¿Hagamos un principado? Mejor no

Estuve releyendo el delicioso libro "Los Paraísos fiscales" de Alain Vernay, donde cuenta -entre otras- la increíble historia del Principado de Mónaco. Un amigo que conoce el lugar me contaba que es enfermo de siutico y chulo, un lugar donde los nuevos ricos, artistas de cine o del deportes (gente por lo general bien poco educada) van a mostrarse y a validarse socialmente.

La gracia del principado es que es sumamente antiguo, en el año 1297 la familia genovesa de los Grimaldi, en alianza con distintos países cercanos, se estableció allí y siguen reinando hasta el día de hoy, claro que con muchísimos sobresaltos e interrupciones, igual han sido como 7 siglos lo que es una gracia para ser un lugar tan chico y sin ningún recurso material.

Porque Mónaco,con sus 160 hectáreas es el segundo país soberano más pequeño del mundo, solo el diminuto Vaticano es más chico. Para que se hagan una idea es más o menos con la población 11 de Septiembre en Arica, tal vez un poco más chico, está a lo largo de una costa de casi 4 km en total, y su parte más ancha es de 1.7 km, es un lugar realmente pequeño. La cosa es que los Grimaldi se las han arreglado par mantenerse soberanos sin tener nada material que producir, Monaco es el mejor ejemplo de como se puede crear riqueza a partir de nada material, muestra como la riqueza es más que nada una idea en la mente de las personas.

Durante siglos Mónaco sobrevivió a duras penas, hasta que en 1856, al príncipe Carlos II se le ocurrió autorizar el juego de azar y el empresario casinero Francois Blanc coniguió la consesión para su explotación por 50 años. Gracias a esta genial idea el Príncipe pudo suprimir los impuestos directos, lo que puso los cimientos para que Monaco se convirtiera en un paraíso fiscal, que sería la segunda etapa de su riqueza.

Los ricos europeos fueron los primeros en darse cuenta que resultaría muy conveniente mover sus activos a ese principado soberano luego empezaron a llegar de toda Europa, según leo

"Los boyardos venían de sus estepas, con baúles llenos de oro. Los ingleses merecían aún el tratamiento de milord. Las altezas reales se apretujaban en el palacio de juego construido por Garnier: Había cerca de ochocientos monegascos dedicados al servicio de su culto: los más humildes cuidaban los prados de césped y los más dotados tenían acceso al tapete verde y se transmitían por herencia su paleta de croupier"

Se constituyó la "Sociedad de los baños de mar" cuyas acciones fueron compradas por magnates y famosos, y esa sociedad anónima se convirtió en una de las más poderosas de la Bolsa de París. Monaco el príncipe y su familia empezaron a vivir a lo grande gracias a los ingresos del casino y la sociedad anónima. Pero nada bueno dura para siempre, en 1918 el Gobierno Francés se empezó a poner saltón porque Mónaco le estaba extrayendo impuestos, entonces llegaron a un curioso acuerdo, donde Francia se comprometió a defender a soberanía de Monaco a cambio de poder reprimir la evasión fiscal de quienes no vivían en el principado, pero si tenían allí sus activos.

Pero gracias a la Segunda Guerra Mundial, con un gobierno de Vichi, muy debilitado, Mónaco volvió a ser el estado donde el dinero era bien recibido, la guerra favoreció a Mónaco porque todos necesitaban lugares seguros donde poner su plata.

Terminada la guerra, Mónaco volvió a estar en la picota, porque ni a los franceses, ingleses, ni menos a los americanos les hacía gracia tener un paraíso fiscal en la mitad de Europa. De Gaulle respetaba mucho al principe Rainiero, que combatió con las tropas francesas y fue condecorado, pero una cosa es el respeto y otra los negocios, Mónaco no podía seguir siendo un escondite para evadir impuestos.

