Por estos días está de moda decir que Sebastián Piñera es el peor presidente de la historia de Chile, aunque algunos disputan el dudoso honor proponiendo a Michelle Bachellet o Salvador Allende. Nada de eso, han habido presidentes peores y -como yo lo veo- Piñera es solo un pobre diablo, cobarde y oportunista, que tuvo la mala suerte de ser presidente en un momento en que se necesitaba a un tipo con agallas y principios bien puestos. En nuestra historia hemos tenido varios presidentes todavía peores que él.
Todo esto me trae a la memoria al que considero ha sido el mejor presidente que hemos tenido en Chile, sin embargo para entender su grandeza hay que repasar un poco la historia, especialmente de ese período que vino después del asesinato de don Diego Portales.
Después del triunfo de los conservadores en la Guerra Civil de 1829, Prieto gobernó 10 años y Bulnes otros 10, ambos eran primos y las familias Prieto, Vial y Bulnes, junto con sus clientelas tuvieron el poder efectivo tosos esos 20 años. A esos don Diego Portales los llamaba "los cojudos y la putas", aunque trabajó para ellos reconociendo que, por el enorme poder económico y social que tenían, eran los únicos que podían mantener al país ordenado. Aunque Portales era de familia muy aristocrática no tenía un centavo y siempre tuvo que ganarse la vida, lo que ponía un abismo entre él y esas familias dueñas del poder y el dinero.
Prieto no solo fue un héroe en la revolución, también fue un buen presidente que tuvo el buen criterio de dejar la administración del país en manos del ministro Portales, reconociendo sus dotes muy superiores. La cosa es que después del asesinato de Portales llegó Bulnes y como les contaba en una entrada anterior puso a su primo Manuel Camilo Vial como superministro, este señor resultó un completo fiasco que derrumbó la reputación del presidente.
Igual como lo hizo Ricardo Lagos a partir del año 2000, durante Bulnes se disparó la corrupción en un país que se había labrado la fama por sus gobernantes honestos y ordenados, Bulnes era desleal y oportunista, su super ministro Vial introdujo la corrupción del gobierno a gran escala, ayudado por Domingo Santa María, que años después se convertiría en uno de los presidentes más detestados de Chile.
Vial quería ser el próximo presidente y para conseguirlo se compró a la prensa con plata fiscal, por medio del cohecho y la amenaza llenó al congreso con sus amigotes, luego procedió a tomarse el control del poder judicial, llenando los tribunales con jueces mediocres y corruptos, amigos suyos. La gota que rebasó el vaso fue cuando intentó destituir a un ministro de la Corte Suprema para colocar un amigo suyo conocido como maulero, entonces Bulnes, que le había aceptado todo, le dij a su primo que se mandara a cambiar, de la noche a la mañana.
Entonces pasó lo mismo que vimos en Chile muchos años después, en marzo de 1988 cuando Jaime Guzmán denunció fraude en las elecciones de Renovación Nacional y fue expulsado del partido, lo que finalmente separó a la derecha en los partidos RN y UDI. En el Siglo XIX, Manuel Camilo Vial junto con José Victorino Lastarria crearon el Partido Liberal que separó a los conservadores en dos grupos. En la retórica, el Partido Liberal era "la nueva derecha con conciencia social" pero en la realidad era la plataforma para las ambiciones personales de Vial, esa división produjo un daño enorme al país.
En 1848 hubo otra revolución burguesa en Francia, que botó a la monarquía y sirvió para inflar las esperanzas de la pandilla, los pipiolos afrancesados y oportunistas que pensaron que había llegado su momento de recuperase de la paliza de Lircay que los había tenido lejos del poder por más de 20 años.
Fueron tiempos increíblemente parecidos a lo que pasa hoy en Chile, la chusma azuzada por los agitadores -ya hablaremos de esos- habían perdido el miedo y el respeto por todo, los 10 años de gobierno de Bulnes y Vial, con una corrupción creciente y sostenida, terminaron por desprestigiar completamente a la clase política y a la institución de la presidencia, empezó una guerra entre el parlamento lleno de servidores de Vial y el gobierno de Bulnes, acusaciones a los ministros, en fin, lo mismo que vemos ahora.
La opinión conservadora dominada por el miedo veía que el país se caía a pedazos sin poder hacer nada, porque ni el gobierno -nominalmente conservador- ni la oposición los representaba, en este escenario empezaron a aparecer los revoltosos, a la izquierda de Vial y Lastarria, que ya no querían soluciones políticas sino tomarse el poder total, ya fuese corriendo los cercos o simplemente por la revolución.
