La externalidad mala más típica es la contaminación, al punto que las palabras contaminación y externalidad se usan de manera casi intercambiable. Pero no son lo mismo.
Todo proceso contamina, como en la naturaleza no existe la eficiencia del 100% cualquier cosa que hagamos tendrá una pérdida que la mayoría de las veces aparece como residuos, temperatura, emanaciones, etc. Esos son los costos ambientales.
No todos los costos ambientales son externalidades, solo los que inadvertidamente causan perjuicio o beneficio a terceros y que pueden evitarse cambiandose a otro proceso viable que entregue los mismos resultados sin generar el efecto.
Por ejemplo, no se pueden producir automoviles ni motores de combustión interna que no emitan gases contaminantes, esas emisiones son un costo ambiental -no externalidades- porque la única alternativa a no tenerlas sería prohibir el uso de autos y motores. Haciendo el cálculo de costos y beneficios entonces se acepta usar autos que producen hasta cierto nivel de emisiones.
Si los autos se masifican, como pasa en Santiago, Ciudad de Mexico, etc. las emisiones se convierten en una externalidad, en el momento en que las personas consideran que el nivel de polución es inaceptable y recurren a diversos mecanismos reguladores -normalmente inútiles- para combatirla como la restricción vehicular o los impuestos al combustible.
Existe también la solución de mercado, inpensable para muchos pero que funciona perfectamente: simplemente se deja que la gente use los autos como se les antoje. Llegará un momento en que muchos preferirán irse a vivir a otro lado después de hacer el cálculo entre riesgos de salud, calidad de vida, etc. llegado un punto la población se autoregula y si algunos deciden permanecer en un ambiente contaminado es simplemente su preferencia.
La aglomeración en ciudades gigantescas no es producto del libre mercado, sino de la voluntad de quienes desean aglomerarse junto con las regulaciones estatales que al tratar de mitigar las externalidades incentivan la decisión de venir y quedarse.
A diferencia de otros conceptos económicos que pueden ser calculados, las externalidades son casi siempre subjetivas porque dependen del cálculo de costo/beneficio que hace cada uno según sus propias preferencias. Ese es el problema.
Hay cosas que algunos encuentran inaceptables incluso por razones estéticas, como el Mall de Castro, las torres eléctricas en el campo, o consideran el humo del cigarrillo que alguien fuma en la misma pieza como una amenaza inaceptable para su salud. Esas mismas cosas pueden no presentar ningún problema para otras personas, son simples juicios de valor.
Porque las preferencias dependen del gusto, la ideología, las creencias religiosas, estéticas, simpatías y antipatías personales, etc. entonces cuesta encontrar a dos personas que tengan el mismo set de preferencias. Por supuesto que todo el mundo desea imponer a los demás sus propios criterios y preferencias, convencidos que son las correctas.
Unas pocas externalidades si producen un perjuicio directo y demostrable sobre terceros. Si una empresa se coloca en medio de un pueblo arrojando vapores de mercurio que producen enfermedad y muerte, o si se instala una disco al lado de mi casa y no me deja dormir por la bulla insoportable son ejemplo de daños directos y comprobables. Desde el punto de vista liberal esas son las únicas externalidades reales.
Pero la mayoría de lo que se presenta como externalidades no afectan a nadie con nombre ni apellido sino que responden a razones de gusto o ideología que algunos quieren imponer sobre los demás. Es cuando dicen "la ciudad que queremos, el país que queremos" en realidad significa "que queremos imponerles a la fuerza ayudados del aparato del estado".
En asuntos de preferencias y valores lo mejor es que el estado se mantenga al margen y dejar que el mercado regule, igual como debería hacerlo en cuestiones religiosas. Cada cual con su gusto. Esto no solo por el principio de la libertad individual sino que además da mejores y más eficientes resultados prácticos.
Para no ser fanático y presentar las dos caras de la moneda, el pensamiento colectivista plantea que es el estado -de acuerdo a los valores y preferencias del grupo gobernante- quien debe establecer cuales son las externalidades buenas e incentivarlas con subsidios y cuales son las malas para castigarlas con impuestos. Esta es una idea que se ha colocado con tanta fuerza que opera incluso en un país tan liberal como Chile y ponerla en duda es una especie de herejía.
Existe -por ejemplo- la generación de los hippies, sus hijos y sus nietos, que no aceptan asumir ningún costo. Es una manera de pensar similar a la de los niños que quieren recibir todo sin sacrificar nada. Bien por ellos, siempre y cuando no nos traten de imponer sus ideas a los que pensamos como adultos, sabiendo que todo tiene un costo y siempre hay que hacer un compromiso entre costo y beneficio, porque así es como funciona el mundo real.
