13 agosto 2017

Refrito de domingo: huevos calados vs valor futuro

A veces nos da  flojera cocinar, entonces tomamos las sobras de la comida de ayer y la recalentamos. Algo así son estos refritos que estoy colocando un día a la semana, entradas antiguas que todavía las encuentro válidas y las re publico tal cual. Esta se llamaba "ojala fuera tan fácil" pero le cambié a otro nombre más acorde al contenido, aparte de eso, está copiada tal cual, aquí va: 


En la entrada anterior puse algo sobre la busca de talento, algunas veces me ha tocado contratar gente y resulta un asunto bien incierto, varias veces me ha ido bien aunque una vez, hace años, contraté a un delincuente (que después se hizo muy famoso) guiándome por el currículum y la entrevista personal, fue un gran chasco y una lección.

Es más fácil cuando se trata de un deportista o algo donde las cualidades son más evidentes, pero ¿como saber si alguien sirve para un trabajo complicado?, una estrategia es comprar un tipo probado y caro, alguien que ya haya sido exitoso y tenga reputación, pero mucho más entretenido es encontrar un diamante en bruto. Lo malo es que los diamantes en bruto por lo general ni tienen idea de su talento, o no están seguros, o no saben venderlo. Es muy parecido a invertir en un negocio cuando todavía da pérdidas.


Eso desde el punto de vista del que contrata, pero ¿que pasa con el que anda tratando de vender su talento?. Seguro que hay mucha gente cesante que creen ser muy buenos, pero no tienen la oportunidad de mostrarse. En esto yo creo que se cometen varios errores que explican por que tanta gente capaz no encuentra nadie que los contrate.

El primer error es el foco, tendemos a vernos a nosotros mismos de manera idealizada y muchas veces confundimos nuestros gustos con talentos. A alguna gente le gusta escribir, pero han leído muy poco, tienen mala redacción, pobre ortografía y no son muy ocurrentes, o sea les gusta pero no son buenos para eso. Se necesita mucha franqueza para darnos cuenta en que somos buenos y principalmente en que somos malos.

Otro error es conformarse con menos, aceptar lo primero que llega y hacer un trabajo que odian esperando su momento, ese error se deriva casi siempre de errores anteriores: la necesidad urgente de generar plata (un matrimonio temprano por ejemplo) es una causa común de fracaso y frustración.

Finalmente (esto se podría alargar mucho) está la incapacidad de manejar los propios defectos. No conozco a nadie que sea bueno en todo, tenemos defectos y solo en la medida que los controlemos podremos ser apreciados. Leí hace tiempo que todos somos implacables críticos de los defectos ajenos y muy benevolentes con los propios, odiamos a los prepotentes pero nuestra propia prepotencia es simpática. No reconocer y no poder controlar los propios defectos para hacerlos aceptables a los demás es una tremenda desventaja.

Bueno, esos son los errores. Sobre lo que sirve yo creo que lo principal es armarse una reputación, pulirla, regarla y cuidarla como hueso de santo. La reputación es la cara con que nos ve el mundo, no es lo que nosotros decimos sino lo que los demás piensan de nosotros y ojo, que no basta decir "yo soy muy bueno en esto" para que los demás lo piensen, es mucho más complicada la cosa. Ojalá fuera así de fácil.

6 comentarios:

  1. La mejor persona que yo contraté era la de más modestos antecedentes y aún más modesta presentación. En cambio chascos con gente que pintaba mejor tuve varios.
    Tampoco es que he contratado tanto en la vida... cuando el que me presentaba era yo, tuve dos etapas: de ciega confianza saliendo de la Universidad, donde conseguí trabajo muy rápido y de desesperación por remplazar el empleo cuando cerró una compania donde estaba, y por tanto me costó muchísimo conseguir. El tipo cesante en una época de cesantes - los 90 tuvieron alto desempleo acá - es como una mercadería sin valor. En cambio el tipo que ya tiene un empleo y busca otro mejor entra distinto y lo ven de otra forma. Ulschmidt.

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  2. Yo seleccioné y contraté harta gente durante unos pocos años, cuando estuve a cargo de la importadora en Zona Franca y tuve negocio en Arica, hata donde recuerdo, he despedido a una sol persona (todavía tengo cargo de conciencia) pero era inútil e insoportable, cuando trabajo con el Tomás Jr. me acuerdo de la chica esa, igualitos.

    En todo caso el Tomás Jr. parece que es normal cuando trabaja con otras personas, al menos eso espero, sino se va a morir de hambre.

    Las veces que he salido a buscar trbajo son de terror, escribiría una entrada sobre eso, pero son tan pocas que la entrada sería cortísima

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  3. Efectivamente hay de los dos extremos, los que se auto-sobrevaloran y los que se auto-infravaloran y ambos son inversamente proporcional a la edad.

