Rarezas y elitismo

Tal vez todos somos raros
No es lo más agradable sentirse raro, y aunque todo el mundo es raro en algún sentido, algunos somos un poco más y a veces nos sentimos paranoicos sobre el asunto. La rareza puede venir de muchas formas, por ejemplo alguien puede ser raro por algo físico: muy bajo, alto gordo, flaco, extremadamente feo, colorín, pelado, con la cara manchada, en fin...

Yo he tenido muchos amigos y amigas raras porque me atrae ese tipo de personas, los que tienen algo de asperger son los más divertidos y fascinantes de conocer. El asperger es característico de los que tienen cierta inteligencia muy desarrollada, por ejemplo todos mis amigos buenos para las matemáticas tienen algo de eso. Lo más característico, aparte de sus enormes capacidades intelectuales, es la seguridad que tienen en sus propias opiniones y el derrumbe que significa para ellos la más pequeña desilusión. El asperger por una parte es un gran don y por otra una maldición, que pone muchos problemas para desenvolverse en sociedad, porque es una gran rareza ser demasiado inteligente.

Pero también se puede ser raro por la forma de pensar o de vivir, creo que esa es mi propia rareza, porque nunca he pensado como las personas normales, tengo ideas bastante disparatadas, que me las guardo bajo siete llaves porque, mal que mal, tengo que convivir en sociedad. Ni la Pilar -que cree conocerme como un libro abierto- sospecha de muchos disparates que pasan entre mis dos orejas, aunque, pensándolo bien, tal vez todos sean iguales y simplemente fingen ser "normales" para pasar piola. En fin, que vivan los raros, esos son de los míos.

Los frutos de la educación universal
Yo crecí en un sistema de educación elitista donde la clase de educación que recibía cada uno estaba determinada -en parte importante- por la condición económica personal y familiar. A partir de las reformas introducidas por los militares en los años ochenta este modelo empezó a cambiar y nos hemos ido moviendo hacia un sistema de educación universal que tiene a homologar a la mayoría de las personas con un título profesional.

Hasta hace unos diez años atrás existía el modelo Brunner, que proponía que al darle oportunidad de estudiar a jóvenes pobres tendría un impacto positivo en bajar la pobreza y mejorar el nivel cultural promedio en el país, así, con gente mejor educada, tendríamos mejores votantes, una mejor democracia y etc. etc.

Yo entré a la Universidad delk Norte, Sede Arica en 1978, fuimos de las últimas generaciones donde regía la meritocracia, cuando la universidad era solo para muy pocos, con los medios para pagarse una buena preparación, o bien con mucho talento o esfuerzo para que los que éramos pobres, la consiguiéramos por nosotros mismos.

Cuando la teoría Brunner se puso en marcha, a partir de los noventas todo cambió, se masificó el ingreso y se bajaron progresivamente las exigencias hasta llegar a los niveles actuales, que son ridículos, los profesores mejor evaluadospor los alumnos son los que regalan las notas y le dan la pasada a todos, hoy en día cualquier bruto puede ser profesional, basta que cumpla con ciertos requisitos formales como por ejemplo ir a clases, a veces ni siquiera eso.

Hoy vemos los resultados, los títulos profesionales no valen nada, antes solo verdaderos sabios, como Igor Saavedra se doctoraban en el extranjero, pero con la beca Presidente de la República y otras ad-hoc de Conicyt, hasta el gato tiene un doctorado de Harvard, Columbia o de la London School of Economics, la condición es que tengan un pariente o amigo bien colocado en la política.

Los peores efectos del fin de la educación elitista se han visto en los abogados. La cantidad de brutos, ignorantes y payasos que llenan la fiscalía y los tribunales es enorme, lo peor e que -los fiscales al menos- tienen carta blanca para hacer lo que se les antoje.

Y todo esto ha sido con plata de los contribuyentes, nosotros los giles pagamos la educación y los sueldos del ex fiscal Gajardo, del juez de Tenmuco que se puso un traje rojo, del fiscal disfrazado de Dartagnan y lunáticos todavía peores. Esa ha sido la consecuencia del fin de la educación elitista y meritocrática.

Es malo tenr un país lleno de brutos e ignorantes sin educación, pero mucho peor es tener a los palurdos de hoy, con educación formal, títulos y poder, pero igual de idiotas e incultos. Al menos antes no tenían poder. Púdrete Brunner.