Sobre campamentos y líderes

Me escribe Alfredo Zamudio, gran valor ariqueño que es director del Internal Displacement Monitoring Centre en Suiza y me comentaba algo muy a propósito de lo que está pasando en estos momentos en el Norte Chico. Resulta que el IDMC se dedica a prestar ayuda a refugiados que por distintos motivos (guerra, desastres naturales, etc.) han perdido su vivienda y deben ser desplazados. En este Comunicado de Prensa indican que el riesgo a perder la vivienda a causa de desastres naturales ha aumentado cuatro veces desde los años setenta, por lo que la necesidad de relocalizar a la gente es mucho más requerida que antes. El estudio completo se puede leer aquí.

Chile es un país que tiene larga experiencia en desplazados por desastres naturales, yo mismo viví con mi mamá en un campamento de desplazados, que después se convertiría en la Población Santiago entre 1966 y 1968 (si mal no recuerdo). El campamento era una antigua chacra a la que le habían pasado maquinaria pesada para compactar un poco el terreno, con media-aguas (dos piezas de tablones de pino con techo de "fonolita", cartón alquitranado). En las primeras lluvias se convirtió en una gigantesca piscina de barro, pero para nosotros los niños era super entretenido. No había como aburrirse.

La cosa es que con los pueblos arrasados, una vez más aparecerán los campamentos, tal como después del último terremoto. Ojala que la reconstrucción sea igual de rápida esta vez, aunque parece dudoso. Lo único bueno es que en el Norte Chico el clima es normalmente benigno, por lo que vivir en campamentos será mucho menos duro que en el sur. En fin, pasemos a otra cosa.

Nunca me ha gustado el liderazgo, creo que alguna vez lo he escrito acá mismo pero que importa, lo repito. Liderazgo tiene implícito mucho de manipulación. manejo de masas, voluntad de poder, ambición, en fin, todas esas cosas que tanto me desagradan.

Tampoco me gusta trabajar en grupo y el último curso online que tomé formé un grupo de 4 personas que tuvieron la amabilidad de no mover un solo dedo para las tareas. Eso me encantó, hice todas las tareas yo solo sin preguntar ni pedir la opinión a nadie y mis compañeros van a aprobar el curso sin mover un dedo, todos ganamos. Liderazgo y equipos de trabajo no son lo mío, seguramente por eso nunca me he interesado por participar en partidos o movimientos políticos. Esa debe ser también la explicación por la que nunca he encajado bien en ninguna clase de trabajo.

Desgraciadamente el liderazgo es un mal necesario. En todas las agrupaciones de gente alguien tiene que mandar o por lo menos conducir, es imposible que todos traten de manejar al mismo tiempo porque "muchas manos matan la guagua". En la experiencia de mis sesenta añitos de vida he visto que la gran mayoría de los líderes son los peores, seguramente por la voluntad de poder y la ambición que se necesita para liderar, casi todos los que he conocido tienen rasgos psicopatas, o a lo menos sociopatas. Cuento con los dedos de una mano los líderes valiosos que he conocido y me sobran dedos.

Ahora que tenemos la crisis de los aluviones en el Norte Chico, con pueblos completos destruidos, gente muerta y desaparecidos, más una muchedumbre empoderada, acostumbrados a exigir derechos y privilegios pero sin maldita gana de sacrificar nada, es cuando la cosa se pone difícil para los líderes políticos.

A estas alturas casi todos tenemos claro que nuestra presidenta no sirve para enfrentar problemas. Es una líder efectiva para el país tranquilo, sin problemas ni conflictos y sobre todo donde no hay que tomar decisiones. Pareciera tener una especie de toque mágico para tomar siempre la decisión que sale mal Pero es lo que tenemos, no hay mucho que hacer.

Creo que los ingleses tienen los mejores líderes para situaciones difíciles, Ernest Shakleton y Winston Churchill por ejemplo, que mejores casos de gente que sabía inspirar, que tomaban riesgos y sobre todo con una endemoniada buena suerte. Buena parte del liderazgo exitoso se debe a la buena suerte, decisiones muy riesgosas que simplemente resultaron bien.

Hay gente muy valiente y con capacidad de liderazgo, pero no tienen la suerte a su lado en el momento crítico. Por ejemplo el capitán Juan Guillermo Moore, que por mala suerte encalló la independencia en el Combate Naval de Iquique, es un ejemplo de gran líder con mala estrella, hay muchos más.