04 diciembre 2020

Historias de Tokio


En estos días de aburrimiento me pongo a ver Netflix, claro que me paso horas intentando encontrar algo que me llame la atención. La mayoría de las series y programas ni siquiera las miro, con solo leer la reseña se que se trata de alguna porquería como los seudo documentales ambientalistas, historias de la realeza británica, Segunda Guerra Mundial, las series de éxito como Narcos, Braking Bad, House of Cards y cosas por el estilo, no soporto verlas por más de 15 minutos. 

Muy pocas veces he encontrado algo que me interese y dentro de esos pocos está una serie francesa llamada "A very secret service", que la vi completa y ahora estoy viendo "Midnight diner (Tokio stories)", que me llamó la atención por el lugar donde transcurre la historia, el barrio de Shinjuku-ku que es donde yo estuve cuando fui a Tokio en 1983. Está todo igual, recuerdo calles y edificios que aparecen, tal vez lo único que ha cambiado es que hay muchas más luces por todas partes, gracias a la tecnología led. La primera impresión de Tokio es más o menos así


Yo estaba alojado en el Keio Plaza, justo enfrente del edificio Sumitomo, el los pisos 36 al 38 (creo) estaban las oficinas centrales de la Casio y aunque los edificios no eran tan altos como en Nueva York, la densidad y el lujo eran bien impresionantes, bueno, como la introducción de la serie muestra la entrada a Shinjuku me vinieron los recuerdos ¡yo estuve aquí! pensaba, esa calle se llama Nishishinjuku


Nada mal para un patipelado que venía de la población 11 de Septiembre, nunca se había subido a un avión y vivía con unos 300 dólares mensuales, así pensaba yo "no esta mal, nada mal". Bueno, esa fue mi impresión de los primeros dos días, pero al tercero ya estábamos en confianza y los amigos con que estaba -ya éramos amigos por telex desde unos tres años atrás- me dijeron que después del trabajo ellos siempre iban a un bar a tomar cerveza y me preguntaron si me gustaría acompañarlos. Imagínense lo que yo les contesté.

Bueno, allí fue donde conocí el otro Shinjuku, el de verdad, donde vive la gente común y corriente. Resulta que entre la maraña de grandes edificios y autpistas, hay un laberinto de callejones que son verdaderamente otro planeta. Estuve mirando en Google Earth la Calle Dorada, que es uno de los lugares donde transcurre la serie y donde yo también estuve, de hecho allí es donde nos íbamos a tomar después de la oficina. 


De día es "la parte fea de Tokio" pero en la noche se transforma. Pasado medianoche ls grandes autopistas se ve muertas y tenebrosas, mientras que esas callecitas incrustadas entre los edificios se iluminan con faroles y se llenan de vida con los corbateros que pasan a tomar un trago antes de ir a encerrarse a su minúsculo departamento. 

Ese concepto de bar microscópico no lo he visto en ningún otro lugar del mundo: no caben más de 10 o 15 clientes así es que siempre están repletos, los clientes son asiduos así es que cada bar es como una especie de club informal, donde el único requisito es comprar una cerveza.

Me contaban mis amigos que Tokio es muy diferente del resto de Japón, la vida es muy dura, carísima y hay que trabajar desde muy temprano hasta muy tarde solo para sobrevivir. El sueldo promedio de los subgerentes de área era de mil dólares, casi nada para Tokio y -por lo menos cuando yo fui- era normal quedarse trabajando hasta casi medianoche, de allí a tomar cerveza, dormir unas 5 horas y al otro día temprano de nuevo al trabajo.

En fin, creo que la serie Midnight diner o La cantina de medianoche -son dos temporadas distintas- retrata un poco esa vida entre el trabajo, el bar y el sueño, donde el ocio es algo desconocido. Las historias son raras y muy ingenuas, contadas al estilo de ópera china con esos arquetipos que tanto gustan en Japón, de hecho creo que la serie se basa en un manga que originalmente se publicó impreso.

Está el "señor", es decir el dueño del restaurant y cocinero, el arquetipo del sabio, humilde y callado un maestro que solo sugiere, pero es inflexible en sus reglas. 

"Cuando la gente termina de trabajar se apresura en volver a casa, entonces comienza mi día. Mi cantina está abierta desde las 12 de la noche hasta las 7 de la mañana, le dicen "la cantina de medianoche", mi menú tiene un solo plato: sopa de miso con carne, pero también puedo preparar lo que los clientes pidan siempre que tenga los ingredientes, esa es mi política. ¿Que si tengo clientes? Más de los que podrían pensar".


También hay algunos regulares que van casi todas las noches, como el señor Chu con su gorra, que nunca protagoniza una historia pero comenta las de los demás, o las "hermanas ochazuke" llamadas así porque las tres, comen siempre ochazuke y no son hermanas sino oficinistas amigas, que se están quedando solteronas, cosa que las mantiene en permanente estado de pánico. 

