30 septiembre 2019

Tres amigos


Éramos tres amigos inseparables, Luis Herrera (el Corcho), René Oyarce y yo, ellos ya habían egresado de la universidad y yo todavía estudiaba, el Corcho era un genio de las matemáticas y trabajaba de ayudante. Por cuestiones de barrio nos empezamos a juntar de manera natural pues los tres vivíamos en la Población Maipú Oriente. Andábamos juntos para todos lados. Especialmente en mis años de vacas más flacas. Recuerdo que pasé un año nuevo en la casa de mi amigo el Corcho con su familia, debe haber sido en 1979 o 1980 más o menos

Esa foto en el Mercado Central de Iquique debe ser de 1981, de izquierda a derecha aparezco yo, René y el último no es el Corcho sino Juanito Galvez, un compañero de trabajo. Porque seguimos juntos trabajando. El Corcho nos presentó a Gabriel Abusleme, que andaba buscando vendedores para calculadoras en Arica, entonces yo rápidamente pasé a vender los Casio FX-9000P, uno de los primeros computadores personales que existieron, René se hizo cargo del servicio técnico y el Corcho, que nos había conseguido el trabajo, se quedó debajo de la mesa.

Durante varios años viajábamos con René de Arica a Iquique, cada lunes y nos devolvíamos los jueves o viernes, ambas ciudades están a 300 kilómetros de distancia y el viaje duraba casi 4 horas. Era el primer boom económico de la Zona Franca de Iquique y el bus se iba y volvía repleto con los mismos comerciantes, que hicieron ese viaje día por medio durante años. Después muchos de ellos se hicieron millonarios, recuerdo que pasé varias navidades y hasta un año nuevo viajando, era tan bueno el negocio que nadie se preocupaba de las fechas.

Fue una etapa muy divertida, todos los que viajábamos en el bus formábamos una especie de club o familia y nos llegamos a conocer bien, incluso los choferes y auxiliares. El bus se convirtió en una segunda casa para muchos de nosotros. A veces, cuando queríamos llegar antes, tomábamos una empresa que era conocida por la imprudencia de sus choferes y se iba en una especie de Grand Prix, en carrera contra otros buses y los autos colectivos. Muchos buses chocaron con todos muertos, bajando las peligrosas quebradas o en medio de la camanchaca, en esos años era una de las rutas más peligrosas de Chile.

La empresa donde trabajábamos en Iquique se llamaba Establecimientos Comerciales California, también hicimos allí un grupo de amigos bien unidos y prácticamente todos los días, después de trabajar, nos íbamos a tomar cerveza al local de Scharafia, en la Plaza Prat, fuimos regulares allá hasta que se incendió. Ni yo ni René recibíamos sueldo, solo comisión y una pequeña suma a rendir para los gastos, pero como veníamos de una situación de gran pobreza casi no teníamos gastos.

Recuerdo que ganaba mucho más de lo que podía gastar y los billetes se iban acumulando en una caja de zapatos, debajo de mi cama en Arica. Llegado un momento tenía tanta plata que pensé que debía gastarla en algo. Así fue como me compré mi primer auto, un Volkswagen Escarabajo rojo, entonces empecé a ir y volver manejando todas las semanas, podía recorrerlo durmiendo y así lo hice un par de veces, cuando era joven y muy imprudente. Desde que compré el auto nunca más volví a juntar plata, sino hasta muchos años después.

 El Corcho se murió en los noventas. Yo estuve con él poquito antes que muriera, llevaba más de un año agonizando y era un esqueleto con piel, lo único que le funcionaba perfectamente era el cerebro. Recuerdo que estaba como "el enfermo del Jappening", decíamos un chiste y le venía un ataque de asma que no podía respirar, al despedirnos me dijo "tu has sido buen amigo Tomás, cuando me muera no te voy a venir a tirar las patas", pocos minutos después que me fui finalmente se murió. También cumplió su promesa porque nunca se me ha aparecido.

Bueno, todas estas incoherencias las escribo porque hoy en la mañana, la Pilar estaba leyendo el diario en su teléfono y me dice que se había muerto el René Oyarce. Yo debo ser medio psicópata porque no me entristecen las muertes, en lugar de eso me quedé pensando en todos esos años en que lo pasamos tan bien.

Con René tuvimos una absurda pelea hace varios años y no nos hablamos nunca más, bueno, casi nunca, porque con el paso del tiempo le vino el alzheimer y ya no conocía a nadie. Hace un par de años, caminando por el centro me tropiezo con él, que venía con esa expresión perdida que tiene la gente con alzheimer -diablos, tenía solo dos años más que yo- nos miramos y de pronto me reconoció, entonces me dijo "¿como están las computadoras?", "bien" le contesté y eso fue todo, cada uno siguió su camino. Supongo que debe haberse alegrado de haberme reconocido, tal vez hasta se acordó algo de los viejos tiempos. Yo también me alegré que me reconociera y claro, me acordé de todo.

Es como la canción esa "yo tenía diez perritos", ahora queda solo uno -yo- pero ya me tocará, no hay que impacientarse. Como dijo el general Mendoza "se va desgranando el choclo"


7 comentarios:

  1. Que relato, muy cercano, muy sensible. Un buen recuerdo de tus amigos.

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  2. Al final del dia (o años), de todas las personas que conocemos en el transcurso de la vida.....son siempre los mismos amigos de siempre, que son contados los dedos de las manos.

    Marcelo

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  3. Si, las amistades que duran son pocas pero es es natural, hay muchas circunstancias que nos distancian, a veces cosas super tontas, por eso creo que no hay que guardar rencores, no tiene caso, en lugar de eso es mejor acordarse de los buenos ratos que pasamos-

    Yo nunca he esperado tener amigos incondicionales, para eso mejor los perros, mis amigos son complicados y rara vez duran toda la vida, pero eso está bien, es normal.

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  4. Gracias amigo Tomás por tenerlo entre tus recuerdos y compartirlo..

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  5. Claro Raul, si de eso se trata, los buenos recuerdos son lo mejor que nos queda

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  6. Que en paz descanse... Mis condolencias a su familia y tambien a ti. A proposito, tu tienes cuerda para rato!! Mala yerba no muere muaajaja
    Lilian~

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  7. Nadie lo sabe, si por mi fuera espero morirme de un momento a otro

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"