11 julio 2010

El beber me llama


Me escribe mi amigo el arquituerto Marco Antonio Diaz:

Joven Tomás:
Como fervientes devotos del pulpo Paul hicimos una paella para la previa... unos pulpos al olivo hubiese sido una herejía!!
Adjunto fotos... la última es la porción que te estaba esperando.


Ah pero anoche yo tenía un compromiso anterior donde Oscarini, y ahí estuvimos arreglando los problemas mundiales y discutiendo sobre la importancia del agua en la navegación y del aire en las pelotas de fútbol, al calor de un ron Matusalen y una chorrillana a la iquiqueña. La naturaleza es sabia, yo no se ni freir un huevo pero tengo puros amigos buenos para la cocina, el Oscar cocina muy bien y Marco hace una paella que ya es famosa en Arica ¡con esos amigos si que no se pasa hambre!.

Miren este buen texto de Mario Vargas Llosa, es de su libro El Pez en al Agua:

Pero la verdadera razón del fracaso matrimonial no fueron los celos, ni el mal carácter de mi padre, sino la enfermedad nacional por antonomasia, aquella que infesta todos los estratos y familias del país y en todos deja un relente que envenena la vida de los peruanos: el resentimiento y los complejos sociales. Porque Ernesto J. Vargas, pese a su blanca piel, sus ojos claros y su apuesta figura, pertenecía o sintió siempre que pertenecía, lo que es lo mismo a una familia socialmente inferior a la de su mujer. Las aventuras, desventuras y diabluras de mi abuelo Marcelino habían ido empobreciendo y rebajando a la familia Vargas hasta el ambiguo margen donde los burgueses empiezan a confundirse con eso que los que están más arriba llaman el pueblo, y en el que los peruanos que se creen blancos empiezan a sentirse cholos, es decir, mestizos, es decir, pobres y despreciados. En la variopinta sociedad peruana, y acaso en todas las que tienen muchas razas y astronómicas desigualdades, blanco y cholo son términos que quieren decir más cosas que raza o etnia: ellos sitúan a la persona social y económicamente, y estos factores son muchas veces los determinantes de la clasificación. Ésta es flexible y cambiante, supeditada a las circunstancias y a los vaivenes de los destinos particulares. Siempre se es blanco o cholo de alguien, porque siempre se está mejor o peor situado que otros, o se es más o menos pobre o importante, o de rasgos más o menos occidentales o mestizos o indios o africanos o asiáticos que otros, y toda esta selvática nomenclatura que decide buena parte de los destinos individuales se mantiene gracias a una efervescente construcción de prejuicios y sentimientos desdén, desprecio, envidia, rencor, admiración, emulación que es, muchas veces, por debajo de las ideologías, valores y desvalores, la explicación profunda de los conflictos y frustraciones de la vida peruana. Es un grave error, cuando se habla de prejuicio racial y de prejuicio social, creer que éstos se ejercen sólo de arriba hacia abajo; paralelo al desprecio que manifiesta el blanco al cholo, al indio y al negro, existe el rencor del cholo al blanco y al indio y al negro, y de cada uno de estos tres últimos a todos los otros, sentimientos, pulsiones o pasiones, que se emboscan detrás de las rivalidades políticas, ideológicas, profesionales, culturales y personales, según un proceso al que ni siquiera se puede llamar hipócrita, ya que rara vez es lúcido y desembozado. La mayoría de las veces es inconsciente, nace de un yo recóndito y ciego a la razón, se mama con la leche materna y empieza a formalizarse desde los primeros vagidos y balbuceos del peruano.

Es un párrafo muy largo, extraño al estilo de Vargas Llosa y es uno de sus peores libros, en mi opinión al menos, pero explica de manera extraordinaria la enfermedad nacional por antonomasia que -en mayor o menor medida- sufrimos en toda América Latina, la costumbre de mirar en menos a los demás y de ser serviles con los que creemos superiores. Que hacer, esa si que es una verdadera enfermedad social.

Estoy de cabeza trabajando en mi tesis, así es que no escribo más por ahora, el deber me llama, y más tarde el beber me llama en la casa de Grg y Judy, para eso están los amigos ¿no?. Hasta mañana.

4 comentarios:

  1. Es que antes hubo una vieja sociedad de castas española - y antes, probablemente, una vieja sociedad de castas incaica - y la ilusión liberal de las revoluciones del XIX que hablaban de igualdad ciudadano encubrían una realidad muy distinta. Para colmo nos salen cosas como el evomoralismo, que en vez de corregir empeora.

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  2. Si, que contraste entre lo que dicen y lo que hacen, fíjate que en nuestros países se abolió la esclavitud mucho antes que en USA y sin embargo seguimos divididos hasta ahora entre abusadores y resentidos, que macana más grande.

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  3. Ah porque nuestra solución es sexual. Consiste en que la mujer bonita de casta inferior se casa o al menos se reproduce con el varón de casta superior y tiene hijos de mayor nivel. Esto empezó cuando los españoles tomaron a las indias y sigue así. Entre nos se cultiva el desprecio a los propios o a los propios que son mas oscuritos a uno mismo. El orígen profundo del chaqueteo es eso. Entre los anglosajones, en cambio, el producto mestizo no sube de categoría sino que desciende, se equipara a la casta del procreador inferior.
    Matematicamente y para su modelación:
    sistema latino
    NEGRO < MESTIZO < BLANCO
    sistema sajón:
    NEGRO = MESTIZO < BLANCO

    El sistema nuestro además es el más normal y viejo del mundo porque siempre los conquistadores eran mayoría varones que tomaban a las mujeres de los vencidos y procreaban criollos que ascendían en la escala social. Esos puritanos medio maricones del Mayflower en cambio trajeron a sus propias esposas y desarrollaron un racismo mucho más cerrado.

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  4. Que buena observación, en los siglos 19 y 20 llegaron muchos ingleses a Valparaíso y los que se casaron o tuvieron hijos con chilena se asimilaron y se chilenizaron completamente, así estamos llenos de gringos Hill, Gibbs, Taylor que al final terminaron más chilenos que los porotos.

    Los criollos de españoles o italianos en cambiosiempre fueron mucho más aspiracionales y hasta el día de hoy se siguen sintiendo -de algún modo- socialmente "superiores", es curioso y muyexacto, tal como dices.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"