Pájaro de mal aguero

Creo que lo he contado antes, pero en la universidad mis amigos me pusieron "don fatalicio" y obviamente no era por mi optimismo sino que todo lo contrario, a todo le encontraba su lado malo. Cuando me contaban una idea o un negocio, enseguida les explicaba con lujo de detalles que era lo que estaba mal y por qué iba a fracasar. En Chile a esos les decimos pájaros de mal aguero.

Con el paso de los años, a fines de los noventas empecé a participar en el grupo chile.soc.politica de Usenet y también me gané cierta fama de agorero. Durante muchos años sostuve -y sigo sosteniendo- que China se va a derrumbar económica y políticamente, lo que me ha valido muchas burlas porque han pasado poco más de 20 años y todavía no pasa, aunque creo que nos vamos acercando.

Pero a otras cosas si le he apuntado y el tiempo me ha dado la razón. En el año 2000 todo el mundo estaba convencido que la Reforma Procesal Penal sería un tremendo avance, porque tendríamos un sistema mucho más rápido y justo. Pero yo era de los muy pocos que vaticinaba el fracaso espantoso que terminó siendo, durante años estuvieron manipulando a la opinión pública con estadísticas más arregladas que mesa de cumpleaños, pero hoy creo que hay que estar muy cegado para no ver el fracaso.

Lo mismo cuando Lagos anunció el Transantiago, las antiguas micros amarillas, operadas por privados tenían una pésima fama pero igual yo critiqué desde el día 1, alegando que un sistema centralizado y con consecionarios exclusivos iba a ser un fracaso enorme y costoso, como efectivamente resultó. Hoy nadie se atreve a hablar del enorme agujero negro que significa para el presupuesto costear un sistema espantosamente deficitario e ineficiente. Por donde se mire fue otro estrepitoso fracaso.

Para el establecimiento del Royalty Minero yo empecé a alegar que con eso, más la eliminación del DL 600 podíamos decirle adiós a la inversión extranjera y a la década milagrosa de alto crecimiento que tuvimos entre 1986 y 1996: con eso nos condenábamos a la pobreza y el déficit fiscal por al menos un par de décadas. No hay nada más caro que adquirir una mala reputación. Otra vez, dicho y hecho.

Hace varios años, antes del Covid y todo eso yo venía diciendo que con las reformas tributarias y el gasto público se iba a desplomar el crecimiento, que venía la inflación y empezaríamos primero a vender reservas y después a endeudarnos a un costo cada vez mayor. Esto fue obra de Andrés Velasco durante el primer gobierno de Bachelet, cuando con su chamullo de la "política contracíclica" mandó a la basura la regla de equilibrio fiscal y la meta de inflación. 

Si hubiera que nombrar a un culpable del fracaso de la economía chilena es Andrés Velasco, el peor ministro de hacienda en nuestra historia, es divertido pensar que este doctor y decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard, causó más daño a nuestra economía que don Américo Zorrilla, el ministro de hacienda de Allende que era un analfabeto funcional cuyo conocimento económico se limitaba a haber sido tesorero del Partido Comunista. Con todo, Zorrilla causó mucho menos daño que Velasco.

Todo esto lo he escrito acá mismo, pocos me creían cuando hace años escribí que era buena idea juntar dólares porque llegaría el día que tuviéramos el dólar a luca, pero ya estamos en eso y si las cosas siguen como van, empezaremos a ver "corralitos" y será ilegal que los particulares tengan dólares en su poder.

Todo esto a propósito de la hecatombe que están sufriendo las criptomonedas. Tengo amigos muy vivos, incluso algunos con estudios de economía que se vanagloriaban de estar enriqueciéndose con el bitcoin y abogaban por invertir en las criptomonedas más nuevas por la gran oportunidad de hacerse rico rápidamente y sin mover un dedo.

Yo siempre supe que se tenían que desplomar, era evidente por la cantidad de oportunidades de hacer estafas en los exchanges, de hackear monederas digitales y mil cuchufletas más que pueden hacerse impunemente en un sistema que tiene anonimato y ninguna regulación. Comprar criptomonedas era una invitación a que te estafen, pretender convertirse en un "trader" de criptomonedas era el colmo de la ingenuidad. Y esos que me decían ignorante y tonto a mi ya han perdido casi todo.

Porque no pueden existir los sistemas financieros sin regulación, eso es una invitación al fraude. Y ahora, después de la avalancha de quiebras y defraudaciones, los pocos exchanges y empresas de esa clase que quedan en pié, empezaron a decir que la regulación no es tan mala.

¿Saben qué? Esos son manotazos de ahogado. El gran -y tal vez único- atractivo real de las criptomonedas es que ofrecen la posibilidad de lavar activos, robar impuestos o hacer pagos ilegales. En el momento que acepten ser regulados esa ventaja desaparece y las famosas criptomonedas perderán toda su utilidad, porque serán irrelevantes, no sirven para ninguna otra cosa.

La naturaleza del dinero es un asunto muy complicado y hemos estado bombardeados por cientos de miles de videos de Youtube que en base a estúpidas simplificaciones nos venían anunciando que el dólar junto con todo el dinero fiat no iban a valer nada. Cuentos para ignorantes, lo que no vale nada son las criptomonedas, una idea mala desde su creación.

Como ven, me tengo bien ganada mi fama de pájaro de mal aguero. Pero no enumero todas estos anuncios que le he apuntado para jactarme que soy inteligente ni nada de eso. Si se fijan bien, cada uno de estos ejemplos, cada fracaso, tiene explicaciones obvias y a la vista de todos. No hay que ser muy inteligente, cualquier tonto puede darse cuenta, a menos que haya sido cegado por la propaganda.

Y el hecho que tanta gente haya sido engañada es por una combinación de propaganda e ignorancia, que ha sido capaz de convencer a la gente que las vacas vuelan, que de noche brilla el sol y la luna aparece a mediodía. Basta contar un buen cuento y los giles caen. Solo miren los presidentes que hemos tenido desde 1990 hasta hoy.