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  4. A las empresas no les interesa buscar el diamante en bruto..les interesa encontrar el mas capacitado al menor precio....y ojala de 15 años para que venga sin mañas y trabaje sin chistar por dos chauchas. Lo otro que se ve mucho es el pitutismo descarado en muchos lados.

    Existen muchos trabajos que no sirven para nada. Es decir son repetitivos, precarios, mal pagados y donde no se conoce a nadie que pueda servir en el futuro. Por eso siempre la idea es tratar de irse a un trabajo mejor y siempre dar puntada con hilo...e irse a un area que este en auge y salir se inmiediato de algo que vaya a la baja....

    Sin nombrar el factor suerte en todo esto.

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  5. Tengo algo de experiencia en el tema, y un par de cosas que puedo comentar al respecto son:

    a) Desde el punto de vista de quien contrata:
    - No es cierto que se busque lo mejor al precio más bajo. Habitualmente se fija de antemano el precio (según lo que se supone que se paga para el puesto), se define un perfil y con eso se sale a buscar.

    - Formas de llegar a la lista corta: depende, pero es común salir a buscar referidos ("¿quién conoce a alguien para este puesto?"), o dentro de la misma empresa y, sólo si no aparece nadie por alguna de esas vías, se publica un aviso y se espera a ver qué llega.

    - La gran máxima de los concursos: MUCHAS veces se abre un concurso público sólo para "sanear" una decisión que está tomada desde el principio. Y eso es cierto a todo nivel. ¿Dónde se ve más? Adivinen: el sector público la lleva.

    - Cuando se hace un concurso de verdad, se descarta a los que llegan con pretensiones muy fuera de foco, sea hacia arriba o hacia abajo. Los primeros por caros, los segundos por pencas o sospechosos. Por eso decía que en general no es cierto eso de que se contrata al más barato.

    - En ocasiones llega alguien que cobra más caro que lo que se pensaba -pero no tanto más, digamos hasta un 50% en casos muy, pero muy raros- y, si se considera que es realmente alguien valioso, la empresa puede estar dispuesta a hacer un esfuerzo y contratarlo. Dependerá de cuánto le crean (en eso la reputación previa es fundamental), de cuánto se valore la función y obviamente del presupuesto que se tenga.

    - A veces pasa que se estima un valor para el cargo y no llega nadie por ese precio. En tal caso, o no se hace nada o se reformula el concurso con el nuevo valor. Pero es muy poco frecuente.

    b) Desde el punto de vista del postulante:
    - Es muy fregado eso de entregar "pretensiones de renta", justamente porque uno siempre tiene la sensación de estar fuera de rango. Ayuda mucho tener una idea aproximada de cuánto se paga, lo que suele obtenerse por las famosas "vías informales". Si no se puede, yo al menos pienso en cuánto pagaría para el cargo y tiro ese valor. Y debo decir que, aún sabiendo bastante de eso, varias veces me he equivocado...

    - Los concursos del Estado son, en un 90%, carreras ya corridas. Yo hace ya tiempo que dejé de mirarlos siquiera: antes pensaba que igual valía la pena apuntarle a ese 10%, pero eso me duró hasta que quedé en una terna y declararon el concurso desierto... sabía que pasaba, pero la rabia de que te hagan viajar varias veces, te pidan varios papeles y te tengan colgado del alambre durante meses para terminar así es como para asesinar a alguien. En otra ocasión me pasó que me hicieron mandar ese montón de papeles y, el mismo día que los mandé (por correo postal!!), se publicó que no había pasado a la siguiente etapa. Es decir, o bien me los pidieron SABIENDO QUE YA NO SEGUÍA, o quien llevaba el proceso no era quien decidía... como casi siempre, lo más probable es que el concurso haya sido una pantomima para limpiar una decisión ya tomada.

    - Por lo mismo, los concursos, sobre todo si son del Estado, sólo valen la pena cuando uno tiene un pie dentro.

    - Casi todas las empresas de selección VALEN CALLAMPA. Hacen un trabajo absolutamente estándar y de poco valor, por el que cobran muy caro. ¿Por qué los contratan entonces? Por la clásica cobardía del ejecutivo chilensis: al subcontratar el proceso tienen a quién echarle la culpa si sale mal. Y eso genera un tremendo negocio... a costa nuestra.

    Espero no haber dado mucho la lata, pero tenía harto que decir.


    Saludos,
    El triministro.

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  6. Triministro: No se si sea cierto eso de los sueldos. Hoy en el mercado profesional puedes ver muchos extrnjeros que trabajan por 1/3 de lo que gana un chileno profesional...en areas IT la cosa es horrenda en ese sentido.

    Respecto de las empresas de seleccion ganan por todos lados. Muchas venden bases de datos de postulantes, ganan al evaluar un perico,...incluso hay unas que hacen outplacement...es decir un perico les paga a una de estas empresas para que los puedan poner en un trabjo.

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