Nunca había visto -ni volví a ver- algo parecido. Los autos rebotaban en el piso como si fueran de juguete, las mujeres gritaban que se estaba acabando el mundo y se arrodillaban a rezar en la mitad de la calle. Mi cuñado llegó corriendo a la casa con un zapato menos, pero era tan grande el caos que ni se había dado cuenta.
Al lado de mi casa había un típico cité o conventillo, de esos como la vecindad del Chavo, con un largo pasillo, un patio central y una serie de minúsculas casitas de uno o dos ambientes. En esos años gran parte de la clase media baja vivía en lugares como ese, eran como pequeñas ciudades dentro de la ciudad, recuerdo perfectamente a cada uno de mis vecinos.
Había una vecina rubia, su marido trabajaba en una mina fuera de Santiago y ella, que se enorgullecía mucho de su voz, pasaba cantando a voz en cuello, todo el día la misma canción de Lily Fuentes:
Hay un secreto en mi vida
una pasión me devora,
ya no hay consuelo en el alma mía
mis ojos mueren de llorar...
Como te extrañan mis brazos
mis labios buscan tus besos
y en el silencio mi embeleso
es adorarte más y más...
En el cristal de la fuente
compone la lluvia una triste canción,
llegó el otoño y mi corazón
en oro viejo trocó....
Es como si la estuviera escuchando, me acuerdo clarito. Mi mamá cuando andaba de broma se ponía a aullar cuando cantaba, durante un tiempo no se hablaban y después muy amigas. Cuando fue el terremoto se conocieron dos importantes secretos que nos dieron tema de chisme y bromas por varios años, porque de la casa de la vecina cantante salieron en paños menores ella con un joven y fornido vendedor, también vecino, que andaba siempre de terno, sombrero, cuello y corbata. Era un verdadero figurín.
Resulta que el vendedor salió en calzoncillos y no era para nada fornido, sino que su terno tenía grandes rellenos en los hombros, entonces mi mamá le puso "Charles Atlas" y así lo conocimos todos aunque al poco tiempo se esfumó del barrio. Pero no tenía de que preocuparse, porque todos los vecinos guardamos el secreto y el marido jamás llegó a saber que durante su trabajo en la mina su fiel esposa no solo cantaba sino que además le comían la color.
Hicimos muchos chistes sobre eso, incluso mi mamá decía que la vecina cantaba mejor mientras estaba en pleno romance, para no gritar, y ni siquiera desafinaba. En fin, fue un tremendo terremoto, todo el barrio se vino abajo, no solo nuestra casa y fuimos "erradicados" a la naciente población Santiago, creo que hoy se llama la Villa Francia o Gabriela Mistral, no estoy seguro, pero en esos años era el lugar más bravo de Chile.
Por alguna razón nunca le he tenido demasiado miedo a los terremotos, la mayoría de los que he pasado no me asustan ni un poquito y eso que yo soy bien cobarde para otras cosas como las alturas o las inyecciones. Pero lo que me preocupa es que me pille en un edificio en altura. Estoy muy contento de no hacer clases este año en la escuela de negocios de la universidad, porque el edificio es una trampa mortal en caso de temblor y no me haría ninguna gracia morir aplastado.
Hoy amanecimos con la noticia del terremoto en Japon con tsunami, incendios y miles de muertos. El mundo es un lugar peligroso, incluso en el desarrollado Japon, me contacté con mi amigo John M. que vive con su señora en Kioto y es uno de los regulares de este Club de Ociosos, me dijo que -menos mal- allá no pasó nada, que alivio. Ahora estamos esperando la ola que puede llegar alrededor de las 23:30 hrs, otro regular, Stuart me escribe desde Nueva Zelanda para preguntar si estoy bien, claro que si, no podríamos estar mejor. Cuando venga El Grande ahi si que será otra cosa.
Ah se me quedó pegada la canción, es como si estuviera escuchando a la rubia de mi vecina...
Muy bueno su relato de la vecina afinada! Lo suyo es la novela de costumbres...
ResponderBorrarjajaja solo me imagino si llegara a leerlo!!!! (ella o el Charles Atlas)
ResponderBorrarDon Tomás, yo soy sapo pero a Ud se le cayó el casette.
