Mano de hierro con guante de hierro

Murió Frau Inge Bahamondes Schoenwiese, que fue mi profesora de alemán en 1969 y mi amiga muchos años después, en 1980, cuando me dio la oportunidad de hacer clases en el Instituto Chileno Alemán. Que gran persona, fue uno de mis personajes inolvidables. Durísima como profesora -hoy no podría hacer clases- pero bajo la coraza de disciplina alemana había un corazón de oro.

Varios años atrás me la encontré en el centro, ya andaba en silla de ruedas y me comentó riéndose que "hace años que todos me dan por muerta". Nada de eso, Frau Inge vive en el recuerdo de todos los que fuimos sus alumnos y sus amigos, muchísimas generaciones de ariqueños batallamos contra las declinaciones alemanas bajo su mano de hierro con guante de hierro. La foto es gracias a la involuntaria cortesía de La Estrella de Arica.

La administración de justicia en Arica se volvió loca: condenaron a 7 años de cárcel a un tipo que robo el celular con amenazas a un adolescente, mientras tipos condenados por homicidio en dos años están en la calle, miren lo que significa no tener santos en la corte. Y se quejan por el sistema antiguo .

Luego leo que le dieron 3 años de pena remitida (o sea quedó en libertad) a una tipa que estafó a una jueza y otras autoridades en más de 30 millones de pesos, es cosa de tiempo que salga a estafar de nuevo. Parece que los estafados no quisieron quedar en ridículo y lo arreglaron todo amigablemente.

En el juicio de la Municipalidad nadie ha apresado al diputado Vargas, pese a que los llamados telefónicos lo incriminan mucho más claramente que a otros concejales que están presos.

Es una casa de locos, podrían filmar un documental "locademia de justicia". Nadie entiende nada y entre jueces, fiscales y policía hay material para hacer una película de humor. Si no fuera por lo trágico.

Y algo que no es para reirse sino para llorar. La página de Facebook "Municipales Arica" donde los futuros servidores públicos despliegan sus plumas. Que gente por la flauta, hay un par que les tengo buena pero por colocarse en esa página ni muerto votaría por ellos, no cuenten con mi voto, fantoches. Si eso es lo mejor que tenemos, estamos fritos.

Muchos años atrás, cuando era un jovenzuelo de cabellera abundante, pero no tenía que comer, mi gran amigo el Corcho me consiguió uno de mis primero trabajos: se trataba de recorrer toda la ciudad de Arica contando los focos de iluminación pública quemados. Caminabamos muchos kilómetros cada uno, porque teníamos que peinar barrios completos, al ver un foco quemado teníamos que anotar la calle y frente a que número de casa estaba, para que la municipalidad fuera a cambiarlo.

Cuando me pagaron el sueldo (era un trabajo de solo un mes) tenía la disyuntiva entre racionarla cuidadosamente, con lo que podría haber comido unos 3 o 4 meses o simplemente irnos de fiesta con mi compadre. Me acordé de mi mamá, que siempre que recibía alguna plata extraordinaria la quemaba rapidamente y opté por la jarana.

La casa rosada se llamaba la boite donde dejamos en una noche loca todo el mes de trabajo. Al otro día me acuerdo que estaba con una tremenda rersaca, tirando a mi amigo que se sujetaba de las rejas "¡no quiero irme, quero vivir aquí!" lloriqueaba. En fin, la cosa es que después igual me las arreglé para no morirme de hambre y con esa fiesta tuvimos material para reirnos durante muchos años.

Esa es la típica historia sin moraleja ¿está bien farrearse la plata cuando uno no tiene que comer? Tal vez, a mi al menos me funcionó esa vez porque me las arreglé y no me morí de hambre. Creo que a veces hay que hacer alguna locura.

Yo creo que lo malo es cuando las locuras (o la austeridad, que es lo mismo) se hacen hábito, mi compadre -a quien le debí tanto- se dio a la vida loca y varios años después se murió de cirrosis. Los gustos son buenos solo cuando son excepcionales. Cuando darse un gusto se convierte en un hábito, los gustos se convierten en necesidades.

Esto ya lo he contado antes pero igual viene al caso: mi ex jefe don Zvi Posner una vez me dijo que cuando el quería darse un gusto iba a tomarse un buen cafe espresso, lo hacía una o dos veces al mes. Sabiendo que era judío y millonario en dólares, le hice la broma de por que era tan tacaño. "Te equivocas Tomás" me dijo "no se trata de la plata, un gusto tiene que ser escaso, si lo haces muy seguido lo pierdes para siempre". Por eso mi gusto por los puros, nunca se me olvidó lo que me dijo. Tenía toda la razón.