01 febrero 2020

Refrito de sábado: ojala fuera tan fácil


La Benemérita Fundación Mi Billetera se refocila con gran jolgorio y alborozo por el generoso aporte de quien yo sé, ¡muchas gracias amigo! Me encargare de despifarrar los recursos como corresponde, con deliciosas viandas y embriagadores mostos celebraré este acto de generosidad y desprendimiento.

Como estamos empezando unos años donde explotará el desempleo y muchos quedarán cesantes -mi bola de cristal me dice que va a durar por lo menos hasta el 2023 o 2024- me puse a buscar alguna entrada sobre la situación del desempleado que sale a buscar trabajo, creo que esta entrada no está mal y puede ser útil tanto para el que busca empleo como para el que busca contratar. Aquí voy:

Ojala fuera tan fácil (15 septiembre 2005)
En la entrada anterior puse algo sobre la busca de talento, algunas veces me ha tocado contratar gente y resulta un asunto bien incierto, varias veces me ha ido bien aunque una vez, hace años, contraté a un delincuente (que después se hizo muy famoso) guiándome por el currículum y la entrevista personal, fue un gran chasco y una lección.

Es más fácil cuando se trata de un deportista o algo donde las cualidades son más evidentes, pero ¿como saber si alguien sirve para un trabajo complicado?, una estrategia es comprar un tipo probado y caro, alguien que ya haya sido exitoso y tenga reputación, pero mucho más entretenido -y para qué decir rentable- es encontrar un diamante en bruto. Lo malo es que los diamantes en bruto por lo general ni tienen idea de su talento, o no están seguros, o no saben venderlo. Es muy parecido a invertir en un negocio cuando todavía da pérdidas.

Eso desde el punto de vista del que contrata, pero ¿que pasa con el que anda tratando de vender su talento?. Seguro que hay mucha gente cesante que creen ser muy buenos, pero no tienen la oportunidad de mostrarse. En esto yo creo que se cometen varios errores que explican por que tanta gente capaz no encuentra nadie que los contrate.

El primer error es el foco, tendemos a vernos a nosotros mismos de manera idealizada y muchas veces confundimos nuestros gustos con talentos. A alguna gente le gusta escribir, pero han leído muy poco, tienen mala redacción, pobre ortografía y no son muy ocurrentes, o sea les gusta pero no son buenos para eso. Se necesita mucha franqueza para darnos cuenta en que somos buenos y principalmente en que somos malos.

Otro error es conformarse con menos, aceptar lo primero que llega y hacer un trabajo que odian esperando su momento, ese error se deriva casi siempre de errores anteriores: la necesidad urgente de generar plata (un matrimonio temprano por ejemplo) es una causa común de fracaso y frustración.

Finalmente (esto se podría alargar mucho) está la incapacidad de manejar los propios defectos. No conozco a nadie que sea bueno en todo, tenemos defectos y solo en la medida que los controlemos podremos ser apreciados. Leí hace tiempo que todos somos implacables críticos de los defectos ajenos y muy benevolentes con los propios, odiamos a los prepotentes pero nuestra propia prepotencia es simpática. No reconocer y no poder controlar los propios defectos para hacerlos aceptables a los demás es una tremenda desventaja.

Bueno, esos son los errores. Sobre lo que sirve yo creo que lo principal es armarse una reputación, pulirla, regarla y cuidarla como hueso de santo. La reputación es la cara con que nos ve el mundo, no es lo que nosotros decimos sino lo que los demás piensan de nosotros y ojo, que no basta decir "yo soy muy bueno en esto" para que los demás lo piensen, es mucho más complicada la cosa. Ojalá fuera así de fácil.

2 comentarios:

  1. En mi epoca de "cesante ilustrado" (fui engañado con esto de las "profesiones del futuro") hubo algo que siempre me llamó la atención. Poner como filtro lo de la "X años de experiencia", es una traba enorme para quien está empezando a trabajar.

    Me recuerda el meme del niño que tiene que desmontar la rueda de un bulldozer.

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  2. Ai, lo que pasa es que en el trabajo como en cualquier transación hay un excedente del vendedor y un excedente del coonsumidor.

    El vendedor que ofrece su trabajo pretende obtener lo máximos y que e exijan el mínimo, el consumidor (empleador que contrata) pretende tambiénob tener el máximo de trabajo pagando lo mínimo. Es igual que en cualquier otra transacción.

    Por eso alguien sin experiencia casi no tiene valor para el empleador, que necesita idealmente que el tipo que contrata empiece a trabajar bien desde el principio. Cuando uno empieza a trabajar tiene que cobrar poco o trabajar grntis, hasta que es competente y reconocido, entonces recién puede cobrar por lo que vale.

    Yo me acuerdo cuando salí de técnico y no encontraba trabajo escribí una carta a Sonda -que era mi empresa soñada en esos años- ofreciéndoles trabajar gratis para aprender. Ni me pescaron jaja

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"