ResponderBorrarPara el 85 yo estaba en casa de un amigo en calle Alberto Peapper casi con Santa María, ví caer una muralla de cemento vibrado como de 150 metros como si fuese de papel y una casa de la esquina de las calles indicadas como si fuesen fichas de dominó.
Me imagino que nos podría deleitar con algunas historias de los clandestinos de calle Fariña, o de los "loquitos" que se sentaban en el muro del Pquiatrico para el lado de Olivos....
Espero no haberle pedido fosforos alguna vez.
Su dillecto correligionario.
Nabuco.
Espero que el "chunami" no lo haya sacado en paños menores... un cariño para Tom´s el bueno y la Santa Claudia.
Nabuco.
Ah pero esto fue en 1965 pues. En una de esas el fornido vendedor que no era tan fornido era un señor de apellido Palazuelos, quien sabe!!!!
ResponderBorrarAh, ahora si que se me cayó el cassette.
Hola Tomás, el grabado de tu ilustración de hoy es una gran obra de arte! Conoces toda la serie? El grabado de hoy se llama La gran ola de Kaganawa, de la serie "Treinta seis vistas del Fujiyama", hechas por el fenomenal artista Katushika Hokusai, un humilde artesano que logró con su gran talento expresar el sentimiento japonés.
ResponderBorrarClaro Alfredo se me olvido mencionarlo. Gran artista Hokusai, lo mismo los demás grabadores de la época del Edo, yo de tokio me trale en 1983 una serie de 15 grabados (réplicas) de Utamaro, preciosos aunque la mayoría bien cochinones, los más "colgables" los tuve en mi oficina durante años en los 80 y 90, eran extraordinarios. Los tipos los tallaban en madera y después los traspasaban a un apel especial, un trabajo increíble y muy japones.
ResponderBorrarDon Tomás, a Ud se le cayó el casette, yo le destapé los pies, pero me equivoqué en 20 años del terremoto, Yo hablé del 85... y ud del 65, ese que fue en el pueblo de El Cobre y quedó la escoba porque se rompió el muro de un embalse de relave.... ese año estaba el Concepción trabajando en Correos, en calle Colocolo con O'Higgins y nos fuimos apegar unos copetes por la degracia de nuestros compatriotas al casino del los empleados de Comercio... en esos años era joven hermoso y muy atractivo, según mi señora... y segùn ella despues de 55 años de casado me dice lo mkismo, cuando le doy los 3/4 de la pensión casa mes.
ResponderBorrarGracias por cargar las tarjetas perforadss en mi Computador.
Un abrazo,
Nabuco.
P.S. Ud parece que es "jailander" p'al 65 ya sabía lo que es canela...
Bueno mi dilecto don Nabuco, usted sabe el dicho ese de que el amor es ciego, hasta a mi me encontraron bonito una vez, claro que duró lo mismo que dura el efecto del trago.
ResponderBorrarDe ese mismo terremoto le hablaba pues, cuando se cayó el tranque y dejó la media escoba, en el "Vea" revista amarillista como ninguna publicó en primera página a un gordito que le había caído una columna en las piernas y -según ellos- pedía que lo mataran.
También recuerdo la historia del dirigente sindical de Valparaíso que estaba en "las casitas" (baño) en el momento del terremoto y sus amigos le gritaron "¡compañero arranque!" el contestó "ya voy, ya voy" Y esas fueron sus últimas palabras. Ah esos periodistas del Vea si que eran bravos
Verdad Tomas, espero estés bien .
ResponderBorrarSaludos y un abrazo.
Tudo bem compadre, muy ocupado nomás cuidando a mi tía pero lo demás sin probelmas!
ResponderBorrarUna buena noticia en medio de noticias tristes: el rescate de Hiromitsu Shinkawa, un señor de 60 años, que al ser llevada su casa por el tsunami, logró mantenerse a flote del techo de su casa...y fue encontrado ahora a 15 kilómetros de la costa! Más información puedes ver aquí: http://news.sky.com/skynews/Article/201103115951461
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