Y como en estas cosas siempre hay metido algún economista, el que inventó el concepto de externalidades creo que fue don Alfred Marshall, papá de la escuela económica de Cambrigde-Laussane cuya foto adorna esta entrada.
la externalidad puede ser positiva o negativa y a veces discutible. La externalidad de un hotel alojamiento en una zona de oficinas es que estas estan pletóricas de oficinistas hombres y mujeres que necesitan de un lugar cercano donde consumar durante la hora del almuerzo un amor oficinesco y a menudo clandestino. Para el motel las oficinas son una externalidad positiva que les arroja clientes, y para las oficinas podría ser una externalidad negativa que le distrae y agota los empleados y aumenta sus faltas - o bien una externalida positiva que le brinda una alegre razón al oficinista para concurrir al trabajo. En fin, no se, pero seguro que la externalidad y la entropía tienen algo que ver - escribiré un post sobre ello, creo.
ResponderBorrarjajaja claro! depende de los intereses y preferencias de cada cual. Me acuerdo de una amiga, recién llegada de la capital (casada por cierto) cuando me preguntó si habían moteles cerca para ir a hacer un "trámite rapidito" a la hora de almuerzo. Que diablos, ya no se puede confiar en nadie.
ResponderBorrar¿Externalidad y entropía? Esa está buena. Estaré chequeando a los carnotistas ;D
Una humilde externalidad negativa que genera el mercado no regulado es lo que está ocurriendo en Copiapó, donde las mineras, al estar en la parte alta de la cuenca hidrográfica y perforar pozos de más de 200m de profundidad, dejaron sin agua a parte de la ciudad de Copiapó y los consumidores que están aguas abajo en la cuenca. Desde el punto de vista libremercantilista puro, habría que sacar a todos esos abuelitos que han vivido toda una vida en Copiapó y trasladarlos a otras regiones que tengan agua y a un precio menor puesto que gracias al mercado su valor ha subido a un precio de minero. Por suerte, una minera se apiadó y dejó pasar parte del agua hasta que se construya una desaladora para Copiapó (por dos años) la cual deberá pagar sus costos de elevar el agua más de 1100 m de altura (700 para desalar y 400 por la cota de copiapó). En todo caso, el estado está de acuerdo en que las cosas sigan de esta forma.
ResponderBorrarOtras externalidades son la contaminación de los ríos, que afectan la vida de las especies. En la desembocadura del Río Misisippi,hay un sector en que casi no hay especie que pueda sobrevivir en ese lugar.
Mira Tomas el videito que me encontre aqui sobre la rentabilidad de las carreras en Chile. Digno de estudio.
ResponderBorrarhttp://www.youtube.com/watch?v=w3ORDUceBcY&feature=player_embedded
Ariel, el asunto del agua es más complicado que pensar que las mineras le "quitan" el agua "al pueblo", creo que no entra en un caso de externalidad negativa. El agua donde escasea se convierte en un bien económico y , aparte del consumo humano básico que debe ser y es garantizado, el agua donde escasea debe usarla el que paga más por ella, de ese modo su uso es racional. El agua no puede pensarse como "bien libre" en lugares donde es escasa, es una locura en términos económicos.
ResponderBorrarLosabuelitos tienen derecho a tener agua para su consumo personal, nada más, si el agua es escasa deben entrar a pagarla igual como tienen que pagar por el pan, el te y todos los demás bienes escasos.
En la contaminación de los ríos, creo que hay mucho paño que cortar. Depende mucho de como cada quien entiende por "contaminación" que puede ir desde suciedad o residuos en cantidades pequeñas que podrían significar riesgos para la salud, hasta la contaminación que efectivamente provoca enfermedades y perjuicios comprobables. Existe mucho de las dos cosas en un mismo concepto de "contaminación", sería bueno que existiera una definición técnica de esa palabra.
Edo, la teoría de la educación como elemento de movilidad social que trajo Brunner a Chile es una estupidez, lástima que la han comprado a ojos cerrados en Chile y en otras partes del mundo.
El estudio mostrado es super malo, tiene un montón de imprecisiones, el enfoque seudo-econométrico termina igual que todos los estudios de esa clase: las únicas conclusiones más o menos válidas son lo obvio y lo que parece "nuevo" tiene bases muy débiles en sus supuestos. Lo malo es que la gente agarra estas hipótesis y las toma como "verdades demostradas".
El comentario que hace Larraín al final de la presentación está bueno, explica los problemas metodológicos y enfatiza el único aporte del estudio: la hipótesis que que la educación superior incompleta no agrega valor a los que salen a trabajar.
Pero Tomas! Estas seguro que tu amiga no te estaba proponiendo algo, directamente preguntando si habia un hotel donde ir y no te diste ni cuenta? ;-)
ResponderBorrarSaludos!!