Los hechos no existen

Como todos  los sábados asumo que este Club del Ocio tendrá pocas visitas, seguramente mucho más selectas y por lo mismo aprovecho de escribir sobre temas de contenido más enriquecedor, filosófico, espiritual y profundo como por ejemplo la pornografía, que es una de las áreas temáticas importantes de este blog.

Ah, debería escribir más seguido sobre estas cosas, pero en fin, no me voy a poner a divagar ahora porque lo que quería era contarles una anécdota que me ocurrió respecto del tema. Resulta que por puro accidente me puse a ver el canal Playboy -que debe ser el canal pornográfico más malo que he visto en mi vida- y me encuentro con un programa donde dramatizaban las cartas al director que enviaban los lectores. Y no me van a creer la coincidencia que ocurrió.

Creo que ya les he contado que yo aprendí inglés más o menos en 1976, cuando estaba cesante, sin un peso y frente a una niebla cerrada que era mi futuro. Recién había terminado de estudiar técnico electrónico y me aterrorizaba la idea de pasar el resto de mi vida reparando televisores. Seamos francos, lo que realmente me asustaba era tener que trabajar para ganarme la vida, una idea que todavía me aterroriza. Entonces decidí que ya que no tenía nada que hacer, ese año iba a aprender inglés.

Estuve pensando un tiempo como empezar hasta que se me ocurrió: tenía un pequeño diccionario, de esos de bolsillo y creo que mi primo Camilo que vivía en Alemania, fue el que me mandó un par de revistas Penthouse que eran lo máximo que se podía obtener entonces en cuanto a pornografía. Y así aprendí inglés, traduciendo trabajosamente las cartas con relatos eróticos que enviaban los lectores. El proceso era lento y trabajoso, pero no podría decir que desagradable. No era nada desagradable, claro que no, era muy motivante. Y así todos los días memorizaba 10 palabras y leía o releía algún relato.

Como supondrán algunos me interesaban más que otros y como tengo una memoria asombrosa con lo que leo (a diferencia de mi memoria en casi todo lo demás que es pésima) todavía me acuerdo de la mayoría de esas cartas, casi palabra por palabra.

Y aquí viene la coincidencia: justamente estaban dando un programa donde escenificaban esas cartas -en este caso se la robaron al Penthouse- y justamente era uno que -digamos- en su época me había interesado bastante. Que desilusión más grande comparar los personajes actuando con lo que yo había leído y recordaba de hace más de 30 años, lo encontré grotesco, y esto si que lo digo en serio.

Entonces me acordé de otra cosa que también leí hace un montón de años en el libro "Contrapunto" de Aldoux Huxley, lo citaré de memoria, decía algo así como: "ni la mejor orgía de la vida real se puede comparar con un libro erótico y ese es el verdadero tributo al arte, porque la realidad jamás puede alcanzarlo". No son las mismas palabras pero esa era más o menos la idea, que las experiencias son siempre mucho más excitantes en la imaginación pura que en la vida real y por eso el arte era superior a la realidad. Mario Vargas Llosa, en su ensayo "Mentiras Verdaderas" decía algo parecido, pero no tan interesante porque no ponía a la pornografía como ejemplo.

En fin, solo quería contarles mi decepción y prometo que nunca más me voy a tomar la molestia de entrar la clave 0-0-0-0 del canal Palyboy, es una porquería. Para mi gusto al menos la producción de películas pornográficas tuvo su cumbre en los años ochenta, con obras de arte como El Demonio y Ms Jones, Deep Throat, Debbie va a Dallas, la saga Tabu y otra excepcional que se me olvidó como se llama, se trataba de un cesante que se hace pasar por gay para encontrar trabajo de masajista. Que películas más geniales y eso que yo tengó pésima memoria para lo audiovisual.

Después de esa época de oro todo se echó a perder, la industria del porno se desarrolló de manera gigantesca en cantidad pero la calidad es un asco: historias aburridas y actuaciones ridículas, parecen guiñoles haciendo morisquetas, ya no hay respeto por el arte.

Claro que la industria del porno tiene sus días contados, con las cámaras al alcance de todos los bolsillos , Internet y el exhibicionismo natural de los seres humanos, la pornografía Open Source o Creative Commons, hecha gratis y solo para mostrarse, sin dudas que va a destronar a la decadente industria del porno actual. Ya vendrán tiempos mejores.

Pero la pornografía -como todos los artes mayores- es un arte efímero, después de verlo un par de veces se pierde todo el interés así es que quien sabe que va a pasar de aquí a algunos años, tal vez nos espere una segunda Edan Media. En fin, ese era mi comentario cultural de hoy.

Y antes de terminar una postdata. Viendo las lecciones del curso de Meung Chiang, me encuentro con una frase excelente, miren:

"Ahora, a lo largo de todo este curso, cada vez que decimos "asumir" algo, significa que el resto de la frase es una declaración incorrecta. Es por eso que las llamamos hipótesis, en lugar de hechos.

Sin embargo, algunos supuestos conducirán aún a modelos útiles y la conclusión, bajo otros supuestos destruirán su posible poder predictivo".

Es increíble como condensó en dos párrafos algo tan importante que muchos tipos llenos de títulos jamás llegan a entender en su vida, y es la diferencia entre las hipótesis y los hechos. Yo agregaría que los hechos no existen, que todas son hipótesis y ahí quedaríamos listos. Ahora si, hasta mañana.