Mi casa es estilo Puno (publicada originalmente el 20 de abril de 2008)
Y estábamos tranquilos almorzando en la picantería La Chomba de Cusco con Willy, mi amigo peruano, mientras que una cantante, un mandolina y un guitarrista ciego tocaban huaynos que todos escuchábamos distraídamente.
De pronto la cantante agradece al público y anuncia que va a cantar el huayno "Flor de Retama".
La concurrencia es mezclada con gente de la sierra y turistas latinoamericanos -los gringos van a restaurantes más "típicos" y no saben lo que se pierden- cuando anuncian el huayno todos los peruanos se quedan callados, mirando atentamente a los músicos y el ambiente se pone tenso, los turistas intuyen que pasa algo raro y también apagan un poco las conversaciones.
Le pregunto a Willy que pasa y me explica que es "la canción de Sendero", la que escuchan tan atentamente los serranos. Me dice que antiguamente - incluso ahora en la zona de Ayacucho- el Sendero pasa sus mensajes en los pueblitos a través de estos músicos ambulantes.
Mi amigo alega que Sendero nunca existió, que fue un pretexto de los políticos para matar campesinos y mantenerse en el poder, revive la antigua bronca entre la gente de la costa y los de la sierra, dos países en uno profundamente fracturados y resentidos uno del otro.
No le creo mucho pero al ver a los serranos emocionados escuchando entiendo por qué costó tanto erradicar al Sendero, y lo fácil que sería que vuelva a aparecer en cualquier momento.
Costa, sierra y selva son tres mundos diferentes en Perú. Tienen muy poco en común y muchos antagonismos, me dicen que el 60% del país es territorio de selva, sin embargo para todos los efectos oficiales es como si no existiera. La sierra en cambio se ha ido adueñando del poder social y económico de manera silenciosa.
A los puneños les dicen los judíos del Perú, con trabajo duro y sobriedad extrema han ido dominando al país. Están en todas partes de la selva y la costa, en Lima comenzaron apoderándose del mercado de la fruta seca y ahora han tomado el control del Jirón Gamarra, núcleo industrial de las confecciones.
En Tacna y Arica los vemos por miles y son la representación del peruano que tenemos casi todos nosotros, piel oscura, nariz aguileña, extremadamente pobres, mansos y humildes en apariencia, ambiciosos y tenaces hasta un extremo que no imaginamos.
Hablan aimara en la zona de Puno y quechua por Cusco y las fronteras con Bolivia. Miserablemente vestidos arrastran su carrito de mano por las calles de Arica "comprando cosas": baterías, radios y televisores en mal estado que pasan de contrabando al Perú.
Sin embargo en Puno tienen cada uno su edificio, con un piso para cada hijo y la planta baja para el negocio, un camión Volvo o un furgón del año en la puerta no son raros de ver.
Puno y Juliaca son las metrópolis de los Judíos del Perú, ciudades feas y caóticas sin ninguna clase de planificación, cada quien construye como se le da la gana y todas las casas y edificios están a medio terminar con los fierros saliendo del techo como símbolo que la riqueza todavía se sigue construyendo.
Me recuerdan a mi casa, fea, improvisada y enorme, nunca terminada. Parece que yo soy un poco puneño igual que la mayoría de los ariqueños netos.
De puro sapo me meti a google maps y sus fotos de Puno son como las describes, edificios "organicos", que parten hacia un lado y luego a otro, sin terminar, incluso paredes de ladrillo parado, ideal para castigar a un arquitecto urbanista caviar, mandandolo a vivir alla.
ResponderBorrarPuno y Juliaca son lugares extraordinarios, al ladrillo y la cerámica le llaman "material noble" mientras que la piedra de cantería y madera es material ordinario, para las casas de los pobres. Es la pesadilla de cualquier arquitecto pero tiene el encanto de lo orgánico, tal como dices. El Alto en LA PAz y otras ciudades de esa zona son bien parecidas
ResponderBorrarMr. Tomas hace no mucho tiempo Ud. dijo q si ganaba Keiko, pronto la sacarían de la Presidencia... bueno pues a Castillo le espera el mismo destino
ResponderBorrarCreo que tienes razón, la figura de "vacancia por incapacidad moral" permite al congreso hacer estos juicios sumarios que se deciden soo por la correlación de fuerzas y el apoyo político que el congreso da o quita al gobierno. Es bien probable que así pase
ResponderBorrarEso parece, no? Castillo con 19% de apoyo real y el resto juntado mas que nada por rechazo a Fujimori, en el Congreso no tiene mayoría propia pero piensa en hacer grandes reformas sin consensuar con nadie. Y en cuanto quiera gobernar autocráticamente, como no tiene las fuerzas armadas a favor, kaput.
ResponderBorrarA todo esto, siempre se dijo que Latam es para presidencias fuerte, bla, bla. Yo creo que hay países que ya están para un régimen parlamentario. Perú cambió presidente tras presidente, pero no salió de la democracia por ello. Un régimen parlamentario permitiría consensuar un ejecutivo sin soñar con ese "super-líder" que nunca logra el respaldo mayoritario. Uls
A Arica y Tacna le convendría mucho un presidente autocrático que aplique el "avanzar sin transar", cierre la economía y todo eso, sería una bendición para nosotros, tal como lo fue el primer gobierno de Alan García.
ResponderBorrarPero también existe la posibilidad que Castillo resulte como Evo Morales (a quien admira hasta el ridículo) o como Ollanta Humala y trate de convivir bien con todos, forrándose él mismo y sus amigos sin molestar demasiado a nadie. Eso sería bastante lógico en su caso.
Los parlamentarismos nunca han funcionado en América Latina probablemente por razones culturales. Solo pueden funcionar donde existe esa posibilidad de consensuar y hacer concesiones, cosa que está fuera de nuestra manera de ser, en Chile fracasó el parlamentarismo y el intento peruano también va camino al fracaso: tienen victorias tácticas pero son todas a lo Pirro, pueden botar presidentes pero son incapaces de mantenerlos.
En España creo que también vemos un fracaso del régimen parlamentario. Un parlamentarismo con mayorías precarias y sin consensos básicos degenera rápidamente en asambleísmos y anarquía