Los dos principales pandilleros fueron Santiago Arcos, hijo de un militar español que se había enriqucido al pasarse a los patriotas y Francisco Bilbao. De Arcos, su seguidor Vicuña Mackena escribió "Naturaleza volcánica, pero incompleta y sin equilibrio, con un trozo de fósforo incrustado en las paredes de su cerebro, lo que constituía un constante peligro para las sociedades en que vivía" y, ojo que eso lo escribió su amigo.
Bilbao fue el típico pipiolo afrancesado, pasó la revolución en Francia y se había hecho discípulo de sus ideólogos: Michelet, Quinet, Lammenais. Vicuña Mackenna, también su amigo y seguidor, escribió de él más tarde "Creía en el pueblo y no visitaba jamás sus chozas. Predicaba en el club de la fraternidad universal y no conocía ni de nombre las calles y los barrios miserables de Santiago". Bilbao fue quien fundó la Sociedad de la Igualdad, donde también predicaba -vaya sorpresa- sobre devolver el territorio al noble pueblo araucano, al que conocía apenas de oídas. Como ven, pasan los años y muchas cosas no cambian.
Otros pandilleros eran Eusebio Lillo y JoséZapiola -los de nuestro himno nacional- Rafael Vial y varios más de los afrancesados, chiflados y oportunistas que aparecieron como levaduras por esos días. La agitación comenzó a hacerse incontrolable, el ministro José Joaquin Pérez que había reemplazado a Vial, se vio obligado a renunciar y asumió don Antonio Varas que duró poco más de un año hasta abril de 1851 cuando un motín militar en el cuartel de artillería justo antes de las elecciones, sería el adelanto de la primera de las dos guerras civiles que tuvo que enfrentar el mejor presidente de Chile. Peroeso lo dejaré para una siguiente entrada.
Leyendo estas lineas me vuelve algo la esperana. Chile sigue aqui.
ResponderBorrarDemetrio
Increible lo ciclico de la historia....solo nos falta un Diego Portales 2.0
ResponderBorrarMarcelo
Demetrio, Marcelo, leer sobre ese período de nuestra historia es como leer el diario de hoy. Cambian solo los nombres pero las estupideces y sinvergüenzuras se repiten una y otra vez. No hay nada nuevo bajo el sol.
ResponderBorrarsiempre digo que la historia de Chile es cíclica y aún a dia de hoy hay tontos que no entienden a que me refiero. Cambian los actores pero el libreto es casi el mismo.
ResponderBorrarLo que pasa actualmente en Chile, se ha repetido muchas veces a lo largo de la historia pero a los zurdos les gusta "reescribirla" con tal de hacer que la gente se le olvide.
Son los nefastos efectos de "la alegría" que nunca llegó.
Es curios como las causas, los efectos y las consignas son prácticamente las mismas.
ResponderBorrarLos señoritos de la Sociedad de la Igualdad defendíam a los pobres y a los araucanos al los que no conocían ni querían, solo como un vehículo para sacar provecho personal engrupiedndo a la gente.
A juzgar por el retrato, se peinaban poco. Pero claro, estaban fundando la Patria ! para el pelo no habìa tiempo. Uls
ResponderBorrarEl tipoi de la imagen es Francisco Bilbao, el chiflado que fundó la Sociedad de la Igualdad, usaba esa imagen estrafalaria ("romántioca" decían entonces) para llamar la atención del gilerío ¡Hasta eso han copiado los tipos del Frente Amplio, no hay nada nuevo al final!
ResponderBorrarSon todos una mala copia Ulschmidt
Tomás: compartí este posteo tuyo con harta gente y tuvo mucha acogida y sorpresa por cómo se repite la historia. Ojalá continúes con la o las partes siguientes. Varios la esperan ansiosos.
ResponderBorrarSaludos, anhelando volver, alguna vez, a Arica para poder invitarte nuevamente a conversar en el Paseo aquel del Centro.
Recuerdo que mi última noche allá fuimos con mí esposa a visitar una feria de artesanía que estaba al final (abajo) de ese paseo. Ahí pude sentir esa "calma" e inalterabilidad ariqueña de la que siempre hablas; casi se podía palpar con las yemas de los dedos (si comenté antes esto último, mis excusas)