Baratijas

 

¡Aleluya y tres veces aleluya! ¿Quien dijo que 2020 había sido un año malo? Todo lo contrario señores, para mi ha sido un año estupendo. Nunca antes, en su larga historia, la Benemérita Fundación Mi Billetera había recibido tantos regalos, a partir de ahora todo se irá a la "Cuenta Micawber", es decir debajo del colchón, o fondo de ahorro para las vacas flacas, peso a peso me dará la tranquilidad necesaria para vivir como un perfecto vago, al menos por un tiempo. ¡Muchas gracias para el que yo sé por su solidaridad con el pueblo hambriento!

Sigo con las entradas intrascendentes que tal vez no le interesan a nadie, esta vez vamos en las "baratijas", cosas menudas y de poco valor según el diccionario, recuerden que estoy de vacaciones virtuales así es que no se enojen si leen puras tonteras sin sentido, es lo que hay.

Picasso y el círculo
"Si quieres hacer un círculo y pretendes ser original, no trates de darle una forma extraña que no sea precisamente la del círculo. Trata de hacer el círculo lo mejor que sepas. Y como quiera que no te ha de salir nunca un círculo perfecto, ese circulo será enteramente tuyo". Sabartes, el amigo de Pablo Picasso, cuenta que eso fue lo que le dijo a alguien que se le acercó a pedirle consejo para dibujar bien.

A los famosos se les atribuye un montón de frases "motivacionales" que no son ciertas, pero esta parece ser verdadera, en cualquier caso es una idea bien interesante. Primero muestra el deseo que tenemos casi todos de ser originales y como este lleva a actuar de manera falsa, solo para destacarse como alguien "diferente". Sería el caso del que trata de hacer un círculo "diferente" deformándolo a propósito, eso es un engaño al que recurren casi todos los artistas en algún momento, y también la gente común y corriente que actúa de manera falsa tratando de parecer original.

Lo otro es que nadie puede dibujar un círculo perfecto a mano alzada, siempre habrán fallas pero si tratas de dibujarlo con sinceridad, sin tratar de colocar baratijas creativas para parecer original, esas imperfecciones son las que le darán valor, porque son únicas, irrepetibles y personales. Creo que es un buen consejo y vale para cualquier cosa que hagamos: si tratamos de hacerlo lo mejor que podamos y las imperfecciones no son simuladas entonces habremos sido sinceros y lo que sea que hicimos tendrá el valor de lo único y personal. 

Giotto y el círculo
Se le atribuye a Vasari ser el primer historiador del arte con sus crónicas sobre el Giotto, ese gran pintor del Renacimiento. Entre las anécdotas del Giotto contadas por Vasari, la más popular es la del círculo perfecto. Cuenta que el Papa Bonifacio VIII tenia un importante encargo y mandó a un emisario a ver a los mejores artistas de la época para pedirles una muestra de su arte, el que diera la mejor muestra se llevaría el encargo. Cuando llegó donde Giotto explicándole su misión, este tomó un pliego de papel, embadurnó el pincel y -afirmando el codo- trazó un círculo perfecto a mano alzada "ahí está mi obra de muestra" dijo. El emisario volvió furioso pensando que le habían tomado el pelo, si embargo contó al Papa que lo había hecho a mano alzada, y estaba tan perfecto que Giotto ganó el encargo.

Esto lo leí recién curioseando en Internet, no conocía la anécdota, el mismo artículo dice que esas "obras de muestra" que pedían los Papas antes de adjudicar un trabajo, era una triquiñuela que usaban para conseguir obras de los pintores de la época completamente gratis, así fue como el Vaticano se fue haciendo de la riquísima pinacoteca que tiene hoy, casi sin gastar un peso.

La moraleja de esto -creo yo- es que si alguien tiene un don o talento verdadero, para lo que sea, no necesita esforzarse mucho en andarlo mostrando, se supone que el talento o el virtuosismo hablarán por si mismos. Muy entretenida la historia, aunque siendo cosas tan antiguas, uno nunca sabe que es invento y que es verdad. A todo esto la pinacoteca del Vaticano no tiene hoy el círculo perfecto trazado a mano alzada por Giotto, tal vez porque el Papa lo consideró una baratija y lo botó, o quizá porque toda la historia es solo un cuento, quien lo sabe.

¿Seré co-autor de nuevo?
Con mi buen amigo Ian Thomson presentamos un segundo artículo para la revista de una sociedad de ingeniería, vamos a ver si la aprueban para publicación, sería el tercer artículo en una revista importante con mi firma como co-autor, luego del de Tarifas Sociales y el de Costos del Tratado con Bolivia para nuestra región. Claro que eso me pondría muy contento, conociendo lo difícil que es publicar en esas revistas sin recurrir a la coima o al tráfico de influencias como hace la mayoría de los autores. Cada publicación para mi resulta ser una pequeña hazaña.. ya veremos como nos va.

Es una delicia colaborar con mi amigo Thomson porque es puntilloso, meticuloso y defiende sus ideas -en las que no siempre coincidimos completamente- con uñas y muelas, pero también con una consideración y cortesía extraordinarias, Es como esos ingleses que salieron hace uno o dos siglos para los cuatro rincones del mundo: las colonias de India o África, o los que llegaron a Iquique o Valparaíso a comienzos del siglo pasado, es un personaje lleno de rarezas y capacidades, tuve mucha suerte de haberlo conocido y aprecio realmente su amistad.

Si no hemos escrito más es principalmente por autocrítica, alguna vez yo tuve la ambición de convertirme en escritor de artículos de investigación y montar una "fábrica de papers" con la que me haría famoso y más o menos rico, pero aunque redacto bastante bien, creo que no tengo mucho que decir en asuntos de investigación de economía o historia, que es más o menos mi campo. Lo peor es que las revistas están repletas de artículos mediocres que nadie los lee.

A mi me llegan regularmente, a través de Academia.edu los artículos de sociología de una universidad cerquita de donde estoy yo y son una vergüenza. Creo que alguien que no tiene nada relevante que decir, mejor que no publique, porque eso de encadenar jerigonza técnica por ocho o diez carillas sin decir nada de importancia, es un poco como mostrarse en cueros, cuando uno no tiene muchos atributos de que enorgullecerse, no se si se entiende la idea...

A mi me aterroriza que vayan a publicar un artículo mío que sea malo, del que después vaya a avergonzarme. Yo se que hay magister y doctores, académicos de grandes universidades, que son unos pobres diablos que no conocen la vergüenza y que publican lo que sea para trepar en la academia por cantidad, ya que no pueden por calidad. De verdad a mi no me gustaría estar en esa categoría. Si se publica algo con mi nombre, que sea relevante y original, para publicar baratijas tengo este Templo del Ocio, donde se me olvida a vergüenza por un rato.

Como ven, sigo publicando nimiedades, baratijas que no dan siquiera para filosofía barata. Pero que diablos, estoy de vacaciones virtuales, disculpen.