Este es un refrito del año 2006, el tema de la confianza está repleto de lugares comunes, por ejemplo esa frase "ya no se puede confiar en nadie" que es muy común pero totalmente equivocada, siempre se puede confir en todos, otra cosa es si conviene o no hacerlo, pero confiar o no es un asunto que nosotros decidimos, siempre están disponibles las dos alternativas.
A mi en principio me gusta confiar en los demás, aunque estoy convencido que el propio Jesucristo me podría traicionar llegado el caso. Creo que es buena estrategia confiar de entrada, pero estando preparado para que nos traicionen. Creer que porque nosotros confiamos no nos van a traicionar de vuelta es una estupidez, una relación causa-efecto que no existe.
Como vemos, la confianza implica tomar una decisión de nuestra parte y como todas las decisiones el resultado es siempre incierto. Un amigo comentaba en la entrada original, que la confianza la armamos en base a observar regularidades, cuando algo se repite confiamos ue se seguirá repitiendo indefinidamente, alguien que ha sido bueno durante mucho tiempo confiamos que seguirá siéndolo y vice versa, pero como todas las dcisiones, esto es un asunto incierto, las personas más buenas nos pueden hacer las peores chanchadas, la naturaleza humana no es predecible. Pero en fin, mejor vamos ya al refrito
Confiar o no confiar
En la confianza está el peligro decía mi abuela, bueno, es solo un decir porque en verdad no conocí a ninguna de mis abuelas, pero perfectamente pudo haberlo dicho alguna vez. Otros dicen piensa mal y rara vez te equivocarás, en fin, de lo que quería conversar hoy -mis amigos- es precisamente acerca de la confianza.
La confianza se define como esperanza firme o seguridad de que una persona va a actuar o una cosa va a funcionar como se desea, y la mayoría de las veces no es muy racional que digamos.
Como el marido abusador y cornudo que confía que su mujer jamás lo va a engañar porque yo sé lo que tengo, o la amistad entre mujeres que se basa en expectativas de confianza incondicional y a todo evento. A veces he escuchado que la confianza es algo técnico, que estupidez más grande, como si se pudiese tecnificar algo tan elusivo e impredecible, la confianza siempre será asunto de arte más que ciencia.
Saber si se puede confiar o no en una persona es una de las artes más difíciles e importantes, porque implica una predicción de comportamiento en condiciones inciertas y con información muy incompleta, aunque uno viva muchos años al lado de alguien jamás llegará a tener suficiente información sobre esa persona, cada uno de nosotros es -como dijo Goethe- un pequeño mundo, lleno de vericuetos y rincones escondidos.
Yo creo que es tonto ser confiado, y es muy tonto ser desconfiado, porque ambas actitudes implican un prejuicio a priori al aproximarse a otra persona. Con cualquiera hay motivos para confiar y desconfiar, todos somos eventualmente traidores o eventualmente confiables. ¿Se han fijado que pasa cuando a alguien le preguntan cual es su mayor defecto?, nueve de cada diez personas dirán es que yo soy muy confiado, creo demasiado en los demás. En cambio solo uno de cada mil reconocerá que su defecto es ser traicionero.
Es el espejo distorsionado en el que solemos mirarnos, le exigimos a los demás todo lo que nosotros mismos no estamos dispuestos a ser, la vida de cada uno de nosotros está llena de traiciones pero no las vemos o las justificamos rápidamente, somos indulgentes con nuestras canalladas y fieros jueces con las de las demás personas, es lo natural.
Si uno quiere tener éxito perfilando a otra persona debe partir de la base que la traición está dentro de todos nosotros, ningún ser humano es confiable a todo evento pero tampoco ninguno es traicionero a todo evento, hasta el más miserable mentiroso puede ser confiable bajo ciertas circunstancias. Si queremos evaluar a otra persona hay que tratar de desprenderse de cualquier prejuicio, admitir que es capaz de hacer cualquier cosa, para bien o para mal y que las circunstancias, el entono don muy determinantes.
