27 noviembre 2015

Sello de identidad regional



Como tarea final del curso tengo que escribir un ensayo, hoy me acordé y me puse a darle a las teclas, esto es lo que salió y ojalá que me vaya bien

Una idea sobre identidad
Por una especie de deformación profesional me gusta buscar explicaciones económicas a los problemas que involucran comportamiento humano y en términos económicos la identidad se puede asociar muy bien con algunos conceptos del marketing. Uno de los objetivos más ambicionados por la gente que trabaja en marketing es lograr que los clientes se identifiquen con una marca, la identidad es un proceso cultural de identificación con ciertas cosas o ideas. El profesor austriaco Klaus Moll, que enseñó en Chile, escribe en su libro “Gestión, las tres dimensiones de atención gerencial” un párrafo muy interesante sobre la identificación.

"Un fenómeno muy interesante es la identificación. Ella es holista, es decir integral, y significa una respuesta a la vez racional y emotiva para algo o alguien, por ejemplo, una empresa. En la mayoría de los casos su naturaleza es realmente afectiva, aunque puede haberse iniciado por procesos racionales... En cuanto a una empresa, su estilo y sus valores, sus productos y servicios, su reconocimiento, sus líderes o su historia -en realidad todos los descriptores antes mencionados- pueden causar identificación".

La identidad tiene que ver entonces con identificación, orgullo y una respuesta de naturaleza muchas veces afectiva. No es difícil asociar las ideas de Moll para la empresa o sus clientes con los sentimientos de los habitantes hacia su paisaje. En suma, aunque la idea de identidad puede basarse en cuestiones racionales y objetivas, esta no es su cualidad más valiosa, pues el mayor valor consiste en la emocionalidad que provoca, y que puede motivar -o desmotivar- acciones, comportamientos de sus habitantes según como valoren esta identificación (positiva o negativamente).

EL PAISAJE HUMANO
El valor de las palabras: ariqueñismo
Si aceptamos que las palabras muchas veces esconden significados que van más allá de lo obvio, el término “ariqueñismo” podría servir de ejemplo para esta afirmación. Hasta donde yo se, ese concepto es único en Chile. No existe “iquiqueñismo”; “antofagastismo”: “santiaguismo” ni términos equivalentes que sean de uso común en otras ciudades de Chile. Y esto no es –en mi opinión- porque los ariqueños quieran más a su tierra que en otras ciudades, sino por una especie de sentimiento de “estado de sitio” muy común en la ciudad, que nos hace reclamones permanentes contra el abandono, el centralismo y lo maravillosa que sería la región si no estuviésemos sitiados, acorralados por enemigos desde los cuatro puntos cardinales que se dedican a perjudicarnos. En mi percepción, el término “ariqueñismo” representa esa especie de muralla, con fosos y cocodrilos con que nos rodeamos para defendernos de nuestros muchos enemigos. La mayoría imaginarios, obviamente.

La molicie
Una visita al Museo de San Miguel de Azapa nos muestra como vivía la gente desde tiempos muy arcaicos y si hay algo característico es que culturalmente fuimos muy pobres y probablemente muy flojos desde los tiempos más remotos. Arica contrasta con muchos otros lugares circundantes –en Perú o Bolivia por ejemplo- porque no quedan restos de grandes construcciones ¿Para qué si en este lugar jamás llueve?  Hasta el día de hoy cualquiera puede vivir a la intemperie, o en una carpa sin mayores problemas. De hecho muchos vagos así lo hacen actualmente. Probablemente no era muy distinto en tiempos arcaicos, donde al clima benigno se le sumaba una enorme abundancia de peces y mariscos ¿Quién iba a trabajar en esas condiciones? Cualquiera que llega desde otro lugar se asombra por lo lentos e indolentes que somos, las cosas se mueven a velocidad geológica y eso desespera a los afuerinos, nosotros ni siquiera lo notamos.

Así, nuestro paisaje humano es agradable –todos hablamos de la buena calidad de vida- pero adverso a cualquier forma de progreso humano por nuestra tendencia a ser paranoicos, reclamones y extemadamente flojos. Esto se acentúa por el hecho que se ha producido una especie de selección natural, donde los ambiciosos o emprendedores se van jóvenes de la ciudad para no volver y quedamos los sin ambición, amantes de la vida fácil.

EL PAISAJE FÍSICO
Tres terrazas: solo se ocupa una
La Región de Arica y Parinacota se ubica en una ladera con tres terrazas: una estrecha faja de costa donde se ubica Arica, que es una ciudad playera de tamaño mediano; un sector de precordillera ubicado entre 3.000 y 4.000 metros de altura y finalmente el altiplano sobre los 4.000 metros.

La vida es tan fácil en la playa como difícil en la precordillera y altiplano, razón por la cual prácticamente toda la población vive en la playa, concentrada en la ciudad de Arica. El altiplano y precordillera prácticamente no existen en cuanto a importancia económica o social, está aislado y habitado por poquísimas personas, los que tienen propiedades o simplemente les gusta el aislamiento.  En la región predomina la ciudad de Arica, sin contrapeso.

Sin embargo la historia más rica, la geografía más impresionante y los recursos turísticos de mayor potencial se encuentran en las terrazas de altura, aunque no se aprovechan por las dificultades de acceso y mínima infraestructura.

