El conde Keiserling, ese pelmazo que estuvo unas semanas en América Latina y a la vuelta escribió su famoso libro "Meditaciones Sudamericanas" desarrolló toda una teoría sobre la falta de ganas, describiéndola como la característica fundamental del carácter sudamericano, veamos que dijo:
"El hombre latinoamericano no hace nada cuando no tiene “ganas”, esa es la más fuerte de las fuerzas y la más débil de las debilidades, poder elemental e impotencia al mismo tiempo"
Leo en una tesis sobre Kieserling de Alfonso Covarrubias donde abunda sobre esta idea "Es un poder elemental porque se sustrae de lo mecánico, rechaza todo orden y dominio, y bajo su forma somos de alguna manera libres ante todo lo exterior. Es al mismo tiempo impotencia, ya que nos esclavizamos entonces a la “gana”, la cual es un sentimiento intermitente que nos puede impedir realizar y concretar proyectos que nos podrían parecer un orden mecánico establecido ante el cual nosotros no queremos responder"
Cuenta Kieserling que en Argentina ordenó a un campesino que le fuera a buscar una gallina o algo así, y este le contestó que no iba porque no tenía ganas. La estupefacción del señor conde debe haber sido gigantesca, acostumbrado que -siendo de noble cuna- podía ordenar a cualquier siervo en Alemania y este le obedecería sin chistar, no contó con que al campesino no le daba maldita gana obedecer a un petulante, que ni siquiera le pagaba el sueldo.
Pero bueno, gracias a esa anécdota el conde Kieserling, que apenas conoció Sudamérica y pasó la mayor parte del tiempo borracho, tuvo el pretexto para escribir un libro de cierto éxito sobre sus meditaciones. Tal vez en esto tuvo razón, yo mismo a veces escribo de cosas que apenas entiendo y a veces le apunto, parece que este también fue el caso.
A propósito de mi entrada de ayer donde comentaba mi alocada idea de editar revistas electrónicas, me puse a pensar en muchos proyectos que en algún momento me parecieron muy buenos pero finalmente nunca los llevé a cabo, en particular me acordé de "Visual Basic para pequeñas empresas", un curso para programar de manera simple el Excel para hacer programas de inventarios y cuentas corrientes y las posibles aplicaciones que podrían hacerse en una empresa pequeña.
Cuando yo fui pequeño empresario jamás llegué a saber si estaba ganando o perdiendo plata, el control de la caja, ventas, costos, los bancos y el valor del inventario, cuando no se sabe eso las decisiones son palos de ciego y así funcionan la mayoría de los negocios chicos y medianos (también muchos grandes). Como mi curso Visual Basic para Oficinistas ha ido muy bien en el tiempo, me imagino que este me podría dar otra gotera de dólares todos los meses. Pero nunca me ha dado la gana empezar, tengo tiempo, tengo los conocimientos, pero no tengo las ganas,
Sobre las ganas, a veces uno escucha o lee una frase y se le queda pegada, yo recuerdo que hace varios años vi una entrevista a Carlos Cardoen, cuando estaba en su mejor momento y el dijo algo así como esto:
"Para tener éxito en algo hacen falta tres cosas: una buena idea, recursos para implementarla y pasión. Contrario a lo que se piensa las buenas ideas son lo más abundante, está lleno de ideas buenas por todas partes y no cuesta nada encontrar una, original o de algún otro que trabaje para nosotros.
Los recursos tampoco son difíciles de conseguir, si se tiene una idea atractiva alguien aparecerá y nos pasará la plata. Pero lo más difícil es la pasión, cualquiera nos puede dar ideas o plata pero nadie podrá darnos pasión o entusiasmo".
Me quedaron pegadas esas palabras, le encontré razón y, pasados los años, en agradecimiento por regalarme una idea tan buena, doné mi colección de arqueología a su Museo de Colchagua. Hoy los textiles, cantaritos y utensilios que tuve por tantos años están bien presentados y cuidados en sus vitrinitas en el Museo Cardoen deSanta Cruz. Quedamos a mano, me regaló una buena idea y yo le regalé mis antiguallas. La verdad es que hasta el día de hoy pienso en eso y en el misterio de las ganas o falta de ganas, para mi es un enigma.
