24 marzo 2013

Juventud, divino tesoro


A medida que uno avanza en edad reflexiona más sobre la vida. A los 72 años me he dado cuenta de un tiempo a esta parte que los peldaños de las escaleras ahora son mucho más altos; que no sirve de nada pedirle a la gente que hable más claro, porque todos hablan ahora tan bajo que no se les escucha casi nada; que la gente ahora es mucho más joven que en mi tienpo: y, por otro lado, la gente de mi época parece más vieja que yo;. Todo esto lo reflexioné esta mañana frente al espejo mientras me afeitaba, lo que me permitió darme cuenta que los espejos ya no sosn tan cristalinos como hace 50 años y que las cosas se ven menos nítidamente. La vejez tiene al menos dos virtudes: es que es el único medio de vivir mucho tiempo y nos permite descubrir la alegría de vivir un día a la vez.

La edad me ha enseñado a dejar de quejarme por mi salud: prefiero alegrarme que estoy viviendo un día más, es más sano. Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube la fuerza va disminuyendo, pero la visión es más libre, la vista más amplia y serena. La juventud nos permitió llegar hasta acá y como dice el poeta Rubén Darío:

Juventud, divino tesoro
¡ya te vas para no volver!
cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer

Me entretiene leer la Cartas al Director en el diario, porque entre el montón de estupideces que se publican a veces aparece una joyita como esta escrita por Mauricio Pilleaux Dresdner, un señor que debe ser muy simpático, que tiene dos inofensivas y divertidas chifladuras: la genealogía (debe ser ele mayor experto autodidacta del tema en Chile) y escribir cartas al Director de El Mercurio. Aunque a mis 58 años me falta un poco para alcanzar la edad de don Marcelo, su carta me identificó bastante, especialmente hoy, después de saber la muerte de dos de mis amigos, un acontecimiento que se hace cada vez más frecuente. Esta vez le tocó a Ernesto Riquelme Basignan y a Raul Gaete Olivier, "el diablo Gaete".

Dos grandes personas, Tito Riquelme fue mi profesor en Inacap el año 1974, hombre de radio durante toda su vida, el conde Basignan como le decíamos en broma, dejó la ciudad sembrada de amigos. Lo mismo el diablo Gaete, otra excelente persona. Dicen que no existe finado malo pero creo que esta vez fue cierto, ambos fueron muy buena gente.

A mi no me da nada de pena cuando se muere un amigo, mal que mal se va de este cochino mundo y chao, con suerte capaz que nos volvamos a encontrar, espero que no sea en un lugar muy caluroso. Bah, no creo nada de eso, el muerto desaparece, the end, finito, chao nomás.El muerto al hoyo y el vivo al bollo. Sin embargo cada vez que se muere alguien siento esa vaga sensación de nostalgia por los tiempos que pasaron y que pasamos juntos: fue bonito mientras duró, pero así nomás es la cosa.

Supongo que debería tomarme algunas cervezas a su salud, si hay que morirse, que sea bien borracho.

4 comentarios:

  1. Marcelo Pilleaux Dresdner es un profesor jubilado de la Universidad Austral de Chile. Acá en Valdivia siempre escribe alguna cosa en Cartas al Director de El Diario Austral. Siempre son reflexiones interesantes, algunas verdaderamente geniales. Cortas, pero precisas.

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  2. Cuando grande quiero ser como el, espérense que me jubile nomás ;D

    Me parece excelente que alguien se tome el tiempod e mandar sus reflexiones en una carta al director, un gran valor don Marcelo.

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  3. el profe Riquelme, siendo jefe del área electrónica de Inacap me dio la oportunidad de pagar con un mes de trabajo en el mismo instituto mi deuda de casi los dos semestre finales de electrónica industrial, un mes después de que me expulsara la jefa administrativa,fue a mi casa y me dijo, hueon tenis buenas notas queri ser mi ayudante. ¡gracia profe!

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  4. Mark, que buen recuerdo. Eso era característico del Tito, no se conformaba con decir "que lástima", cuando pensaba que podía hacer algo iba a tu casa y tendía la mano, por eso dejó tantosd amigos.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"