Como tarea final del curso tengo que escribir un ensayo, hoy me acordé y me puse a darle a las teclas, esto es lo que salió y ojalá que me vaya bien
Una idea sobre identidad
Por una
especie de deformación profesional me gusta buscar explicaciones económicas a
los problemas que involucran comportamiento humano y en
términos económicos la identidad se puede asociar muy bien con algunos
conceptos del marketing. Uno de los objetivos más ambicionados por la
gente que trabaja en marketing es lograr que los clientes se identifiquen con
una marca, la identidad es un proceso cultural de identificación con
ciertas cosas o ideas. El profesor austriaco Klaus Moll, que enseñó en Chile, escribe
en su libro “Gestión, las tres dimensiones de atención gerencial” un párrafo
muy interesante sobre la identificación.
"Un fenómeno muy interesante es la identificación.
Ella es holista, es decir integral, y significa una respuesta a la vez racional
y emotiva para algo o alguien, por ejemplo, una empresa. En la mayoría de los
casos su naturaleza es realmente afectiva, aunque puede haberse iniciado por
procesos racionales... En cuanto a una empresa, su estilo y sus valores, sus
productos y servicios, su reconocimiento, sus líderes o su historia -en
realidad todos los descriptores antes mencionados- pueden causar
identificación".
La
identidad tiene que ver entonces con identificación, orgullo y una respuesta de
naturaleza muchas veces afectiva. No es difícil asociar las ideas de Moll para
la empresa o sus clientes con los sentimientos de los habitantes hacia su
paisaje. En suma, aunque la idea de identidad puede basarse en cuestiones
racionales y objetivas, esta no es su cualidad más valiosa, pues el mayor valor
consiste en la emocionalidad que provoca, y que puede motivar -o desmotivar-
acciones, comportamientos de sus habitantes según como valoren esta
identificación (positiva o negativamente).
EL PAISAJE HUMANO
El valor de las palabras: ariqueñismo
Si
aceptamos que las palabras muchas veces esconden significados que van más allá
de lo obvio, el término “ariqueñismo” podría servir de ejemplo para esta
afirmación. Hasta donde yo se, ese concepto es único en Chile. No existe
“iquiqueñismo”; “antofagastismo”: “santiaguismo” ni términos equivalentes que
sean de uso común en otras ciudades de Chile. Y esto no es –en mi opinión-
porque los ariqueños quieran más a su tierra que en otras ciudades, sino por
una especie de sentimiento de “estado de sitio” muy común en la ciudad, que nos
hace reclamones permanentes contra el abandono, el centralismo y lo maravillosa
que sería la región si no estuviésemos sitiados, acorralados por enemigos desde
los cuatro puntos cardinales que se dedican a perjudicarnos. En mi percepción,
el término “ariqueñismo” representa esa especie de muralla, con fosos y
cocodrilos con que nos rodeamos para defendernos de nuestros muchos enemigos.
La mayoría imaginarios, obviamente.
La molicie
Una
visita al Museo de San Miguel de Azapa nos muestra como vivía la gente desde
tiempos muy arcaicos y si hay algo característico es que culturalmente fuimos
muy pobres y probablemente muy flojos desde los tiempos más remotos. Arica
contrasta con muchos otros lugares circundantes –en Perú o Bolivia por ejemplo-
porque no quedan restos de grandes construcciones ¿Para qué si en este lugar
jamás llueve? Hasta el día de hoy
cualquiera puede vivir a la intemperie, o en una carpa sin mayores problemas.
De hecho muchos vagos así lo hacen actualmente. Probablemente no era muy
distinto en tiempos arcaicos, donde al clima benigno se le sumaba una enorme
abundancia de peces y mariscos ¿Quién iba a trabajar en esas condiciones?
Cualquiera que llega desde otro lugar se asombra por lo lentos e indolentes que
somos, las cosas se mueven a velocidad geológica y eso desespera a los
afuerinos, nosotros ni siquiera lo notamos.
Así,
nuestro paisaje humano es agradable –todos hablamos de la buena calidad de
vida- pero adverso a cualquier forma de progreso humano por nuestra tendencia a
ser paranoicos, reclamones y extemadamente flojos. Esto se acentúa por el hecho
que se ha producido una especie de selección natural, donde los ambiciosos o
emprendedores se van jóvenes de la ciudad para no volver y quedamos los sin
ambición, amantes de la vida fácil.
EL PAISAJE FÍSICO
Tres terrazas: solo se ocupa una
La Región de Arica y Parinacota se ubica
en una ladera con tres terrazas: una estrecha faja de costa donde se ubica
Arica, que es una ciudad playera de tamaño mediano; un sector de precordillera
ubicado entre 3.000 y 4.000
metros de altura y finalmente el altiplano sobre los 4.000 metros.
La vida
es tan fácil en la playa como difícil en la precordillera y altiplano, razón
por la cual prácticamente toda la población vive en la playa, concentrada en la
ciudad de Arica. El altiplano y precordillera prácticamente no existen en
cuanto a importancia económica o social, está aislado y habitado por poquísimas
personas, los que tienen propiedades o simplemente les gusta el aislamiento. En la región predomina la ciudad de Arica, sin
contrapeso.
Sin
embargo la historia más rica, la geografía más impresionante y los recursos turísticos
de mayor potencial se encuentran en las terrazas de altura, aunque no se
aprovechan por las dificultades de acceso y mínima infraestructura.