Eso de entusiasmarse, tener o no tener ganas es de lo más extraño. Yo que jamás me interesé en mi familia, de un día para otro empecé a recopilar información genealógica e historias, me obsesionó tanto el asunto que compilé una cantidad enorme de información que aparece en mi Blog de Genealogía, jamás me imaginé que me iba a meter tan profundamente en eso ¿Qué em gatilló el entusiasmo? Tal vez mi gusto por la historia, quien sabe, la cosa es que de un día para otro me hice un experto en el tema.
La mayoría de la gente no tiene mi problema de falta de entusiasmo porque están convencidos que si consiguen tener más plata y bienes materiales serán más felices, así es que cualquier cosa que tenga que ver con ganar plata los entusiasma. No es mi caso, yo estoy seguro que con más plata no seré más feliz así es que si hay algo que no me entusiasma es sacrificarme para ganar plata o tener más cosas. Que cosa más rara, los motores del entusiasmo son algo que, para mi, todavía permanece en el misterio.
A su modo esta llegando a ser un maestro del Tao
ResponderBorrarAtte. Pedro
No eres el único, a través de los años, me he podido dar cuenta que tampoco me motiva la plata per se...tiene que existir un propósito más grande, algo significativo y importante como para moverme
ResponderBorrarKNL
jaja Pedro el comentario es muy pertinente. ¡Se supone que el Tao busca la eliminación de las ganas y de toda clase de entusiasmo!
ResponderBorrarAh queridísima, eso mismo pienso yo, debe haber algo que valga la pena para que nos movamos
ResponderBorrarComo Ud. estaba bien orientado, efectivamente, por la conversación descrita la respuesta que recibió Kieserling fue del tipo "no se me da la gana" o más castizamente aún "no se me da la real gana" y tiene que ver con una rebeldía o puesta en su lugar que recibió por su insolencia al pedir y no - como escribió luego largamente - una caprichosa falta de energía para el trabajo.
ResponderBorrarLa falta de ganas latinoamericana ya se va extinguiendo y es una cosa cultural. Si uno está en el arco de culturas que van del paleolítica al calcolítico y choca con el hombre moderno, desde luego cuesta adaptarse. Es la expulsión del Paraíso. El tipo pasa de salir a cazar y pescar con sus amigos y luego simplemente traerle la presa a las hembras para que cocinen - algo que le gusta tanto al subconciente varonil que ahora se paga para hacerlo por deporte - a hacer 8 horas en la oficina.
Ya del paleolítico al neolítico hay gran diferencia. Uno puede imaginar al agricultor andino quejarse de que los selváticos guaraníes son una manga de vagos.
Finalmente, que a los hidalgos españoles no les gustaba trabajar... a los señoritos franceses si? a los dandys británicos?. Toda la clase alta europea vienen de castas nobles guerreras que ponían a trabajar a los demás. Y los que aspiraban a ascender les copiaban exagerando, como suele ocurrir con los nuevos ricos.
Uno ha leído el relato del viajero inglés, por ejemplo, que en medio de la Pampa lo reciben en un rancho, lo hacen sentar en una calavera de vaca con un cuero de oveja por único sillón y mira el rancho de adobe y paja, con algunos agujeros ya, y escribe "con unas pocas horas de trabajo podría el dueño de casa reparar el daño, pero no se ocupa del mismo hasta que se vuelva un problema mayor". La industriosidad europea contra la indolencia criolla. Pero, bueno, son adaptaciones que llevan sus siglos. Para un tipo que corre a tomar el metro, a la oficina, al Banco, en el centro de Santiago todos los dìas, para la indolencia criolla le quedan pocas oportunidades. Y todo el sistema lo empuja a consumir y a tener. como dijo Ud. ? Oh tiempo Oh Costumbres ! Uls
..Kieserling no es que olvide, ni siquiera registra, que 1500 años antes de que el escribiera sus antecesores eran unos bárbaros belicosos, cuya única habilidad era pelear, atravesando el Rhin porque el frío los empujaba al Sur o atravesando el Danubio porque otras tribus los empujaban al Oeste y complicándole la vida al Imperio Romano hasta colapsarlo. Mil quinientos años en genética no es nada: eran los mismos tipos que después iban a producir Bethovens y Gausses y Nietzches. Todo es cultura pero a cualquier grupo con éxito en el último par de siglos se le da por pensarse una "raza superior". Uls
ResponderBorrarA mi, al contrario, me gusta la luca. Pero me gusta para gastarla y me dan “ganas” de trabajar por ella. Jamás eso sí, para guardarla y la gasto sin asco. Me hace más feliz eso? Ni idea. Tendría que comparar con no tener, pero sospecho que en ese caso sería más infeliz. Infeliz al modo correcto, no al insultante de la siches.