Arica se caracteriza por ser plana, arenosa y poco atractiva, la infraestructura abandonada o con mala mantención se nota por todas partes. La iglesia San Marcos –uno de los principales patrimonios arquitectónicos- se puede ver en un estado permanente de deterioro, despintada y oxidada, al igual que las playas, porque las costosas mantenciones y remodelaciones son siempre de mala calidad y no duran más de un año. Las últimas construcciones de buena calidad que sobreviven son de los años de la Junta de Adelanto en los setentas, todas las construcciones posteriores son baratas y malas. El “casco histórico” no tiene nada de arquitectura notable, apenas sobreviven unas casas antiguas de barro y caña, llenas de graffitis y la ciudad vista desde el morro parece un campamento de techos planos, llenos de desperdicios.

Sin embargo la ciudad que no tiene atractivos para el visitante, es muy agradable para vivir. La “calidad de vida” es un cliché entre los ariqueños, siendo la típica “slow city” soñolienta donde nadie parece trabajar porque en la calle principal hay un desfile de gente durante todo el día paseando o tomando café. No existen diferencias sociales muy marcadas y los símbolos de status como el automovil o la ropa tienen mínima importancia. Tampoco hay segregación social en los barrios porque las “villas miseria” prácticamente no existen. Los campamentos son más bien un negocio para conseguir gratis viviendas sociales.

El clima muy parejo durante el año, sin mucho frío ni mucho calor, tiene una influencia importante en la vida de las personas. Así como en épocas antiguas los indígenas no necesitaron hacer grandes construcciones ni desarrollar cultura sofisticada, porque tenían lo necesario para vivir, esta herencia parece mantenerse porque todavía es fácil vivir en la ciudad con poco dinero. Ni la cultura ni el trabajo duro parecen ser prioridades de nadie.

La condición de frontera también facilita la vida en la ciudad porque nos permite aprovechar los desbalances entre ambas economías así como comerciar. Tenemos una extraña relación de amor-odio con nuestros vecinos de Tacna, donde por un lado quedan los rencores de la guerra y nacionalismos exagerados pero por otro las relaciones de amistad o parentesco son enormes entre ambas ciudades.

Nuestro sello de identidad regional tiene dos partes: una de ciudad playera, lenta, chata y sin atractivos especiales para el visitante excepto su carácter relajado, donde reina la flojera y la falta de ambiciones. La segunda parte es el potencial enorme -que no nos sirve para nada- conformado por la precordillera y el altiplano, riquísimos en historia y paisaje pero inaccesible y casi ignorada, excepto para unos pocos conocedores.

Pensando en términos de marketig a la región nunca se le han desarrollado su potencial identitario para darle valor ante los ojos propios y de visitantes. Esto se explica por nuestra naturaleza floja, inculta, donde nadie se entusiasma demasiado por ninguna causa, lo que, después de todo, es el sello de nuestra más profunda identidad.  

8 comentarios:

  1. No sé porqué pero siempre he escuchado eso de la eterna queja de culpar al centralismo de su subdesarrollo (enanismo crónico) y así como tambien de culpar a santiasko de "impedirles" su crecimiento.

    Esta enquistado en parte de nuestra idiosincrasia eso de "ser mediocres" y limitarnos solo a que "sea otro el que le ponga el cascabel al gato", lo cual también da paso a que vengan desde fuera ideas demenciales como declarar "patrimonio de la humanidad" a cualquier ciudad o lugar y con ello poner fosas con cocodrilos y murallas a otras ideas que permitan el crecimiento de las ciudades y pueblos.

    Un ejemplo de lo que digo es Valparaiso, que de pasar a ser la joya del pacífico, despues de la mentada declaración de "patrimonio de la humanidad" por la UNESCO, se transformó en la baratija del todo a luca. Todo proyecto que lleve modernidad a la zona, es repelido precisamente por estos "intelectuales foráneos", que con marchas, batucadas, festivales "artistico-culturales" protestan contra la contaminacion que traeria proyecto alguno, sin mencionar la mierda que dejan tras dichas actividades.

    También he escuchado que el ariqueño es flojo, pero el iquiqueño lo es más. según cuenta mi hermano radicado en antofa actualmente pero estuvo en iquique sus buenos años, son lentos y de una indolencia casi insoportable. como viviendo de viejas glorias pero incapaces de surgir o prosperar, siendo que tienen "la mano para hacerlo".

    ¿a que se debe eso?

    saludos.

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  2. Probablemente los ariqueños somos flojos y lentos porque acá la vida es muy fácil. La Tierra de Leche y Miel incentiva a la molicie y la buena vida, el clima, el paisaje, todo lleva directo a la hamaca. Tal vez en Arica no dan ganas de esforzarse como en otras ciudades más frias :D

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  3. Recuerdo cuando era huaso que en Rengo y Requinoa, algo menos en Rancagua, al comprar algo los tipos eran desesperamente lerdos, y muchas veces terminaba detras del mostrador autoatendiendome.
    Quiza tiene que ver con el tamaño, la competencia, la valorizacion de la relacion.
    Eso si cuando no estaba apurado era entretenido matar el tiempo conversando con la gente como teniendo todo el tiempo del mundo.

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  4. Una amiga inventó que acá era efecto del agua con boro, me encantó esa teoría. Super!

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  5. ....aquí en Arica había un dicho antiguo, que decía que los hombres mandaban a trabajar a sus mujeres como en el tiempo del Perú(que no es su caso je,je), los ariqueños fuera de la ciudad somos considerados excelentes trabajadores

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  6. jaja es justo mi caso porque llevo harto tiempo viviendo a la pecha!!! :D
    Y después dudan que soy ariqueño neto...

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