(Justine, El Cuarteto de Alejandría, Laurence Durrel)
La tarde de viernes está calurosa, pero corre una brisa muy rica. En mi peak de aburrimiento pensé en Alejandría y me acordé del libro Justine de Laurence Durrell, me dieron ganas de leerlo de nuevo. Pero una vez presté la casa rodante donde tenía toda mi biblioteca y los libros no los vi más, me aseguraron que estaban bien guardados pero igual no los volví a ver. Bah, para eso está Internet, no me demoré nada en bajar el libro y leerlo otra vez. Antes de Internet perder mi biblioteca habría sido una tragedia.
La novela de Durrel es extraordinaria y siempre me han pasado cosas raras con ella, llegó a mis manos de una manera extraña y años después la volví a encontrar sobre una estufa, en la oficina de un burócrata menor del Ministerio de Justicia de Santiago, bueno, son cosas interesantes para mí nomás, no veo como podría contarlas. Es una serie de cuatro libros pero Justine es -para mi gusto- el mejor de todos.
Retrocedo paso a paso en el camino del recuerdo para llegar a la ciudad donde vivimos todos un lapso tan breve, la ciudad que se sirvió de nosotros como si fuéramos su flora, que nos envolvió en conflictos que eran suyos y creíamos equivocadamente nuestros, la amada Alejandría.
Ah que novela más buena, cada vez que leo algo sobre el norte de Africa me acuerdo de este libro, igual que de La Peste de Albert Camus y lo relaciono con Arica, somos igualito a Casablanca o Alejandría, lástima que no tenemos un Kafavis para que nos cante.
Ando enojado porque me deben plata, cuando tomé desayuno el pan se me atragantaba en la garganta pensando que me deben plata, lo mismo al almuerzo, anoche no podía quedarme dormido, es algo que me molesta más que una espina en el pié. Igual que cuando duele una muela y uno la mueve con la lengua a cada rato para ver si todavía sigue doliendo. No voy a dormir tranquilo hasta que me paguen, o hasta que me convenza que no me van a pagar. Aunque sea un peso o varios millones, el malestar sordo es el mismo.
No se trata de plata prestada, muchas veces he prestado plata y jamás espero que me la devuelvan, porque desde el momento que uno presta se tiene que olvidar, como decía mi amigo el Pepe los favores son gratis. Pero muy distinto es cuando hago un trabajo, convenimos un precio y cierta fecha y no me pagan. Para mi ese es el peor insulto. Diablos, si no me pagan, la terrible y eficiente maldición gitana de los Bradanovic caerá sobre sus cabezas, aun contra mi voluntad, es inevitable, después no se quejen. Podría contar historias terribles al respecto.
Había dejado de leer a Ray Bradbury hace años, antes me gustaba muchísimo pero me terminó apestando con esos malditos cuentos de ciencia ficción, ahora estoy empezando de nuevo. Junto con bajar Justine encontré Zen en el arte de escribir, es un buen libro donde cuenta como ese asunto de escribir algo todos los días se pasa a convertir en una necesidad. Como sé que muchos de los habituales de este Club de Ociosos les gusta leer y tal vez escribir les dejo este link para que lo bajen, léanlo si quieren perder un buen rato haciendo nada como corresponde a la gente de bien que no se preocupan por asuntos pedestres. Además miren que buena esta linea que encontré:
No digo que haya vencido, pero cuando fui a colgar los guantes, tenían manchas de sangre.
(Ray Bradbury, Zen en el arte de escribir)
Me gustó la frase, hasta mañana.
PD. Ah, se me olvidaba el cambio de gabinete
Bueno, cambiar a autoridades es una especie de derrota, el reconocimiento que eligieron mal o algo así. Yo creo que los gobiernos deberían ser bien conservadores en ese sentido a menos que los pillen robando. A propósito lo del puente de Concepción siempre me pareció medio trucho ¿por que negarse a la ley de transparencia invocando un legalismo? me parece raro e innecesario, no había nada de seguridad nacional involucrado. Me recordó un caso parecido con SERLOG, una empresa super rara que hace contratos con el Ejército y también negaron el acceso a la información pública en un caso parecido ¿estarán haciendo negociados? Si se niegan a entregar información en esas circunstancias, la pregunta parece muy válida.
Pero los cambios yo los veo como una reacción medio histérica por la baja de popularidad. Muy difícil la situación de Goldborne que está pagando el precio de la fama: del gobierno le piden ropa prestada y le exigen que gaste su capital de aprobación apoyando causas impopulares, desde la oposición buscan mil y una maneras de botarlo. Francamente no lo envidio.
Los cambios en Energía, Transportes y Trabajo los encuentro innecesarios, reacción histérica nomás, mala señal del ejecutivo. Ahora si, hasta tomorrow.
En general cuando me toca que alguien no me paga - lo que ocurre - trato de verlo estadísticamente. Diluído en el tiempo parece de menor impacto. Aprendo que a ese tipo no hay que fiarle, fue casi una inversión. Y tengo todo derecho a defenestrarlo por los siglos de los siglos. Desde luego, cuando estaba esperando los billetes, estos son todos consuelos menores.
ResponderBorrarAh Ulshmidt si no es por la plata. Bah, ¡claro que es por la plata! pero bueno, no solo por eso, es como un insulto. Creo que la única forma de insultarme realmente es no pagarme por un trabajo, esd lo único que realmente me enoja.
ResponderBorrarTal vez por eso le pasan cosas tan horribles a los que no me pagan, incluso cuando a mi se me ha olvidado me entero por casualidad de lo que le pasó. Deben ser poderosas las malas vibraciones que mando jaja