ResponderBorrarUna anécdota de tu amigo Cardoen.
El es muy amigo de Coco Legrand y del chef Coco Pacheco. A veces se pasea por Santa Cruz con ellos dos diciendo: Aquí ando con mis dos Cocos.
Ulschmidt, exactamente, Kieserling interpretó mal al campesino, que le dijo que se fuera a freir monos a otra parte y él lo entendió como una falta de ganas metafísica que le impedía obedecerle, como el pensaba que era lo natural viniendo de una región de siervos y amos.
ResponderBorrarClaro que en algo le apuntó, al menos confusamente, respecto de la relativa "flojera" que no es solo de los sudamericanos sino que de todos los meridionales en general: españoles, italianos, portugueses, croatas, griegos, etc.
Algo exagerado de eso se puede ver en Arica, un lugar que ha estado poblado de manera contínua desde hace más de 8.000 años y no tiene grandes edificaciones, industrias ni nada de eso. Es seguramente por el clima benigno y la abundancia de alimento (en esta parte de la costa estuvo la mayor riqueza pelagica por siglos, los peces se varaban solos en la costa=.
Por lo mismo que en Chile decimos que los caribeños son flojos, en la costa peruana que los selváticos son flojos, etc. seguramente tiene que ver con el clima y condiciones más fáciles de vida, nadie más "industrioso" que los suizos que viven entre montañas o los escandinavos rodeados de hielo y volcanes.
Pero eso no tiene nada que ver con la flojera, hay suizos y escandinavos más flojos que la mandíbula de arriba igual que en todas partes, lo que pasa es que como sociedades algunas tienen más bnecesidad de desarrollar la técnica y la industria que otras, por tener condiciones de vida más duras.
Kieserling era un pelmazo, anacrónico en sus ideas y borrachin como pocos, por lo que he leído de él más lo que cuenta Victoria Ocampo, que tuvo la mala idea de invitarlo por estos pagos, me da la impresión que es un pelmazo, un farsante tratando de pasar por intelectual.
Marcelo, el miedo a la pobreza es normal en los que nunca han sido pobres, igual como la ilusión que con plata serán más felices es la ilusión de los que nunca han tenido lujos. Creo que ambas ideas son equivocadas, o por lo menos incompletas, basadas en dos ilusiones, una en el miedo y la otra en la esperanza, ambas falsas.
Con o sin lucas se vive prácticamente igual, las satisfacciones que trae la plata son muy fugaces, lo mismo que las penas que trae la pobreza. Yo tengo unos primos que se criaron conmigo y hoy están bien forrados de plata, o por lo menos viven una vida confortable y se acuerdan de cuando éramos pobres como ratas como la época más feliz de nuestras vidas, así es realmente, se puede vivir bien con o sin plata, la felicidad está en la cabeza y no en el bolsillo.
A Cardoen ni lo conozco en persona, con el que traté para el asunto de la donación fue con su arqueólogo que es el director del museo. Creo que fue objeto de una gran canallada de parte del Departamento de Estado, es una verguenza lo que le hicieron. Buena la de los dos cocos jaja.
Sobre lo que dice Marcelo de gastar versus guardar las lucas, me parece muy interesante y me dejó pensando.
ResponderBorrarLo que dice es teóricamente correcto, las lucas son para gastarlas, igual que los recursos naturales, si los tienes no tiene ningún sentido guardarlos, hay que convertirlos en otra clase de recursos, en este caso en bienes materiales, "el dinero debe circular".
Pero todo esto depende de las situaciones particulares. Si alguien tiene un flujo de ingresos razonablemente seguro -bien sea por un buen salario o por tener una fortuna considerable- mientras se mantenga dentro de la Ecuación de Micawberlo lógico es que se lo gaste todo, hasta el último centavo, pues el objetivo de la plata es obtener cosas.
Claro que eso tiene sus riesgos, porque los bienes nunca nos satisfacen completamente y podríamos entrar a una bicicleta de buscar la felicidad comprando más y más cosas, al estilo del Sultan de Brunei y su familia, muy pocos pueden coster eso.
Otro cuento es para el que no tiene ingresos constantes o más o menos seguros, en ese caso lo mejor es la frugalidad para no vivir angustiado por la falta de flujo.