Arica
se caracteriza por ser plana, arenosa y poco atractiva, la infraestructura
abandonada o con mala mantención se nota por todas partes. La iglesia San Marcos
–uno de los principales patrimonios arquitectónicos- se puede ver en un estado permanente
de deterioro, despintada y oxidada, al igual que las playas, porque las
costosas mantenciones y remodelaciones son siempre de mala calidad y no duran más
de un año. Las últimas construcciones de buena calidad que sobreviven son de
los años de la Junta
de Adelanto en los setentas, todas las construcciones posteriores son baratas y
malas. El “casco histórico” no tiene nada de arquitectura notable, apenas
sobreviven unas casas antiguas de barro y caña, llenas de graffitis y la ciudad
vista desde el morro parece un campamento de techos planos, llenos de
desperdicios.
Sin
embargo la ciudad que no tiene atractivos para el visitante, es muy agradable
para vivir. La “calidad de vida” es un cliché entre los ariqueños, siendo la típica
“slow city” soñolienta donde nadie parece trabajar porque en la calle principal
hay un desfile de gente durante todo el día paseando o tomando café. No existen
diferencias sociales muy marcadas y los símbolos de status como el automovil o la
ropa tienen mínima importancia. Tampoco hay segregación social en los barrios
porque las “villas miseria” prácticamente no existen. Los campamentos son más
bien un negocio para conseguir gratis viviendas sociales.
El
clima muy parejo durante el año, sin mucho frío ni mucho calor, tiene una
influencia importante en la vida de las personas. Así como en épocas antiguas
los indígenas no necesitaron hacer grandes construcciones ni desarrollar
cultura sofisticada, porque tenían lo necesario para vivir, esta herencia
parece mantenerse porque todavía es fácil vivir en la ciudad con poco dinero. Ni
la cultura ni el trabajo duro parecen ser prioridades de nadie.
La
condición de frontera también facilita la vida en la ciudad porque nos permite
aprovechar los desbalances entre ambas economías así como comerciar. Tenemos
una extraña relación de amor-odio con nuestros vecinos de Tacna, donde por un
lado quedan los rencores de la guerra y nacionalismos exagerados pero por otro
las relaciones de amistad o parentesco son enormes entre ambas ciudades.
Nuestro
sello de identidad regional tiene dos partes: una de ciudad playera, lenta,
chata y sin atractivos especiales para el visitante excepto su carácter relajado,
donde reina la flojera y la falta de ambiciones. La segunda parte es el potencial
enorme -que no nos sirve para nada- conformado por la precordillera y el
altiplano, riquísimos en historia y paisaje pero inaccesible y casi ignorada,
excepto para unos pocos conocedores.
Pensando
en términos de marketig a la región nunca se le han desarrollado su potencial
identitario para darle valor ante los ojos propios y de visitantes. Esto se
explica por nuestra naturaleza floja, inculta, donde nadie se entusiasma
demasiado por ninguna causa, lo que, después de todo, es el sello de nuestra más
profunda identidad.
No sé porqué pero siempre he escuchado eso de la eterna queja de culpar al centralismo de su subdesarrollo (enanismo crónico) y así como tambien de culpar a santiasko de "impedirles" su crecimiento.
ResponderBorrarEsta enquistado en parte de nuestra idiosincrasia eso de "ser mediocres" y limitarnos solo a que "sea otro el que le ponga el cascabel al gato", lo cual también da paso a que vengan desde fuera ideas demenciales como declarar "patrimonio de la humanidad" a cualquier ciudad o lugar y con ello poner fosas con cocodrilos y murallas a otras ideas que permitan el crecimiento de las ciudades y pueblos.
Un ejemplo de lo que digo es Valparaiso, que de pasar a ser la joya del pacífico, despues de la mentada declaración de "patrimonio de la humanidad" por la UNESCO, se transformó en la baratija del todo a luca. Todo proyecto que lleve modernidad a la zona, es repelido precisamente por estos "intelectuales foráneos", que con marchas, batucadas, festivales "artistico-culturales" protestan contra la contaminacion que traeria proyecto alguno, sin mencionar la mierda que dejan tras dichas actividades.
También he escuchado que el ariqueño es flojo, pero el iquiqueño lo es más. según cuenta mi hermano radicado en antofa actualmente pero estuvo en iquique sus buenos años, son lentos y de una indolencia casi insoportable. como viviendo de viejas glorias pero incapaces de surgir o prosperar, siendo que tienen "la mano para hacerlo".
¿a que se debe eso?
saludos.
eso si, lo dicho es sin ofender.
ResponderBorrarProbablemente los ariqueños somos flojos y lentos porque acá la vida es muy fácil. La Tierra de Leche y Miel incentiva a la molicie y la buena vida, el clima, el paisaje, todo lleva directo a la hamaca. Tal vez en Arica no dan ganas de esforzarse como en otras ciudades más frias :D
ResponderBorrarte creo. buen fin de semana!
ResponderBorrarRecuerdo cuando era huaso que en Rengo y Requinoa, algo menos en Rancagua, al comprar algo los tipos eran desesperamente lerdos, y muchas veces terminaba detras del mostrador autoatendiendome.
ResponderBorrarQuiza tiene que ver con el tamaño, la competencia, la valorizacion de la relacion.
Eso si cuando no estaba apurado era entretenido matar el tiempo conversando con la gente como teniendo todo el tiempo del mundo.
Una amiga inventó que acá era efecto del agua con boro, me encantó esa teoría. Super!
ResponderBorrar....aquí en Arica había un dicho antiguo, que decía que los hombres mandaban a trabajar a sus mujeres como en el tiempo del Perú(que no es su caso je,je), los ariqueños fuera de la ciudad somos considerados excelentes trabajadores
ResponderBorrarjaja es justo mi caso porque llevo harto tiempo viviendo a la pecha!!! :D
ResponderBorrarY después dudan que soy ariqueño neto...