Historia de Roma 3: curiosiades

Lo que a mi realmente me gusta al leer historia son los chismes, curiosidades, historietas chuscas y cosas por el estilo, y la historia de Roma está repleto de esas, veamos solo algunas:

Como nació la República 
Después de 150 años de los reyes agricultores vinieron como 100 años de los reyes mercaderes que como vimos dieron el principal impulso constructivo, económico y cultural a la Urbe, de pronto esto se rompe y en Roma se establece la República donde todos votan, aunque unos votos pesaban mucho más que otros. ¿Que produjo este cambio? Resulta que el hijo de Tarquinio el Soberbio, Sexto Tarquinio y su sobrino Lucio Tarquino estaban en campamento de guerra con sus soldados según nos cuenta Montanelli:

"Estos, bajo la tienda, comenzaron a discutir la virtud de sus respectivas esposas, cada uno sosteniendo como buen marido, la de la propia. probablemente el uno le dijo al otro "la mía es una esposa honesta, La tuya te pone los cuernos" Decidieron volver aquella noche a casa para sorprenderlas. Montaron a caballo y se fueron.
En Roma, encontraron a la mujer de Sexto que se consolaba de su momentánea viudez banqueteando con amigos y dejándose cortejar. La de Lucio engañaba la espera tejiendo un vestido para su marido".

Sexto quedó furioso de haber perdido la apuesta e intentó -por las buenas y por las malas- de seguir a la virtuosa esposa de Lucio, cuando al fin lo consiguió, la ex virtuosa esposa llamó a su marido y su padre, lo confesó todo y se suicidó ante ellos con una puñalada en el corazón. Este comportamiento ruin de  Sexto Tarquino inició grandes revueltas que terminaron con que su padre tuvo que arrancar y así Roma se convirtió en República el año 509 A.C. Un clásico ejemplo del efecto "nariz de Cleopatra"

Una república no muy republicana
La República Romana tuvo muy buena prensa de parte de los historiadores, que se dedicaron a hablar pestes de los reyes y maravillas de los años republicanos, pero en realidad fue un período oscuro y mediocre. Ahora no había rey sino dos cónsules que gobernaban en conjunto y eran escogidos en elecciones donde todos los ciudadanos votaban, pero la trampita era que los votos de los patricios y los millonarios valían mucho más que el resto, o sea, tal como hoy, la República estaba capturada por una oligarquía.

A diferencia de los reyes mercaderes, los 300 senadores -que eran los que realmente mandaban- eran tacaños e incultos, así es que durante la República la economía se fue al suelo, la cesantía se fue a las nubes, apareció la inflación y los políticos demagogos se dedicaban a comprar a la plebe bajando la ley de sus monedas. Nada nuevo bajo el sol.

Servicio militar
Los hijos varones de las familias patricias debían pagar caro los privilegios que tendrían el resto de su vida. Primero que todo debían hacer el servicio militar obligatorio que duraba nada menos que diez años. Como Roma pasaba metida en guerras, la probabilidad de sobrevivir esos diez años de servicio era bastante baja. Los privilegios no eran gratis y si después de eso pretendía seguir el "servicio público" debía candidatearse al primer peldaño que era de "questor", es decir medio pollo de los magistrados, ayudándolos a controlar las finanzas. No podía pasar más de un año en el cargo.
Y así iba escalando hasta llegar a senador, que era más o menos la cúspide de la carrera pública. Los que se enganchaban como soldados profesionales debían servir por 25 años, o por 20 años si eran ciudadanos.

Ovaciones y triunfos
También se podía hacer carrera más rápido en las legiones. El general que comandaba una batalla donde murieron 5.000 o más enemigos se le celebraba una muy fastuosa celebración donde se sacrificaban rebaños de toros a los dioses, llamada "triunfo", que entre otras cosas le daba el privilegio de degollar a los generales enemigos. Si en cambio los muertos eran solo 4.999, la celebración se llamaba "ovación" y era mucho más modesta, simplemente se mataba una oveja y todo quedaba en eso. Un general después del triunfo tenía las puertas abiertas al Senado.

Durante a ceremonia del triunfo, todos los soldados tenían derecho a burlarse a gritos del general, enrostrándole todos sus defectos y debilidades. Cuando celebraron el triunfo de Cesar sobre las Galias, los soldados le gritaban "¡Pelado, deja de acosar a las matronas! (mujeres casadas), mejor conténtate con las putas!". Era como el rol de los bufones de la Corte, sus soldados podían gritarle cualquier burla o insulto impunemente, con lo que evitaban que se pusieran prepotentes o soberbios.

La confusión de los nombres
El sistema de nombres y apellidos se prestaba para muchas confusiones, los romanos tenían dos nombres y un solo apellido heredado de su gen o familia, entonces era común que muchos llevaran nombres idénticos, por eso debían agregarse sobrenombres como Plinio el joven para diferenciarlo de Plinio el viejo, Traquinio el soberbio, para diferenciarlo de su tío abuelo Tarquinio Prisco, etc.

La moda si incomoda
La toga era el traje oficial de los romanos y solo podían vestirla quienes tuvieran ciudadanía. En un principio fue sencilla pero con el tiempos e fue complicando más y más. Era equivalente a la tenida formal de hoy con traje y corbata y se debía vestir en las ocasiones ceremoniales. A partir de la República comenzaron a usar debajo de la toga el "subligaculum" o calzoncillo, antes no usaban nada debajo.

Con el tiempo la toga se puso cada vez más complicada e incómoda de usar y poco a poco empezó a ser abandonada por prendas más prácticas como el palliun o la paenula, que eran una especie de ponchos. Durante varios siglos cada cual se hacía su propia ropa a partir de las ovejas que tenía, y uno de lo deberes de las matriarcas era hilar, hacer tela y ropa para la familia. Con los años apareció una cierta industria textil y las togas comenzaron a venderse hechas. Algunas togas podían costar fortunas, por ejemplo las togas imperiales teñidas con púrpura de Tiro, se necesitaban unos 9.000 caracoles marino para obtener un gramo de la tintura requerida.

Las doce tablas
Hasta el año 451 A.C. aproximadamente, Roma no tenía código legal y cuando había una disputa jurídica quien la zanjaba era un sacerdote por medio de complicados augurios y consulta a libros sagrados que nadie más podía leer, o sea el sacerdote era juez inapelable, podía dejar libre a un criminal y condenar a un inocente si así le parecía. Entre 451 y 449 A.C. más o menos se publica la Ley de las Doce Tablas, que todos podían conocer y fueron la base del derecho romano, inspirando a futuro los sistemas legales de casi todo el mundo. Sin duda este debe haber sido un duro golpe para el bolsillo y el prestigio de los sacerdotes.

Higiene, el uno y el dos
Durante siglos los romanos hacían sus necesidades en el suelo, donde les venía la gana, hasta que Tarquinio Prisco (el primero) construyó la Cloaca Máxima, primera red de alcantarillado que tuvo la ciudad. A diferencia de nuestros días, donde hacer el uno y el dos se considera un acto privado y medio vergonzoso, durante todo el Imperio Romano se hacía a la vista de todos en letrinas públicas abiertas en plena calle, hombres y mujeres lado a lado. Para limpiarse había un balde de agua con vinagre y una esponja, que usaban todos hasta que el agua se terminaba y el balde se volvía a llenar.