31 julio 2018

¿Es normal el delito?


Hace tiempo leí en Facebook a un amigo abogado que me comentaba "Hay una escuela completa de derecho penal más o menos contemporáneo, que afirma que el derecho penal no tiene por finalidad "reprimir el delito" sino solamente "sancionar autores de hechos típicos", prescindiendo de su impacto en la sociedad. Ellos afirman incluso que la víctima ni siquiera debería ser parte del proceso, sino que sólo los actores estatales del proceso".

Me acordé de esto leyendo el comentario de otro amigo socioloco sobre las Reglas de Durkheim (Emile Durkeim, inventó la idea de los "hechos sociológicos" como fenómenos aparte de la psicología), bueno, resulta que Durkheim decía -según la traducción de mi amigo- que el crimen es un fenómeno social normal.  Hasta allí esa no es ninguna novedad ni una idea tan profunda, todos sabemos que desde las civilizaciones más antiguas que se conocen han existido crímenes y no hay que pensar mucho para darse cuenta que si existen ciertas reglas represivas (leyes) es precisamente porque hay un porcentaje de personas que las rompe.

¿Que relevancia tiene decir que "el crimen es normal"? Ninguna creo yo, pero si es relevante que de allí se salte a la conclusión (Durkeim) que "el crimen es útil, porque entrega un potencial de cambio a la moral". Bueno, parece que algunos burritos leyeron estas cosas y otras del finito Focault y llegaron a la brillante conclusión que "siendo el crimen normal, no debiera ser punible". Seguro que más de un estúpido llegó a esa conclusión, porque he escuchado variantes de ese argumento a muchos abogados jóvenes con montón de lecturas mal digeridas y ni una sola idea propia en la cabeza. Los sobacos ilustrados, que citan siete autores en cada frase que dicen o escriben. ¿Es tan difícil pensar por si mismo?

Un error frecuente de la gente de letras es identificar lo normal con lo deseable. El cancer y todas las demás enfermedades -algunas especialmente sucias y desagradables- son de normal ocurrencia, eso no quiere decir que los médicos no debiesen tratar de aliviar, por lo menos los síntomas. El crimen por normal que sea debe ser reprimido, porque nadie lo desea, excepto los criminales y su clientela.

La normalidad es un concepto estadístico, entre uno y tres sigmas de la Campana de Gauss, pero ha sido abusado por mucha gente de ciencias sociales de la misma manera en que abusan de la estadística, por ignorancia y conveniencia.

Todos sabemos como han bajado los estándares en las universidades chilenas, pero esta baja de estándar ha golpeado especialmente a las ciencias sociales y las carreras humanistas que por si mismas tienen una gran carga de subjetivismo. La formación superficial o derechamente mala en las escuelas de derecho -que además pasan buena parte del año en huelgas si se trata de universidades estatales- es probablemente la causa del bajísimo nivel cultural de muchos jueces y fiscales. So a las universidades-industrias, formadoras de profesionales como salchichas le agregamos el aumento explosivo de jueces y fiscales, tenemos la tormenta perfecta que hoy estamos viviendo. El Perú está sacudido por escándalos de corrupción en el Poder Judicial, ya le va a tocar a Chile, tenemos todos los ingredientes.

El Poder Judicial y Ministerio Público están entre las dos instituciones más desprestigiadas de Chile, mientras tanto, en las escuelas de derecho, muchos profesorcitos que se creen pequeños dioses enseñan a sus alumnos que el derecho es una ciencia, en la que en lugar de experimentos y pruebas las cosas se validan con citas y latinismos.

Pero resulta que las leyes, es decir lo deseable e indeseable, no lo definen los abogados ni los profesores sino los políticos y en último término, la indignación popular, que son la clientela de los políticos. Por eso hay tantas leyes estúpidas.

A mi no me vengan con que el crimen es normal y que no es tarea de la justicia reprimirlo primero y luego des incentivarlo, en realidad esa es la única cosa útil que puede hacer la justicia y si no son capaces de hacerlo bien, entinces que se vayan para la casa porque son inútiles, mejor nos compramos escopetas y nos arreglamos por cuenta propia, algo de eso ya está pasando.

