecientes a yuca, sauce y chilcas. Segundo, le siguen ramas más delgadas orientadas horizontalmente, que pudieron corresponder a algodón, pallar y poroto. Finalmente, una densa capa de hojas sellan cada capa vegetal, correspondientes a achira. Esta cuidadosa distribución interna de las capas vegetales demuestra que la construcción de los túmulos se realizaba bajo un plan bien definido. Las capas vegetales, que en el caso del Túmulo 8 abarcaron al menos 12 m2, fueron preparadas en un área de actividad determinada y posiblemente especializada, para luego ser trasladadas al túmulo, trabajo que debió realizarse en forma colectiva.

Para las capas de arena, se puso especial cuidado en incluir materiales limpios y estériles, es decir, no contaminados con restos de basuras domésticas o de otra índole. Posiblemente, la arena se extrajo de las laderas del valle próximo a los túmulos. Es probable que la especial selección de áridos colocados entre las capas vegetales tuvo como finalidad impedir la pudrición de los elementos orgánicos por medio de un rápido desecamiento de las plantas y con esto conservar la forma y tamaño original del monumento.

Díganme si no se trata de un cementerio muy especial. Pero lo más singular de todo es que pasaron siglos y se siguieron enterrando personas en el mismo lugar, sin interrupción, eso le da el carácter de cementerio inmemorial.

En fin, si a alguien se le ocurre andar por estos lados le recomiendo que no se pierda una visita a este bizarro cementerio y al Museo Arqueológico que está casi al lado, dos visitas que realmente valen la pena. Y de paso le echan una rociada de cerveza a la tumba del McDonnell. Cerca de la entrada del cementerio hay una botillería de emergencia que abre todo el año.

P.D. y antes de irme pasé a ver el nicho donde está mi viejo perro amigo y compañero el Pepe Drago, de mis gloriosos años de la universidad, saludos para él también.