En Tokio no ser casado, sea hombre o mujer, es un gran problema, porque es muy difícil sobrevivir con los ingresos de una sola persona. Las ochazuke son las típicas urracas, que viven quejándose de su suerte y criticando a los demás, sin embargo su determinación a no casarse hasta encontrar el "amor verdadero, como en las películas" les da un carácter casi heroico 


Y así hay una serie de personajes que son los regulares de la cantina. Algunas de las historias se refieren a ellos pero la mayoría son de personajes nuevos, que llegan a comer casualmente y se desarrollan sus cuentos de hadas durante el capítulo. Porque como dije (creo), las historias son bastante ridículas, siguen el canon oriental, sus arquetipos y a mi al menos me parecen súper artificiosas. Pero igual me entretienen.

Creo que la serie me interesó primero por esa sensación de "yo estuve allí" y por recordar un montón de detalles que experimenté hace tanto tiempo. Pero también me dí cuenta de esa cosa rara que tienen los japoneses cuando están en confianza -principalmente entre ellos- de comportarse como niños. Delante de desconocidos o gente con la que no tienen confianza, se comportan de manera normal y muy controlada, pero cuando están entre ellos, o con unos tragos de más, son unos verdaderos niños, emocionales, malcriados y exagerados para todo.   

Tal vez sea por el sistema de educación -debe ser de los peores que conozco- basado en el control de las emociones, la memorización, obediencia ciega y mucho abuso de autoridad, esta tendencia a exagerar y portarse de manera infantil cuando están en confianza. Recuerdo que en los años ochenta el Japón era visto como el futuro modelo de la humanidad, tal como muchos miran hoy a China, el orientalismo tiene mucho de cuento chino y está basado principalmente en el desconocimiento.

En todo caso creo que este Templo del Ocio se parece en algunas cosas a la cantina de medianoche. Somos un grupo de amigos que se juntan regularmente a compartir aventuras y desventuras, es un grupo muy chiquito a nivel de Internet -unos 200 diarios más o menos- pero algunos tenemos el vicio de leer, escribir y comentar nuestras historias, igual que en la cantina.

Lástima que no puedo vender comida ni trago -más lástima por esto último- ni tampoco tengo la sabiduría del cocinero de la tele para aconsejar a nadie, aunque a veces me tiento y -de puro barsa- doy algún consejo que nadie me ha pedido, pero en fin, es lo que hay nomas.

13 comentarios:

  1. Una película occidental filmada en Tokio mostró los restoranes, a saber, "La chica Ramen". Una norteamericana trabajando en una gran empresa en la capital japonesa, hasta que encuentra un restorán y pide el plato de la casa. Es la sopa ramen y le pide al dueño que le enseñe a cocinar. El dueño se comporta igual que sensei japonés.

    Durante el confinamiento, vi en Youtube un video de occidental en Tokio, que mostraba esos pasajes como el de la foto. Me impresiono.Ya era de noche. Lleno de pequeños negocios.

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  2. Si, es como una ciudad paralela con lugares que los propietarios se han negado a vender, casi todos los lugares son de dos pisos, tienen en el primer piso un bar, micro restaurant, karaoke, club de strippers, etc. y en el segundo piso duermen los dueños

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  3. Que divertido. Antes de llegar a los último párrafos pensé que había un paralelismo entre la serie de la cantina y este Templo de Ocio. Por otro lado, es cierto que los japoneses tienen muchas peculiaridades y bueno, es por eso mismo que a muchos nos atrae lo que hacen y como dato freak, al contrario de la creencia popular, la capital del suicidio es Groenlandia y no Japón.

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  4. Esas series me encantaron ! La descubrí por mucha casualidad y terminé siendo adepto, vi todas, "cantina de medianoche"+"midnight dinner". El "señor" o las hermanas ochazuke me parecieron muy buenos personaje, o el "yakuza" del barrio.
    No he conseguido que nadie más las mire.
    Hay una serie històrica española que aquí ya no se ve "El Ministerio del Tiempo", que me ha parecido muy buena y me animaría a recomendar "Peaky Blinders" entre las más tradicionales. Uls

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  5. Ah claro que si, los países escandinavos son una fábrica de depresivos y suicidas que viven ahogando las penas en alcohol, en ese sentido los japoneses son mucho menos depresivos. Es raro ver a un japonés deprimido, incluso en Tokio, porque eso de no hacer nada allá es muy difícil, tengas ganas o no te tienes que matar igual trabajando. Lo que si en Tokio por lo menos hay un gran problema de soledad y falta de propósito por la vida, prácticamente todos los que conocí vivían para comer, pagar un arriendo y chao, una vida solo para trabajar y sobrevivir, muy dura