4 comentarios:

  1. "La víctima no debe ser parte del proceso". Se olvidan que la justicia principia en la partida de linchamiento que hace justicia por propia mano, luego es sustituída - a veces - por el cacique que hace justicia en nombre de todos y sin olvidar el sentido político de hacer justicia.
    La burocracia aspira a que seamos números haciendo la fila y obedeciendo. No quisiera ni vernos querellando en el juicio donde un tipo destasó a nuestra tía para robarle cien pesos, digamos. Mucho menos escuchar quejas por su desempeño.

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  2. Yo igual creo que por ahí va la cosa: burocracias que se creen con un conocimiento especial y superior, por encima de la molesta crítica de quienes deberían servir. El endiosamiento imaginario se da, además de los abogados, en los educadores, médicos y otras profesiones, no como los ingenierillos, que somos humildes como Gardel jaja

    La administración de justicia es un servicio como todos y si se les olvida la satisfacción del cliente -en este caso la sociedad- al final terminan desprestigiados primero y después avasallados. Es peligroso para ellos mismos cuando la justicia alcanza cierto nivel de desprestigio.

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  3. En definitiva esa que Ud. menciona es una doctrina derrotista.
    Porque la verdad han rebajado las tasas criminales en forma muy exitosa en muchos países en las últimas décadas.
    Ni siquiera fueron cambios asociados a un gran mejoramiento de la economía. Se bajó el consumo de drogas peligrosas (como el crack que hacía estragos en USA), se aumentaron las penas y los criminales profesionales pasan la mayor parte de su vida presos, y particularmente no se deja territorio al crimen, a las pandillas.
    Es una teoría casi epidémica: si hay núcleos, el comportamiento delictivo se propaga. En vez de dejar esos bolsones de delito y pobreza que hay en tantas ciudades, los atacan. Nada de convivir con los tipos, mucho menos reclutarlos para la política o compartir negocios con la policía como pasa en las peores situaciones latinamericanas.
    Ajeno a toda esa experiencia real, ideologías como el kirchnerismo dan al delito como un mal "del capitalismo" y tratan de convivir y de sacar partido de ellos, sobre todo para la manipulación de votos. Un asco.
    Con el delito urbano es como con la confrontación de las viejas guerras indias: puedes tener un largo y caro e igualmente muy permeable y bastante inútil "línea de fortines" para frenar un poco las incursiones de saqueo o puedes cabalgar al interior del territorio hostil y liquidarlos ahí. Cuando al fin se hace, resulta que la estrategia más económica y eficaz era esa.
    La policía en muchas ciudades cuida a la clase media en los barrios medios y no se mete en los barrios peligrosos. Bueno, evidentemente tienen que.

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  4. Si Ulschmidt, pero más que fatalista yo creo que es una idea muy cómoda y deavergonzada, que les permite hacer impunemente lo que se les de la gana y justificar sus fracasos casi sin costo. Cuando jueces y fiscales dicen que el sistema judicial no puede reprimir ni desincentivar los delitos es una situación muy parecida a cuando un médico dice que no puede curar enfermedades, o como cuando un profesor dice que sus alumnos son tan malos que no puede educarlos ¿para que diablos sirven entonces? ¿Con que moral cobran su sueldo cada fin de mes?.

    Si alguien en realidad piensa que su profesión u oficio no sirven para lo que sus clientes esperan de ellos, la mínima decencia sería que renuncien y se busquen otra manera de ganarse la vida. El derecho tiene su origen en la represión de los crínenes y su objetivo siempre ha sido desincentivar a los que piensan ganarse la vida en la carrera de criminal, igual que a los profesores que les pagan por enseñar bien y si no pueden hacerlo deberían trabajar en otra cosa, si el sistema judicial es incapaz de desincentivar los delitos deberían irse todos para la casa y cerrar por fuera.

    Yo recuerdo que algunas décadas atrás algunos jueces eran criticados, habían buenos y malos como en toda actividad, pero no recuerdo haber visto el nivel de desprestigio tan extendido, no ya hacia funcionarios en partiocular sino contra todo el sistemna. Al sistema es lo que pervirtieron, un juez o un fiscal pueden ser profesionalmente muy buenos, pero no hay nada que puedan hacer contra un sistema pervertido.

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