Vino un año duro, los holding empezaron a ser disueltos y Mónaco empezó a caer en la pobreza. Pero desde París se dieron cuenta que si el principado se iba a la ruina, sería una pesada carga que ellos deberían financiar, así es que poco a poco se pusieron más comprensivos y empezaron a hacer la vista gorda e muchas cosas.

El príncipe Rainiero por su parte andaba escaso de fortuna y apenas tenía súdbitos, porque de los 22.000 habitantes de Mónaco 20.000 eran extranjeros, mayormente franceses e italianos. El principado se enfrentaba a la amenaza de desaparecer siendo anexado por Francia. Pero Francia tampoco lo quería porque Mónaco no era capaz de producir nada por medios honestos, así es que sería una pesada carga para el país que se venía recuperando de una guerra desastrosa.

Las crisis son oportunidades, y esta crisis llevó a Rainiero III a ver la oportunidad de Mónaco de convertirse en un gran vendedor de glamour y nobleza para los millonarios sin glamour ni clase. Así fue como entre 1949 y 1955 Rainiero se asoció a tres rotos con plata: Aristoteles Onassis, Constantin Limbey y Charles Michelson, que destrabaron a Mónaco de la encrucijada en que se encontraba.

Tal vez Rainiero no vio ninguna oportunidad y solo siguió sus inclinaciones naturales al asociarse con los new money, pero el caso es que tomaron el control -con poder de veto- de la alicaída "Sociedad de baños de mar". Claro que la asociación no estuvo libre de problemas, Onassis era requerido por la justicia norteamericana por una compra turbia de petroleros y Limbey se fue preso, acusado de defraudar con el banco de su propiedad, pero la cabeza de Rainiero se mantuvo en su lugar y se afirmó más después de su matrimonio con la estrella de Hollywood Grace Kelly.

Se sabe que el pueblo norteamericanos sueña con la nobleza que carece y esta boda hizo mucho por la amistad entre ambos países "el palacio de los Grimaldi se transformó, de pronto, en obligatorio lugar de peregrinación para los norteamericanos de vacaciones. Toda esta nueva amistad con el tío Sam, extraoficial como es costumbre de Mónaco, trajo un nuevo boom para el principado.

Y así siguió la historia hasta el día de hoy, cundo Mónaco sigue vendiendo glamour a los new money que carecen de él pero están deseosos de gastar toneladas de plata para adquirirlo. Rainiero murió hace tiempo y lo sucedió su hijo Alberto, un hombre con fama de amable y bueno para los negocios ¿como se han mantenido a flote los Grimaldi durante tantos siglos? No por la fuerza, que nunca la tuvieron, ni por el tamaño que es insigificante, pero tal vez por la astucia y el olfato para encontrar el producto que los demás desean adquirir.

Todos deseamos cierto reconocimiento social y eso venden los Grimaldi, hoy los nuevos billonarios anclan sus yates, propios (muy pocos) o arrendados en casi medio millón de dólares por semana en la bahía de Monaco y pasan los días viviendo en el yate mientras en la noche salen al Casino o al Jimmy Z, uno de los lugares más caros del mundo por lo que me ha contado un suertudo amigo que ha estado allí.

No por los millones Monaco deja de ser chulo, lugar de nuevos ricos que -a veces para divertirse y otras para ver y ser visto por los demás- gastan buena parte de sus millones en yates y fiestas, total, la plata es para gastarla y el dinero debe circular.

Por eso con un par de cervezas en el cuerpo, a veces me ha pasado por la cabeza la idea de que hagamos un principado en Arica idea que planteé hace tiempo. Como no tenemos billonarios ni menos nobles, podríamos traer a Farkas y algunos conspicuos traficantes de los alrededores que se deben estar quebrando la cabeza sobre como lavar sus ingresos de la droga.

Ah, pensándolo bien mejor que no. Sigamos así nomas, al diablo con Monaco, acá en Arica está el verdadero paraíso en la tierra, donde se puede vivir como millonario sin un peso en el bolsillo y sin trabajarle un día a nadie.