Libres de los filtros morales podremos ponernos en sus zapatos y tratar de pensar como lo haría el otro, empaparnos de sus motivos y su manera de razonar, entonces podremos hacer un pronóstico de su comportamiento con más posibilidades de achuntar. ¿Y por qué toda esta curiosa sarta de filosofía barata? bah, tengo mis motivos y me los guardo, pero creo que conviene de vez en cuando pararse a pensar en eso de que en la confianza está el peligro.
Ya, a ver si mañana coloco algo más entretenido, confíen en mí nomás. Hasta tomorrow.
NULLA DIES SINE LINEA. Filosofía barata, historias, historietas, moralejas, chamullos, relatos absurdos, la vida de un vago, cosas de Arica, literatura, música, pornografía, política, física, cocina regional, minas, copete y cosas por el estilo. The awesome, absurd and often bored adventures of our Man of Mystery in Arica, from the trenches, in the Northern Front. Sacar a mil, sacar a mil. Streams of brilliance often spring from boredom. "Be yourself, but bigger"
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Que tema ese de la confianza. Muchas veces se basa en nuestros preceptos, experiencias y conceptos que tenemos de muchas cosas. percepciones preconcebidas o adquiridas con el tiempo que nos lleva incluso a pecar de confiado dando por sentado las cosas aún a sabiendas de que en cualquier momento las cosas pueden cambiar.
ResponderBorrarEn esta vida, nada es seguro, nadie está seguro.
Claro, confiar es una apuesta con premio si le apuntas y castigo si no. No hay manera de saber el resultado a priori, como en casi todas las cosas importantes, solo podmos suponer
ResponderBorrar"yo soy muy confiado, creo demasiado en los demás." es una frase derrotista. Espero no haberla dicho nunca, ahora mismo no recuerdo si la dije.
ResponderBorrarlos que dicen así suelen quejarse siempre de los demás.
Hay otra especie que manipula al prójimo con cosas como "confío en vos", "pongo mi confianza en ustedes" etc... tipo maestro ciruela, director de equipo de fùtbol, padre entrometido o gerente de sucursal con aspiraciones de liderazgo.
Tampoco me gustan esos. Toda vez que tuve un jefe o director así, proclive a las arengsa y discursos con contenido moralizante, me fastidió. Prefiero los jefes que dicen "haga esto o aquello" y no se meten con la conducción espiritual de sus subordinados. Cuando a mí me tocó dirigir a alguien más he sido siempre así, sin apelativos a la confianza.
Lo de "poner la confianza en Dios" es otro cliché pero ese me gusta más. Funciona hasta para los ateos, significa que uno debe confiar en sí mismo, básicamente.
Ah que buena esa: el uso de la retorica de la confianza para manipular a los demás. Es super común, especialmente en los que tienen personalidad medio psicópata, es una característica "mi deecto es ser muy confiado, a mi todos me engañan", los que dicen eso normalmente son todo lo contrario, andan cagando a medio mundo, ah me acordé de algunos de esos, víctimas profesionales.
ResponderBorrarYo creo que la mejor prueba de confianza que le podemos hacer a alguien es pasarle plata o hacerle un favor importante y no cobrarle, ahí uno ve como reacciona, las reacciones en esos caso pueden ser muy divertidas, van desde los que te recuerdan a cada rato "yo te debo plata" pero JAMAS devuelven un peso, pero con decir eso ya se sienten con el deber cumplido, es muy divertido.
Al final a todos nos gusta creernos buenas personas y ajustamos la retórica para que calce con eso, llegado el momento de urgencia uno mismo puede cagar hasta al diablo, pero siempre encontará una buena racionalización de porqué lo hizo, los sociópatas o psicópatas racionalizan más eso si jaja.
Y todos esos discursos sobre el valor de la confianza son puro cuento inútil, obvio que es bueno un ambiente de confianza, pero eso no ocurre con arengas, son conductas que se van construyendo, tal como dice Ulschmidt, con la forma de actuar de las personas.
Igual ser considerado como "confiable" por los demás es un tremendo activo