Bon apetit

El causeo de aceitunas, es un extraño plato que se le ocurrió a Daniel para comer de aperitivo acompañando las cervezas. Lleva aceitunas sevillanas chicas, cebolla en pedazos, perejil y cilantro, mucho aceite de oliva y un poco de vinagre. Queda rico pero es complicado de comer, creo que para la otra mejor le sacamos los cuescos a las aceitunas primero.

Anoche nos estuvimos comiendo un costillar con chorizos con los amigos en la parcela del pueblo y al volver a la casa me fumé un puro, que me cayó bastante mal, ahora ando con dolor de estómago y un conato de resfrío veraniego, espero que no pase a mayores. Por si acaso no pienso hacer absolutamente nada hasta que me sienta bien de nuevo. La inactividad debe ser el mejor remedio, ah, también estoy tomando mis cápsulas de uña de gato que supuestamente sirven para cualquier cosa.

El invierno altiplánico y La Niña nos tienen con unos días extraños y pegajosos, todo está muy húmedo, hay nubes y llueve con sol, igual que en el trópico. Bueno, decir "llueve" a las pocas gotas que caen es una exageración, pero igual, no es un clima agradable, aunque lo prefiero mil veces a los deprimentes días de invierno.

Al final todas estas cosas raras que pasan con el clima son para entretenerse en la ciudad donde nunca pasa nada. Cada año al llegar enero nos preguntamos si será un año seco o mojado, recuerdo que tuvimos más de siete años sin que bajara el río San José y los niños se olvidaron que por ahí pasaba agua, los vagos improvisaron chozas en el cauce y todos pensamos para que diablos hacían puentes si mejor era rellenar la maldita zanja. Cuando finalmente bajó el río toda la ciudad fue a ver como corría el hilito de agua.

El año 2000 llovió como un mes sin parar en el altiplano, el río bajó con tutti inundando a media ciudad, arrasando puentes y barriendo la línea de ferrocarril a La Paz. El alcalde Valcarce recién había asumido y entonces contrató un negocio de maquinaria pesada que al final le costó la alcaldía y buena parte de su futuro político. Es irónico que habiendo pasado tantas cosas raras durante los períodos que fue alcalde terminara cayendo por algo que probablemente fue inocente.

En política la honradez no paga, el primer período de Valcarce fue extraordinario: llenó la ciudad de áreas verdes, contrató al famoso guatón Camán para que mantuviese limpias las playas y un ejército de limpiadores pasaba toda la noche dejándolas flamantes ¡hasta el loco Vadulli ayudaba a limpiar!. Pero en algún momento el diablo empezó a meter la cola, llegaron algunos artistas de Santiago y todo se empezó a corromper. Que diablos, es el sino ariqueño.

El río San José es -sin duda- una de las curiosidades de Arica, junto con la tumba del Pirata Drake, la Cueva del Inca, la campana de oro y tantas otras cosas raras de este disparatado pueblucho, siempre he estado por reescribir el Diccionario de Curiosidades, el Diccionario de Vanidades, el Manual del Cazachicas o La Autopsia del Ariqueño Neto, pero como buen hijo de la pachamama me da flojera y es casi seguro que no lo voy a hacer jamás. Esos han sido las cuatro cosas que más me han divertido de hacer, y todos dejados a medias como buen ariqueño.

En fin, creo que el resfrío no me deja escribir tranquilo. Mejor lo dejo hasta aquí nomás. Hasta mañana.

PD estoy haciendo un índice de todos los parcelazos y fiestas con comida que hemos hecho en Arica, me falta ubicar muchos, pero los que llevo hasta ahora los pueden ver AQUI. Bon apetit