Es mi caso por ejemplo, que por mi estilo de vida paso largos períodos con casi cero ingresos, entonces la frugalidad me sirve mucho, porque todo lo que recibo lo guardo o gasto en cosas insignificantes, pero me complazco en coleccionar billetes. Una vez en los años 2000 más o menos, junté varios millones de pesos en billetes que apenas cabían en dos cajas de zapatos que guardaba debajo de mi cama en una pensión de mala muerte, disfrutaba mucho contándolos como Rico Mc Pato, hasta que me aburrí de tenerlos así, puse unos depósitos a plazo y tuve enormes dolores de cabeza con Impuestos Internos, que me multaron por tener "ingresos no declarados" (mentira). Al final me compre la casa, cambié el auto, la casa rodante, construí y los años siguientes apliqué la receta de Marcelo: cada vez que me llegaban lucas las gastaba construyendo. No se si habrá sido la mejor decisión, pero gastar la plata me sacó muchos problemas de encima.
Ahora que tengo muy poco y nada, me entretengo comprando los devaluados dólares que meto en una caja de lata que tengo escondida por ahí, de vez en cuando los saco y los cuento, como en los viejos tiempos. También guardo algunas lucas que voy soltando con cuentagotas para pagar algunas cuentas menores de la casa, cosa que no me boten
Estoy de acuerdo con la canallada. Al “Sheriff” (así le dicen) lo conozco poco pero soy amigo de dos de sus hijos y sé la versión de ellos de la historia aquella.
ResponderBorrarRespecto a la pobreza y la riqueza, tienes razón. Una provoca susto y la otra expectativas. Es probable que ni uno ni otro sean para tanto al final.
Valparaiso cancion de O. Rodriguez: "Porque no nací pobre y siempre tuve
ResponderBorrarun miedo inconcebible a la pobreza." Ademas de una verdad del porte de un cerro, encierra un anecdota, en la letra origina Rodriguez , como buen abajista, cantaba "porque naci pobre..." y sus amiguitos le dijeron cortala si estudiaste en el Mackay, carisimo colegio de Reñaca, y asi salio una frase valiosa.
Sobre las ganas, parece depender de algo muy elusivo, la motivacion... y en cuanta cosa se hable de ella, estrategia y tacticas de motivacion parecen ser solo formas de decir que para tener motivacion, hay que motivarse :-)
Marcelo, lo de Cardoen es insólito, hasta el día de hoy lo persiguen por no haber aceptado el soplonaje, una vergueza para el Departamento de Estado, el Departamento de Justicia y el Pentagono. Ni siquiera habían intereses nacionales comprometidos en eso, actitud canalla y prepotente.
ResponderBorrarWilson, esa frase del "gitano" Rodriguez le salió genial, debe ser lo único bueno que ha hecho en su vida jaja
Esta bueno para colocarlo en la pagina de algunos cursos...
ResponderBorrarSi Nervio, esa frase de Cardoen yo siempre la decía cuando hacía clases, claro que la hacía pasar omo idea mía jaja "la originalidad es el arte de saber ocultar nuestras fuentes"
ResponderBorrarProbablemente lo de las ganas sea el misterio más grande de la vida, porque al final es lo que está detrás de todo, incluyendo las capacidades. Quizás esto último esté más conectado con las ganas que cualquier otra cosa.
ResponderBorrarEstudiándome a mi mismo - cosa un poco difícil, sobre todo porque siempre tengo ganas de aprobarme - he notado que a la hora de cobrar siempre elijo un pago fijo, cargo fijo o abono, tanto como puedo.
ResponderBorrarEjemplo: instalo un programa de computación, pero prefiero que me paguen un abono mensual para instalar varios y luego mantenerlos. Eso en mis años de programador, que ya han sido.
Hago un trabajo especial a un cliente, pero prefiero diluir su costo en el abono. Subirlo un tanto.
Otra gente es exactamente opuesta: un buen trabajo prefiere cobrarlo fuerte y bien, y después veremos.
Creo que estos últimos son mejores negociantes que yo, y que mi tendencia innata es hacia la seguridad de un "ingreso fijo". Empecé siendo empleado, es verdad, pero muchos empezaron igual y lo mismo saben cobrar las buenas oportunidades.
El terror a ser pobre me debe hacer efecto, como dice esa canción. O en todo caso es evitar eso más que hacer una fortuna lo que me moviliza. Uls