El drama de tratar de ser lo que no eres

Hay personas que por ambición son capaces de lo que sea, y existen muchas clases de ambición. La más obvia es la ambición de riqueza, pero también existe la ambición de poder, de ser apreciado o querido, la ambición de ser recordado y no como un fracasado, sino al contrario, como alguien brillante y exitoso.

La ambición no es necesariamente mala, la ambición de grandeza ha estado detrás de los mayores logros de la humanidad, tal vez no existe gente más ambiciosa que los científicos por ejemplo, el ego de Einstein era superlativo, aunque tenía la pose de hombre sencillo, se desesperaba por brillar y durante muchos años lo consiguió, y aunque digan que todo el inmenso esfuerzo es por amor a la ciencia y por el bien de la humanidad, yo sospecho que es pura ambición de ser reconocidos, egolatría más que nada. Cuando la egolatría lleva a grandes resultados, beneficiosos para todos no puede ser mala, como escribió Goethe en Fausto "el joven que no tenga su dosis de vanidad, vale más que se ahorque".

La ambición de la gente que se dedica a la política tiene casi todas las formas que mencionaba arriba, son ambiciosos por riqueza monetaria, por ejercer todo el poder que puedan y más, por ser reconocidos y recordados como grandes estadistas. Pero la naturaleza de la política casi nunca lleva a satisfacer esas ambiciones, Diego Portales, que fue el más grande estadista de nuestra historia fue asesinado al borde del descrédito, aunque el hecho de su asesinato lo convirtió en figura trascendente a un nivel tal que algunos piensan que el mismo provocó su propio asesinato, es la tesis de Enrique Bunster, por ejemplo.

Pero lo normal es que los políticos sean figuras más mediocres y miserables, pobres diablos pero con un desmesurado apetito por riqueza, poder y reconocimiento. Este apetito los ciega y lo hace cometer los errores más estúpidos. Es lo que le pasó a Macri en Argentina y lo que le pasa a Sebastian Piñera en Chile, ambos son billonarios así es que más que el hambre de riqueza los mueve el apetito de poder y de tener reconocimiento. La ambición entonces los convierte en oportunistas dispuestos a hacer muchas cosas con tal de conseguir el reconocimiento que tanto anhelan.

Esta es una característica muy típica en los políticos social demócratas del mundo, sean de derecha o izquierda, siempre es lo mismo: Obama, Merkel, Macron, Bachelet, Piñera, Macri, todos los llamados "moderados" de izquierda o derecha, que son distintos sabores de un mismo plato: la social democracia.

Macri fracasó por presentarse como lo que no era, prometió reparar el desastre que dejó la década K, siendo que no tenía los cojones ni la intención de hacerlo, su desastroso gobierno dejó a la Argentina al borde de la hiperinflación, o pero todavía, de la estagnación (inflación con crecimiento negativo). ¿Saben cuando pasa eso? Cuando el que gobierna es cobarde, irresoluto y trata de imitar las políticas que, según cree, le han dado resultado a sus opositores. Nada más característico de los anti-líderes de la centro derecha que tratar de ganarse la simpatía de la gente clonando la demagogia de la izquierda.

En todos los sentidos: aumentando el déficit fiscal, subiendo impuestos, aumentando las prohibiciones de toda clase y levantando banderas de izquierda que creen -ingenuos- que les hará ganar simpatías en los electores del "centro". Su táctica es "tratar de ganarse el centro", pero es un fracaso asegurado porque, como bien dice Milei, ¿quien va a querer una mala copia de la demagogia de izquierda? Nadie quiere malas copias, a nadie le gustan los tibios sin carácter, miedosos, para eso mejor se quedan con el original, que es la izquierda pura y dura, con cero responsabilidad.

Porque la izquierda verdadera inventó la demagogia, es lo único que crearon y nadie quiere malas copias, si vamos por demagogos mejor que sean los originales. Por eso los socialdemócratas de derecha no entusiasma a nadie con sus "guiños" a los activistas de derechos humanos, terroristas, homosexuales y lesbianas militantes, animalistas, veganos, feminazis, copitos de nieve y todos los esperpentos que forman la clientela tradicional de la izquierda, esos tienen fidelidad a la marca, jamás van a mover un dedo por estos falsos de la mal llamada "centro derecha", que en realidad es la facción derechista de la socialdemocracia..

Todo esto que pasa en Argentina ocurre de igual manera en Chile y el desastre de Macri es el mismo que le espera a Sebastian Piñera, son dos pájaros de la misma pluma y están rodeados de pajarracos de idéntica clase, son como los peces piloto que se alimentan del desperdicio que queda entre los dientes del tiburón. Esos peces piloto no tienen plata y viven del desperdicio de los tiburcios, así es que son los más virulentos fanáticos, tal como eran los tipos de la Secretaría de la Juventud durante los militares ¡si son los mismos! Fueron los primeros Judas, que en cuanto pudieron mordieron la mano que los encumbró y les dio de comer.

Es el drama de los que tratan de aparecer como lo que no son, tal como dice la canción "El Gran Farsante"