18 diciembre 2020

Insignificancias


Hoy en la mañana acompañé a mi amigo McDonnell al doctor y me tocó ver dos escenas deprimentes. 

Cuando uno espera, el tiempo empieza a correr más lento, porque dejamos por un rato el agradable aturdimiento que nos produce estar haciendo algo y quedamos enfrentados a nosotros mismos. Entonces tenemos que buscar algo que hacer para esquivar el horror vacui y llenarlo con lo que sea. Sin nada más que hacer, nos dedicamos a observar con atención a los demás.

Mi primera experiencia deprimente fue cuando salió de una consulta un tipo joven, sonriendo y hablando para si mismo "estoy hasta el loly" dijo cuando pasaba, justo en la silla del lado mío estaba un amigo de él también esperando su turno y se pusieron a conversar brevemente. Era chofer y mientras trabajaba le vino un desmayo, pidió permiso en el trabajo y fue a la clínica. El resultado salió de inmediato, un problema neurológico serio y probablemente no podría volver a trabajar, al menos no durante mucho tiempo.  En la mañana la vida era feliz y en la tarde ya estaba "hasta el loly" en sus propias palabras.

Lo notable es que el tipo no parecía apesadumbrado, solo sonreía incrédulo "¿Y que vas a hacer, le dijiste a tu señora?" le preguntó el amigo, "no nada, ahora voy para la casa, me van a tener que internar, ni idea como lo voy a hacer". Se quedaron callados porque no había mucho que comentar y se despidieron "bueno, después conversamos entonces", "Claro, no dejes de llamarme  y me cuentas como te fue". Ese fue el "no dejes de llamarme" más falso que he escuchado. Deprimente.

Un buen rato después -cuando esperamos los minutos nos parecen horas- apareció una chica muy bonita con su hijo de unos siete años, "al fin algo apto para el consumo humano, para recrear la vista" -pensé primero- y enseguida "agua que no haz de beber, déjala correr". Claro que mientras hacía como que miraba a otro lado observaba atentamente con el rabillo del ojo.  Mamá e hijo se veían muy felices, con los mimos y cariños típicos de esa edad, me acordé que cuando tenía esos años yo vivía con mi mamá -que también era bonita- y era una especie de semidiós para mi. Me aterrorizaba pensar que iba a pasarme cuando se muriera (no pasó nada). Pero bueno, todo iba muy bien hasta que apareció el dentista a llamarlos porque era su turno.

La mamá se paró y fue a la consulta pero el niño se hizo un ovillo en el asiento, lo llamó pero no movió un dedo, siguió enroscado, lo paró a la fuerza y el niño se puso tieso como una tabla. Nunca había visto a un cristiano tan asustado. Finalmente lo entraron arrastrando a la consulta. 

Igual que el tipo que estaba "hasta el loly" el niño no lloró ni mostraba miedo, ambos muy valientes, solo se veía concentrado en evitar que lo movieran, sin reclamar, patalear ni nada. Me hizo acordar del terror que tengo yo al dentista, que debe haber empezado con alguna experiencia parecida y sigue intacto ahora que tengo 65 añitos, que diablos. También me acordé de el final del libro "El proceso", cuando llevan a Josef K. a su ejecución:

"Una noche antes de su trigésimo cumpleaños, dos guardias vienen a buscarlo. Sin decirle nada, lo acompañan hasta las afueras de la ciudad donde, a pesar de un leve brillo de esperanza, terminan por ejecutar su condena. Josef K. en sus últimos momentos solo desea aligerar la misión de sus captores y poner fin al proceso, asumiendo de algún modo como cierta una culpa desconocida".

Igualito. Por eso me apestan los hospitales y clínicas y no me gustaría estar en los zapatos de un médico, nunca jamás. 

8 comentarios:

  1. coincido totalmente. Creo que esas cosas se transmiten por familias: los hijos de médicos se hacen médicos, hijas de enfermeras, etc.. En mi familia nunca hubo nada ni la menor vocaciòn.
    Ni siquiera voy a decir que la sangre, bla, bla, porque me crié en el campo y sacrificios de animales y ese tipo de cosas he visto mu cho. No me afectan en nada. Pero el sufrimiento humano es otra cosa, insoportable. Uls

    ResponderBorrar
  2. Asi es Ulschmidt ¡Qué cosa más deprimente es enfermarse! Mejor morirse de una, bien rápido, aunque como no podemos elegir, puede ser cualquier cosa. Como yo no me he enfermado nunca, le tengo harto miedo a esas cosas, aunque uno es capaz de aguantar mucho más de lo que piensa llegado el momento.

    ResponderBorrar
  3. Es desesperante ver morir a tus seres queridos, largas agonias mi padre se fue deteriorando que termino siendo un bebe, alguien quien siempre se partio el lomo desde los 14 años, suplicando morir, me partia el alma.

    Y mi madre morir de cancer, en 6 meses tranformarse de un barrilito a un palillo , eso si sin quejarse...excepto el ultimo dia.

    Enfermedades de mierda, ver morir asi a la gente que amas ...

    Marcelo

    ResponderBorrar
  4. Morirse no es nada, las enfermedades con sus molestias, dolores y consecuencias son el problema. Por eso yo soy fan de la eutanasia. A enfermeras que mandaban para el otro lado a viejitos que querían morirse yo les daría una medalla, siendo voluntario, todos deberíamos poder elegir el momento, ese horror a la muerte es en mi opinión una de las cosas más estúpidas que nos ha inculcado la religión

    ResponderBorrar
  5. Ya que están hablando de la muerte, a veces me pregunto si está sobrevalorada o infravalorada. Por un lado se inculca que es lo peor que podría pasarle a una persona pero por el otro lado, hay situaciones donde uno prefiere morirse por lo dolorosas, agobiantes o humillantes que puedan ser. De ahí el meme "hay destinos peores que la muerte" para retratarlas. Creo que da para toda una entrada el tema.

    ResponderBorrar
  6. No hay cosa que me irrite mas que el enfermarme, pero es parte de nuestra naturaleza biológicamente humana.

    Yo t.....o en un hospital publico y siempre digo que acá la vida y la muerte definen a penales. he sido testigo del proceso de deterioro de los pacientes (incluso se murió uno en mi sección pero ya estaba pal loly), hasta lo he vivido con algunos de mis familiares.

    No me gusta este tema, no por miedo, sino porque es una pérdida de tiempo y hay cosas mejores que disfrutar, como una taza de café y un pucho despues del t...o.

    ResponderBorrar
  7. Dos cosas son inevitables en este cochino mundo: los cuernos y la muerte, en ese orden. Lo dice la Ley de Hierro de Bradanovic, así es que no hay motivo para preocuparse por eso

    ResponderBorrar
  8. Entre tantisimas tonteras que propone y generalnente logra, la camara de diputados de vez en cuando atina con algo, ayer se aprobo, al menos en general una ley de eutanasia. Ojala o como dicen los paisas Oj Allah, y ya que estamos pidiendo no estaria mal despenalizar la asistencia al suicidio...

    ResponderBorrar

"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"