Estaba viendo un video de Dan Ariely -uno de los economistas más divertidos que conozco- donde comentaba que a veces sus alumnos se auto saboteaban antes de presentarse a un exámen difícil. Como pensaban que seguramente les iba a ir mal, la noche anterior salían de fiesta y se emborrachaban, llegando a dar el exámen con la resaca ¿Cual era la lógica de esto? Bueno, con eso podían justificar su fracaso echando la culpa a la resaca y no a falta de preparación o incapacidad intelectual.
La cosa me dejó pensando. Me acordé que muchos años atrás, poco antes de dar el examen final para técnico electrónico, nos pusimos a tomar cerveza, para "relajarnos un poco". Ese examen a medio filo fue una experiencia horripilante, nunca más. Ahora me pregunto si no me estaría auto saboteando. No creo, yo tenía el ego muy alto en esos años, ni se me pasaba por la cabeza la posibilidad de fracasar, aunque anduve cerca por culpa de esas malditas cervezas.
Todo esto me recuerda esa deformación del pensamiento que llamamos racionalizar. Cuando algo sale mal, cuando tomamos una decisión que no dió el resultado que esperábamos, cuando por negligentes, flojos o incapaces no cumplimos con algo que prometimos, en lugar de enfrentar el problema y tratar de arreglarlo lo que hacemos es buscar una excusa. Alguien o algo externo, que no pudimos evitar, para echarle la culpa.
La excusa no solo nos libra de culpa, también -ante nuestros ojos al menos- hace que el problema deje de ser asunto nuestro. Una vez que encontramos la excusa ya "hicimos todo lo que pudimos" y quedamos libres para olvidar del maldito asunto. Ya no somos los responsables.
En los trabajos de construcción que he estado haciendo en la casa, he visto una y otra vez este curioso comportamiento. Cuando el maestro no llega, no cumple, se equivoca o echa a perder algo, simplemente inventa una excusa, algo que explique por qué las cosas salieron mal y no cumplió. Las excusas a veces son muy buenas, historias dignas de Canitrot, y aunque sepamos que son falsas, las historias son tan buenas que casi queremos creerlas o nos hacen dudar ¿Y si fuera cierto?
Cuando hacía clases me pasaba lo mismo con alumnos tontos que se sacaban mala nota o flojos que no entregaban los trabajos, pensaban que bastaba llegar con una buena explicación y con eso quedaría solucionado su problema de tontera o flojera. Yo nunca hice pruebas o trabajos difíciles, se suponía que lo que enseñaba no era electromagnetismo, física cuántica ni nada por el estilo, las materias eran de la malla profesional así es que deberían estar al alcance de cualquier alumno promedio, incluso los más tontos -con un poquito de trabajo extra- podían aprobar. Yo hacía clases para que todos aprobaran.
Pero estaba claro que nunca faltan los sinverguenzas, por eso en mi primera clase les recitaba "la arenga" que decía algo así como: "este curso no es para superdotados, cualquiera con inteligencia promedio o menos que eso lo puede aprobar, por mi ojalá que aprueben todos. Por otra parte a mi no me interesa si aprenden o no, eso debería interesarles a ustedes, esta universidad es sumamente cara y ustedes están pagando al menos 30 dólares por cada hora de clases. Cuando no vienen no prestan atención o no entienden lo que trato de enseñarles están perdiendo esa plata, se la están regalando a la universidad para que se las reparta entre nosotros los profesores, administrativos y directores, que ganamos igual si ustedes aprenden o no. Por eso, si saben lo que les conviene, mejor traten de sacar provecho de cada cosa que les diga, porque la están pagando bastante caro".
La arenga funcionaba las primeras clases pero pasado el tiempo se iban olvidando. Y tenía que repetirla cada cierto tiempo. Así y todo unos pocos sinverguenzas -que a veces no eran tan pocos- trataban de avivarse, no cumplían con los trabajos, sacaban malas notas y después llegaban con excusas.
No señores, la excusa no borra la falta. Siempre se puede inventar alguna excusa: el Gobierno Cubano se excusa de su fracaso económico con "el bloqueo", los delincuentes se excusan diciendo que su vida fue muy dura por culpa de las injusticias sociales, el político incapaz encuentra mil excusas para su fracaso. Y así, siempre se puede encontrar una explicación, siempre se puede racionalizar una excusa.
Los tontos creen que con una buena excusa quedan libres de culpa y el problema desaparce. Pero nada de eso, así son las ideas de los fracasados y las excusas funcionan solo mientras haya algunos tan tontos como para creerlas. Menos excusas y más asumir la responsabilidad y tratar de enfrentar los problemas, al diablo con las malditas excusas.
Buena DON TOMAS,
ResponderBorrarNo se excuses para ser un alcohólico. Enfrente el problema y supérelo a pesar de los sacrificios que ello conlleve.