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  6. Veo que con Ulschmidt no solo tenemos gustos parecidos en libros que no conoce nadie ("África vírgen" de Hunter y Mannix) sino también en series de Netflix jaja

    Buen ojo Ulschmidt, buscaré Peaky Blinders

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  7. Una curiosidad. Hace años hubo un intercambio de conocimientos y se firmó un convenio entre Japon y Chile, todavía vigente. El motivo: compartimos el triste récord de mayor incidencia de cáncer gástrico y de colon. Nadie sabe exactamente porqué todavía.
    A un gran amigo, le tocó ir primero a Tokio y lo recibió el jefe de los médicos especialistas allá para una comida en su casa. Era el de la casa mas grande, por eso se hizo allí supongo la cena, y era minúscula para nosotros. Santiago, mi amigo a pesar de saber que son pequeñas las casas y departamentos, creyó que era webeo. Así de minúscula.
    A la vuelta de mano, se les organizó un asado a la delegación de japoneses en una propiedad semi cordillerana de uno de los chilenos. Deben ser unas 5 hectáreas en su mayoría de cerro. Los japoneses, que llegaron todos de terno y corbata al asado, no podían creer que una sola persona común y corriente fuera dueña de tanto terreno. Menos mal que no fueron a una estancia argentina. Se mueren.

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  8. Así es Marcelo, cuando viene un japonés a Chile -especialmente si es d Tokio- cree que todos somos billonarios. Después de viajar a mi me tocaba recibirlos, cuando alguno venía a Chile me contrataba un bonito taxi por 5 días y -sin ningún límite de gastos- los paseaba por Viña, Valparaíso (antes que se convirtiera en el basural que es hoy) y por lo mejor de Santiago, al final los traía a Iquique y hacíaos el tradicional asadito en la parcela de Gabriel Abusleme, que era mi jefe. De todas las grandes impresiones que se llevaban, las mayores eran dos cosas: la parcela y el Hotel Valdivia "en Japón no hay nada como esto" decían encantados.

    A su modo de ver acá vivíamos como billonarios, y no les faltaba razón

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  9. ahaha, me parece genial el paralelo que haces entre el blog y el bar de Tokio.
    Ya que estamos en esto, mi aporte al bar esta vez será la serie "Aquí no hay quien viva", que seguro nadie conoce. Es una comedia española de los 2000 que por lo menos a mi me causa gracia y ya la ví casí completa. En algunos episodios de esa misma serie se ve como los malditos progres comenzaban a meter su discurso medioccre y depravado en España 20 años antes que en el Chile actual. Lo que pasó en España hace 20 años, pasa ahora en Chile.

    Respecto a tus consejos, seguí tu consejo de hace unos meses de completar la postulación al capital semilla tal cual piden las bases (si piden al menos tres debilidades, ponía cinco para asegurarme, aunque fueran inventadas). Me gané el capital semilla así que muchas gracias :)

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  10. Si Joaquín, yo ví muchos capítulos de "Aquí no hay quien viva" es una serie muy divertida, claro que la corrección política sobrerrepresentando a los gays y todo eso es ridículo, pero en fin, son los ciclos, supongo que en un tiempo la gente se va a hastiar de todo eso.

    Pese a sus intentos de mantenerse políticamente correctos tuvieron varios juicios por discriminación y estupideces por el estilo, en España pocos se salvan de esa histeria. Lo que si creo que se extendió demasiado y envejeció mal, es muy difícil mantener una comedia durante demasiado tiempo sin que se ponga repetitiva, a menos que sea algo del tipo "comedia del arte" como fueron las del genial Chespirito, con arquetipos y donde la repetición era parte de la gracia.

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  11. Ah y muchas felicitaciones por el capital semilla, ya que escuchas mis consejos, yo te aconsejaría que gastes la plata en copete y minas, hasta el último peso jajaja!

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  12. Yo trabajo en una empresa con capitales japoneses.....por lo que me tocado compartir con estos sujetos.....y si, se sorprenden algo tan banal como la fruta y un asado.

    Tiempo despues supe que un trozo de melon (por ejemplo), solo se servia si el dueño de casa era de dinero y el invitado era de categoria...por que la fruta es muchisimo mas cara que celular......

    Lo mismo que la carne, solo en ocasiones especiales se come carne de vacuno....aca se vuelven locos para el 18, que decir si van a Argentina

    Marcelo

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  13. Sin duda Marcelo, hay frutas y carnes más caras que un celular. Un tomate, lechuga o cualquier otra fruta o verdura como las que compramos acá en cualquier feria, es impensable, nos solo en Japón sino en la mayoría de las grandes ciudades del mundo, todo es congelado o preservado, conseguir algo de la mata es un lujo asiático que cuesta una fortuna, fuera del alcance de las personas normales.

    Conocer Japón para mi fue la mejor forma de darme cuenta y apreciar la calidad de vida que disfrutamos por estos lados

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When I'm sixty-four"