Dos monarcas rusos han obtenido el sobrenombre de "Grande": Pedro I, que creó la Rusia moderna acercándola a Europa y Catalina II. Esta última detestaba que le dijeran así y cuando le ofrecieron oficialmente ese título, lo rechazó irritada.
Sin ambargo los sobrenombres, que en esos años reemplazaban los apellidos, eran generalmente puestos por el pueblo, así fue como el de Catalina permaneció en la historia. Y ojo, que no siempre el populacho era amable con sus monarcas: algunos quedaron como "El Malo", "El Baboso", "El Temblón", "el Rey Felón", etc. pero Catalina fue querida y así quedó como Grande.
Era alemana de nacimiento, princesa de la nobleza secundaria y la casaron a los 14 años en un matrimonio arreglado, con Pedro III nieto de Pedro El Grande y sucesor de la corona, Catalina lo describe en sus memorias como "ignorante, alcohólico, infantil, inseguro y arrogante". También afirma que pedrito se demoró ¡ocho años! en "consumar" el matrimonio, hasta que en 1754, ella dio a luz a su hijo Pablo,
Solo para refrescar la memoria, le di un vistazo a las "Memorias de una princesa rusa", que trata de las supuestas aventuras sexuales de la princesa Vávara, contemporánea de Catalina y que describe esa corte como desgenerada al extremo. Eso es bastante injusto, porque las orgías en Versalles durante Luis XIV, el Duque de Orleans y quienes siguieron, fueron iguales o peores, era una época donde las partusas y la homosexualidad eran pan de cada día en las cortes europeas.
Tal vez lo que le dio fama de promiscua fue que no se molestaba en disimular a sus amantes. De joven tuvo fama de ser bonita pero con los años comenzó a engordar y mientras más se deterioraba, más jóvenes y bonitos los amantes que escogía, mientras a añgunos de sus antiguos amantes los mantenía como amigos y consejeros.
Catalina fue objetivamente una de las mejores monarcas de la historia, una déspota ilustrada, igual que su archirival Federico II, rey de Prusia y se consideraba una servidora de su pueblo, para el que trabajaba muy duro.
Sus logros fueron extraordinarios y europeizó a Rusia mucho más que Pedro el Grande: fue capaz de contener a Federico II; quitó territorio a los turcos; fundó Odessa y Sebastapol estableciendo la base para dominar el Mar Negro; convirtió a Polonia en un país satélite.
Era culta y muy estudiosa, admirada por los iluministas franceses como Voltaire, adquirió para Rusia las mejores colecciones de arte, la biblioteca de Diderot y transformó la arquitectura de Moscú y San Petesburgo con grandes palacios al estilo francés. Estudió tan a fondo el idioma y la cultura del país, se convirtió a la religión ortodoxa y fue considerada más rusa que muchos nacidos en el país.
Llegado un momento se aburrió del pelmazo de su esposo y con la ayuda de su amante el artillero Grigori Orlov -que le proveyó de sus contactos en el Ejército- obligó finalmente a que su marido abdicara. Según leo:
El 28 de junio de 1763, Catalina era proclamada autócrata en San Petersburgo. Al día siguiente, se embute en un uniforme y encabeza un ejército que, al final, resulta más decorativo que necesario. Tras 186 días de reinado, Pedro III abdicó sin oponer resistencia. No vivió mucho más. Unos días más tarde muere estrangulado; no por orden directa de la zarina, pero sí con su beneplácito.
De las muchas cosas buenas que hizo, una de las más notables fue tratar de reformar el código legal ruso, que era una colección de leyes arbitrarias, oscuras y contradictorias a las que cada poderoso de turno le iba agregando privilegios para su clientela. La emperatriz lo estudió personalmente durante dos años y presentó muchas propuestas a una especie de "asamblea constituyente" con más de 500 delegados.
El resultado fue un fracaso, porque los delegados se dedicaron a discusiones tan estúpidas como inútiles, tratando cada uno de sacar provecho se su posición, el asunto terminó en fracaso tal como nuestra fracasada asamblea constituyente, y por similares razones.
Catalina II fue una tremenda emperatriz, buena parte de la grandeza y la cultura que ha tenido Rusia hasta hoy se la debe a esta princesa alemana de nacimiento, pero que llegó a ser más auténticamente rusa que la mayoría de sus contemporáneos.
El sobrenombre de 'Grande' a Pedro I no es tanto por sus obras, sino por su estatura. En el tema alternativo de Tartaria, uno encuentra un dibujo del monarca ruso.
ResponderBorrarInteresante observación Javier, puede ser. En cualquier caso el apodo de "Grande" es más o menos común en los zares: Vladimiro, Mstislav, Ivan III, Pedro I y Catalina II, que fue la última que llevó ese sobrenombre.
BorrarOtros apodos simpátivos son "El Terrible" de Ivan IV, , "El Sabio" de Yaroslav, "El Soberbio" de Simeon y otros por el estilo.
Era muy buena esa costumbre de ponerles sobrenombres, era un apellido que adquirías después de muerto de acuerdo a como fue tu vida (El Sabio, El Justo, El Piadoso, La Loca, etc,) a mi me vendría perfectamente "Tomás el Haragan"
No era mala cosa ser amante de la gordita. Aunque según las malas lenguas tuvieras que competir con un caballo. En fin. Estuve en San Petersburgo y conocí el palacio que le construyó a su amante. Una cosa fastuosa increíble. Así que, bueno no debe haber sido mucho el sacrificio.
ResponderBorrarAh y perdona, pero la dejaste dando bote con lo de los apodos. "El Malo", "El Baboso", "El Temblón", "el Rey Felón", y por supuesto, el que junta todas esas características, El Merluzo.
Hola Marcelo, a mi que me encanta la genealogía he encontrado muchos de esos apodos entre mis ancestros, por ejemplo Qhahtan bin Abin "Padre de los árabes puros", Juana de Mendoza "La Ricahembra", Juan "El Malo", García "El Temblón" y muchos otros por el estilo.
BorrarCon lo de "El Merluzo" lo cagaron de por vida al pobre Boric, eso le pasó por meterse con el rey de España, esos españoles hieren con el estoque y rematan con la puntilla.
Recuerdo en mis buenos tiempos de C.S.P. donde un amigo español escribio a uno de los participantes que "al parecer, tienes la cabeza mal amoblada", lo mató de una.
Flor de Emperatriz, Catalina ! El poder absoluto puede volver loco a cualquiera, supongo. Canalizar eso en una actividad meramente recreativa - el sexo, fuera de toda norma social de la época - debe ser relativamente sano porque según se sabe en todo lo demás fue razonable. Fue implacable para mantener el poder, si, pero no se le conocen crueldades innecesarias, persecuciones, cosas despóticas, perversidades, como ud. dice muy estudiosa, informada , culta. Desde que votan los rusos no deben haber acertado con alquien así, todavía. Uls
ResponderBorrarHay un detalle Uslchmidt del que la historia no habla mucho. Las costumbres sexuales en las monarquías fueron mucho más bizarras de lo que se cuenta popularmente. La época de Luis XIV en Cersalles es un ejemplo y si nos vamos más atrás a griegos y romanos, para qué hablar.
BorrarUna cosa eran las normas sociales declaradas y otra las normas prácticadas. Yo creo que Catalina II fue una tremenda emperatriz que cualquier lugar del mundo quisiera haber tenido.