Autoayuda y políticos

La tarde de domingo estuvo bastante calurosa y, en medio de mi ocio, me puse a buscar en Netflix por si encontraba algo interesante. Nada, a veces paso una hora o más buscando entre los miles de películas disponibles y no encuentro nada que valga la pena ver. A diferencia de los libros, donde puedo leer cosas muy malas, no soporto una película aburrida, y la verdad es que casi todas me aburren. Pero me tropecé con Enligthment, un documental hecho por CNN sobre la historia de James Arthur Ray, el guru de autoayuda que se hizo muy famoso en los años 2000.

Es un caso muy interesante, porque Ray llegó a generar ganancias por muchos millones de dólares al año, después de un par de apariciones en el show de Oprah Winfrey que lo catapultó a la fama. Nunca llegó a la altura de Deepak Chopra o Guy Kawasaki, pero sus programas costaban entre 5.000 a 100.000 dólares y se vendían por montones. Resulta que durante uno de esos programas -el más caro de todos- dentro de una "cámara del sudor" murieron tres de sus discipulos y Ray tuvo que ir a la cárcel durante tres años por homicidio involuntario.

En su mayor evento reunió a 40.000 personas, luego de salir de la cárcel intentó remontar su negocio pero ya nadie creía en el guru, con suerte sus charlas junta a 50 personas, ya nada es como antes. El documental es interesante porque muestra como la gente se puede influenciar por el poder de la palabra y la manipulación implícita en esos negocios de autoayuda que mezclan la prédica tipo evangélica con historias más o menos convincentes de superación personal.

No es casualidad, Ray nació en el Cinturón Bíblico y sus padres eran predicadores, seguramente aprovechó la experiencia para ofrecer un producto más atrantivo que la vida eterna: como forrarse de plata en este cochino mundo y al mismo tiempo ser feliz como una lombríz ¿como no ina a irle bien?.

Yo no puedo hablar mal de la autoayuda porque los libros de Dale Carnegie, que leí en los años difíciles, a principios de los ochentas, me ayudaron enormemente, y me ayudan hasta el día de hoy, pero esto es otra cosa. A partir del éxito de Carnegie en los años 40, ha surgido una industria de gurus con recetas para aprender a mejorar nuestra propia vida, para mi gusto, todas las que he conocido son charlatanes y Ray era uno de esos.

"El secreto" se llamaba su cuento y era una variable de las viejas ideas tipo "querer es poder", cosa que contrasta brutalmente con la realidad, pero es una idea que sigue encantando a la gente y por las que están dispuestos a pagar grandes sumas de dinero. El entrenamiento consistía en enfrentar a las personas a sus miedos y hacer que algunos los superaran en público con gran aparatosidad. Recuerdo que en el MBA uno de los profesores, que había estudiado en Berkeley, nos hizo unas sesiones de esa clase, que describí acá mismo:

Bueno, don Carlos -que es un hombre de edad madura, no como yo que soy todavía un chiquillo- nos contaba que cuando el estudió en Berkeley esa dinámica estaba muy de moda y al final terminaban todos llorando, confesando que eran gay o cualquier cosa por el estilo. Algo me disgusta mucho de ese sistema, y es que no reconoce el hecho cierto que mientras más francamente hablamos, más mentirosos nos ponemos.

Es un asunto curioso, yo he llegado a esa convicción después de mucho tiempo observando con cuidado a las personas. Cuando quiero conocer realmente a alguien jamás debo conversar con él, ni guiarme por lo que dice, sino que hay que observar lo que hace, todos tendemos a hablar exactamente lo contrario de lo que hacemos. Las palabras son una poderosa herramienta de encubrimiento y distracción, y no me refiero con esto a la gente hipócrita sino todo lo contrario, mientras más franco y honesto es alguien, más mentiroso es lo que dice.

Eso es más o menos el quid de lo que escribí, las palabras y las racionalizaciones son casi siempre falsas y los gurues son por lo general embaucadores y manipuladores que fundamentalmente se ayudan a si mismos y a su negocio, es muy interesante escuchar hoy a James Arthur Ray tratando de encantar de nuevo a la gente después de haber perdido su magia y su telegenia, yo creo que no hay como.

Y todo esto no se aplica solo a los gurus sino también a los políticos, figuras públicas de toda clase y -sin duda- a nosotros, los perejiles que pontificamos nuestras opiniones desde un blog como si fueran verdad revelada. Nadie puede decirle a otro que hacer con su vida y si vamos a buscar alguien que nos guie o que nos cambie la vida, mejor que sea un tipo modesto como Dale Carnegie que ofrece ideas sencillas pata hablar en público o vivir más contento con lo que tenemos. Mientras más ambiciosa es la oferta y los beneficios esperados, más probable que se trate de una estafa.

En el video -desgraciadamente no lo encontré subtitulado- Ray ofrece una receta simple para conseguir toda la plata que alguien desee, hoy parte sus charlas hablando sobre sus problema para pagar las deudas ¿quien podría creer a un tipo así? Bueno, todos los político ofrecen lo mismo y la gente estúpidamente les cree, convencidos que un político les puede arreglar la vida.