Es la recomendación de un amigo que participa en su blog para que llegue lejos!
Pero si ser alcoholico no requiere de ninguna excusa ¡es un orgullo! Sería como excusarme de ser buena persona, nada que ver
ResponderBorrarEs cierto.
ResponderBorrarCuando empiezan con el típico: “No patrón, que pasó jué que....” ahí mismo dejo de escuchar.
Como diría mi hermano Carabinero: "las excusas agravan la falta". yo lo que menos trato de hacer es buscar excusas, trato de solucionar el problema ASAP y que la cosa quede ahi, pero trabajar con mujeres (voy a sonar patriarcal heteronormado machista opresor) es un soberano cacho, siempre tienen la excusa perfecta para justificar sus condoros y no buscar una solucion práctica al problema.
ResponderBorrarMarcelo, es enfermante, hay gente que funciona toda su vida mandándose condoros e inventando excusas. Lo peor es que piensan que lo están haciendo muy bien. Que lata.
ResponderBorrarJosé, exactamente "las excusas agravan la falta". Siempre hay una explicación por que las cosas salieron mal, pero las explicaciones y excusas no sirven para nada.
Yo mismo busco racionalizar muchas veces, pero trato de estar vivo para darme cuenta cuando lo hago y solucionar los entuertos
Prima hermana de la excusa es la queja, solo que los excusadores pueden ser ingeniosos o hasta divertidos, en cambio los quejicosos son insufribles
ResponderBorrarAh los quejumbrosos eternos! Para esos, su forma de excusarse es echarle la culpa a un tercero de sus errores y estupideces: buscar un culpable. "Nos engañaron", "Se aprovecharon de mi", etc. etc. Son una peste.
ResponderBorrarLos Canitrot, efectivamente, si tienen talento, a veces pueden ser hasta divertidos con sus historias.
La gente es adicta a las excusas porque les permite evadirse de verdades duras y dolorosas, como por ejemplo, que uno no era tan pirulo o inteligente como creía. Lo que no saben, es que enfrentando esas realidades y haciéndose cargo es cómo uno se va fortaleciendo.
ResponderBorrarCuando uno se envicia con las excusas se está condenando a ser mediocre: un "excusador" compulsivo que en lugar de tratar de hacer cosas trata de buscar explicaciones. Nadie está libre de esto, menos yo jaja
ResponderBorrarEl exceso de alcohol puede producir cáncer.
ResponderBorrarhttps://www.cancer.org/cancer/cancer-causes/diet-physical-activity/alcohol-use-and-cancer.html
Una cosa peligrosa, viciosa, en el que vive de asesorar o gestionar ante administraciones públicas, es la de excusarse ante el cliente con los errores del sistema. "Tu trámite se atascó por esto y aquello", "lo que pasa es que cambiaron la normativa", etc.. etc.. No es que la burocracia no de buenas razonas: da demasiadas. Pero te contratan para resolverlos, no para "relatar" cómo por muy buenas razones la cosa no avanza. Es una especie de vicio en el que se puede caer, hay que tratar de evitarlo. Uls
ResponderBorrarjaja buen punto Ulschmidt, eso no solo se da en la adminsitración pública, tengo muchos amigos que son consultores de empresa -algunos muy bien pagados- y tienen lo que yo llamo "el sindrome del consultor" que consiste en:
ResponderBorrar1.- Apenas llegan encuentran todo malo, porque entienden que si encuentran algo que está funcionando bien ellos -los gurúes- no sirven para nada
2.- Organizan grandes reformas y cambios, la mayoría tirados de las mechas y que empeoran los problemas, y
3.- Cuando queda el desastre, elaboran la explicación y las excusas para demostrar que el fracaso no fue por culpa de ellos, sino de zutano, mengano, la cultura, la burocracia o lo que sea. Cualquiera tiene la culpa, menos ellos.
El sindrome del consultor es muy divertido
Centurio, claro, el exceso de cualquier cosa te mata. El exceso de agua por ejemplo (mueres ahogado). A todo esto recuerdo una buena frase de un amigo médico "todo produse cáncer, todo cura el cáncer", se refería a la interminables modas alimenticias y de estilo de vida relacionadas con la enfermedad y la cura del cáncer
ResponderBorrarEn mi caso es el síndrome del pajarito nuevo - chicos recién egresados de una U de primer nivel, llegan a una nueva empresa y encuentran todo malo. Mi entretención es el período de conteo regresivo hasta que se dan cuenta que no serán capaces de arreglar todo y que los sistemas complejos son, buéh, complejos.
ResponderBorrarEn mis casi 30 añitos de experiencia, contadas con los dedos de una mano (y me sobran como cuatro) las veces que llegó un muchacho realmente capaz que haya arreglado algo importante.
El problema es que no son pocos los que llegan a viejos y siguen igualitos!
ResponderBorrarEs mucho más cómodo encontrar excusas que solucionar los problemas