08 mayo 2014

Contra la ambición disfrazada de justicia


Hay dos cosas en que no creo, o mejor dicho me desagradan: la plata fácil y los grandes negocios. Cuando hice el Curso de Empresas Individuales fue justamente pensando en eso. Muchas personas viven esperando dar un gran golpe que los forre en billetes de un momento a otro, cosas como ganar un concurso o un premio de la lotería. Que esperanza más idiota.

Otros sueñan con dar un gran golpe en los negocios o encontrar un buen trabajo que les traiga "seguridad". Malas noticias amigo, lo único seguro que existe es la muerte, y los cuernos, no olvidemos la Ley de Hierro de Bradanovic "de los cuernos y de la muerte no se salva nadie". Nunca, jamás tendrán seguridad gracias a un buen negocio o trabajo que los haga ganar más plata.

Por lo general será todo lo contrario, la falsa sensación de seguridad que da el billete se desvanece apenas al millonario le encuentran una enfermedad que no se puede arreglar con dinero, esa fue la gran tragedia de los últmos días de Howard Huges, hace años escribí algo sobre eso en La Muerte de un Hombre Rico. Para que decir cuando se entera que le pusieron la cornamenta.

Hy algo de diversión en el proceso de ir ganando plata, en los pequeños éxitos que nos ilusionan al menos por un par de días, igual que los niños que sueñan con tener algún juguete y cuando lo consiguen se dan cuenta que no era gran cosa, siempre pasa lo mismo y por eso la ambición es tan ridícula.

Ah, y la ambición trae de la mano a la envidia. Las personas ambiciosas generalmente son ególatras que se creen mejores que todos los demás y se enfurecen cuando ve a alguien que consideran inferior obtiene lo que ellos mismos no han podido conseguir. Como los ególatras se creen mejores que el resto del mundo -aunque con fingida modestia siempre dicen que son poca cosa- viven furiosos contra los que tienen más que ellos, racionalizan e inventan toda clase de argumentos para explicar por que un pobre diablo tiene lo que ellos no.

De allí viene la idea de las injusticias sociales. Parte con la ambición, luego sigue la envidia y la rabia, la conclusión es que el sistema es injusto y que abusan de este pobre ser superior, porque no lo dejan tener lo que consiguen sus inferiores. Es un sentimiento que tenemos todos alguna vez, lo bueno es darse cuenta, controlarlo y no tomarlo en serio, porque el resentido jamás llegará a sentirse contento. Aunque le vaya bien en todo la envidia se lo seguirá comiendo por dentro porque siempre va a encontrar a alguien que le va mejor que a él.

Basta con pensar que los bienes materiales importan bien poco y que nunca serán suficientes para una persona ambiciosa, el que se despoja de la ambición empieza a ver las cosas mucho más claras y de paso deja de amargarse la vida, buena parte de sus problemas desaparecen solos. El ambicioso vive esclavo de su apetito insaciable, nunca se lega a tener lo suficiente, nada es suficiente. Como dijo el sabio señor Burns "daría hasta el último centavo de mi fortuna con tal de tener un poquito más".

Pensándolo bien, no me cae mal el Sr. Burns que vive ambicionando cada vez más, pero trabaja para alimentar su ambición, al final solo es un chiflado y cada loco con su tema. Los desagradables son los que tienen la misma ambición pero en lugar de trabajar se quejan, lloriquean y tratan de sacarle a los demás -en patota- lo que ellos mismos no han sido capaces de conseguir.

Ah, mucha filosofía barata por hoy. Mejor me pongo a hacer algo más productivo, hasta mañana.

13 comentarios:

  1. Si las únicas certezas son los Cuernos y la Muerte, entonces, mientras al tipo le pasa una al menos sabe que aún no le ocurre la otra. Debe decir, por tanto, ¿ mientras hay Cuernos hay esperanza?

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  2. Siempre hay esperanzas Ulschmidt, al menos respecto de esos dos eventos más que esperanzas son certezas!.

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  3. ¿ Resentimiento al rico ?

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  4. Yo diría de frente: envidia al que ha conseguido lo que uno quiere y no ha podido conseguir, especialmente si considera a este como su inferior

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  5. Bueno, así como hay alguien más exitoso que uno siempre hay otro que está más jodido que uno. Es natural envidiar a veces a la gente por una cosa u otra, pero vivir pegado en eso es bien nocivo para la cabeza y he conocido casos.

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  6. Well said, Tommy. loud and clear.

    el resentimiento, la envidia y la ambicion, sumado al cortoplacismo y el egoismo, son caldo de cultivo para generar desastres.

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  7. Claro, como dice FRX es inevitable que todos sintamos envidia a veces, lo importante es sabe controlarlo porque el envidioso al final se daña a si mismo más que a nadie, nunca llega a vivir tranquilo ni conforme.

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  8. Don Tomas: no olvide que hay otra cosa que tampoco tiene vuelta: el pago de los impuestos! Saludos

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  9. Bueno, asi dice el dicho, pero conozco a varios que hacen cholito a papá fisco todos los días con el asunto de los impuestos. Así es que esa sería una ley simple solamente, no una Ley de Hierro. ¡Saluti!

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  10. entonces no es resentimiento, es estar frustrado.

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  11. ¡Ya, me acordé!

    si alguno de uds. ha visto el café concert "al diablo con todo" del Coco Legrand (www.youtube.com/watch?v=UKZe5DY6k6c) y vayanse al episodio "el fin de la amistad". el diálogo entre Azocar y Legrand es genial, sobretodo cuando hablan de lo que tiene "ese weon"...

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  12. jajajaja si, pero cachaste como la remata Coco con la pregunta...?

    ¿y sabí como duerme ese weon pensando en hacerle un sueldo fijo a los actores...?

    esa pregunta es como para hacersela a un resentido y dejarlo set match point!

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"