08 noviembre 2010

Un hombre, un voto

La prioridad política es sencilla y explica muchas cosas que nos parecen ilógicas en los asuntos del gobierno. Incluso se puede explicar en una frase cortita:

Cuando un político tiene que priorizar una lista de problemas siempre hay algunos que están en el primer lugar, sobre cualquier otro: son los problemas que sirven para llegar o mantenerse en el poder.

La prioridad política además es lógica ¿como podría funcionar un político si no tiene poder? incluso los que posan de desinteresados como Ghandi o Clotario Blest necesitan del poder desesperadamente, porque sin él no pueden funcionar, no logran nada. Un político sin poder es como toro sin su tora, como chancho sin su barro, como un buque sin agua. No sirve.

Esta cuestión tan evidente es casi desconocida para los que nos movemos fuera del mundo de la política. Por eso los políticos son incomprendidos y hasta despreciados por los votantes, que creemos que su principal prioridad es el bienestar de los demás, remediar las injusticias o cosas por el estilo.

Y no es que los políticos busquen el mal o no les interese el bienestar de los votantes, todo lo contrario, estoy seguro que hasta los más deshonestos desean con sinceridad que la gente mejore su nivel de vida porque eso a ellos mismos les conviene, pero lo primero es lo primero. Es simplemente un asunto de prioridades.

Y ocurre que cuando un político se enfrenta a estos problemas de decisión, por lo general lo que les permite llegar o mantenerse en el poder es exactamente lo contrario de lo que produce bienestar a las personas. ¿Pero no debería ser al revés? ¿no debería ser que la gente vota por aquellos que hacen lo que les trae bienenstar? Claro que si, pero en el país de las maravillas. Para eso se necesitaría que la gente que vota fuese capaz de mirar a mediano y largo plazo, se de cuenta de que es lo que realmente le conviene, sepa reconocer la demagogia y en fin, tenga cierto nivel mínimo de sentido común o inteligencia.

Pero ya sabemos que la regla de Pareto es implacable 80% de idiotas versus 20% de vivos, lo que coincide con la manera como se distribuye la riqueza en casi cualquier sistema económico. Si tenemos "un hombre un voto" el 80% será quien coloca y saca a los gobernantes. Es un problema sin solución y la prioridad política seguirá reinando en el mundo.

Por eso no vale la pena calentarse la cabeza, la prioridad política es así, siempre sigue la regla del 80-20 y, a propósito, he estado leyendo varios buenos libros sobre economía del bienestar que es muy entretenida, con eso tendré para aburrirlos por algún tiempo. Hasta mañana.

2 comentarios:

  1. yo no creo en la falacia de un hombre un voto

    prefiero un territorio un voto


    :-D

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  2. Ah pero ahi estaríamos A MERCED de los huasos con camioneta, como el Dr. Nervio jaja!

    A mi me simpatiza la monarquía absoluta, tienen varias generaciones para desarrollar sus ideas y si la gente se aburre los manda a la guillotina y elige a Napoleón como empreador, sweet!

    Solo bromeo, no tiren piedras todavía.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"