Arica tuvo una época dorada que cubrió algo más de tres décadas, entre mediados de los años 50, cuando el presidente Ibañez decretó el Puerto Libre, los años 60-70, para las industrias de sustitución de importaciones y la ciudad de convirtió en el Silicon Valley Chileno y finalmente los años 80 cuando Arica se convirtió en un formidable pasadizo para el comercio y contrabando desde la Zona Fanca de Iquique hacia el Perú, auge que terminó en 1990 con la llegada de Fujimori como presidente de ese país.
Distintas generaciones quedaron marcadas por alguna de esas épocas doradas de la ciudad, yo viví personalmente el auge de los años 70 pero con mucho mayor intensidad el de los años 80, cuando empecé a ganar algo de plata. Una época alucinante para mí, porque venía de la mayor pobreza, tanto que entre 1978 y 1979 no tenía ni para comer. Pero en 1980 tuve un golpe de suerte y un giro copernicano llegó a mi triste vida, cuando empecé a vender computadores Casio FX-9000P y mis programas en la Zona Franca de Iquique
Pasar de la miseria a la opulencia en solo un par de años es una experiencia impagable, y no es que ganara mucha plata sino que por primera vez en mi vida tenía más plata de la que podía gastar. Bueno, ese fue un problema que se solucionó rápido, apenas me compré mi primer auto, pero la diferencia fue brutal porque además por cosas de trabajo -donde no tenía obligaciones y hacía más o menos lo que se me daba la gana- cumplí el sueño de viajar por el mundo y tener a veces cuenta de gastos a rendir y cosas por el estilo.
Como dije no ganaba mucha plata en esos años, pero era una fortuna comparado con lo que estaba acostumbrado a tener en el bolsillo. Años después, en los 90 tuve negocio y pasaban millones por mi bolsillo y yo -tonto- nunca me dejé ni uno solo para mi. Tuve una quiebra espantosa en 1991 que fue mi segunda gran experiencia de vida. Estar acostumbrado a algunos lujos y sobre todo tener deudas, obligaciones y verse de la noche a la mañana en la ruina fue otra experiencia muy rica que creo que todos deberían tener. Claro que en el momento no le vi maldita gracia al asunto, por poco me mata, pero pasó y aquí estoy todavía.
La cosa es que estaba recordando como fue Arica en los años 80 y cosas que me pasaron a mi en esos años, cuando me creía poco menos que el rey del mundo. Recuerdo bien lo orgulloso que me sentí de haber terminado la carrera en la Universidad, que era endiabladamente difícil de sacar en esos años, muchos de mis amigos -la mayoría más brillantes que yo- se quedaron en el camino y creo que para ellos fue mucho mejor, al menos creo que todos tienen más plata. La cosa es que durante algún tiempo anduve muy hinchado por haber sorteado algo que más de una vez me pareció imposible.
Creo que en los ochentas fue el máximo auge de las playas en Arica, muchos íbamos todos los días y se ponían en el mismo lugar que era una especie de reserva de cada cual. Mi lugar en la playa el Laucho era junto a la baranda, mirando a las minas con la misma cara con que me mira von Beppy mientras almuerzo, igualito. Yo no bajaba nunca a la playa porque le tenía miedo al agua y no sabía nadar.
Pero un buen día a mi amigo el Rucha lo nombraron administrador de la Piscina Olímpica y nos juntábamos casi todos los días a conversar unas refrescantes cervezas, así me fui haciendo amigo de los nadadores, waterpolistas y los de saltos ornamentales a quienes miraba verde de envidia desde el borde del agua. Una vez estaba en eso cuando Pablo Pino, el mejor entrenador de natación que pasó por la ciudad, formando a generaciones de campeones, me preguntó "oye Tomás ¿y por qué nunca te metes al agua?"
Tuve que reconocer que no sabía nadar y que tenía terror a hundirme, me dijo "bah, no te preocupes, en quince minutos te tengo nadando como el Corvina", Corvina era uno de los campeones de natación y no le creí nada, pero me fui a buscar el traje de baño y -efectivamente- creo que en menos de 15 minutos estaba nadando como Dios manda en la piscina de 2.10 metros de profundidad, como pez en el agua. La experiencia la conté en la entrada Natación para dummies años atrás.
Tampoco nunca me he tirado desde un trampolín porque me aparece la fobia incluso en el trampolín de un metro. La foto en la plataforma de 3 metros de esta entrada es publicidad engañosa: subí, miré para abajo y me bajé espantado, el Tomás Jr. en cambio cuando chico se tiraba de la plataforma de 10 metros, debe ser escalofriante, yo no lo haría ni a punta de pistola. Aunque no tengo problemas en nadar en la fosa de saltos, que tiene 5 metros de profundidad, solo me tiro desde el borde, nada más.
Hubo un año que nadé todos lolos días, no me perdí uno solo, después me empecé a poner friolento y además flojo, solo voy a la playa cuando viene mi amigo el Matute y debe hacer un calor sofocante para que me anime a meterme al agua, esa fue una gran pérdida. Debe haber sido en 1989, una tarde de verano cuando parecía que toda la ciudad había ido a la playa, éramos miles los que volvíamos a nuestras casas con el pelo y la piel tiesos por tanta agua salada. Ese día pensé que me había muerto y estaba disfrutando mi merecido premio en el mismísimo Jardín del Edén.
Prácticamente todos nos conocíamos. Estaban las señoras que se instalaban a jugar canasta, los que jugaban paletas, los que jugaban baby fútbol, los que nadaban y los que mirábamos a las minas, que se hacían las interesantes fingiendo indiferencia y absoluta concentración en un libro que nunca cambiaba de página. En realidad detrás de los lentes -negros como mi conciencia- se dedicaban a chequear cuidadosamente quien las estaba mirando y si valía o no la pena darle la pasada. Que tiempos aquellos.
Bueno, en realidad quería escribir sobre la Piscina Olímpica, donde hoy reina el descuido y abandono. Desde fines de 1990 más o menos, cada alcalde ha sido peor y hoy es un elefante blanco: nadie sabe muy bien qué hacer con ella. Pero otra vez me puse a divagar, creo que ese es tema para otra entrada.
¿nunca daban vuelta la hoja del libro? ¿o eso fue un recurso literario suyo? (bastante bueno, diría yo)
ResponderBorrarDe niño iba a la pileta del club del pueblo, y me anotaron en los cursos de verano y enseñaron los estilos crol, espalda, pecho y mariposa, y hasta me anotaron en carreras donde siempre estuve entre los últimos.
De todo eso me quedó algo de crol a la criolla aunque mantengo un respetuoso temor a los cursos naturales, los ríos, el mar. No es lo mismo que nadar en una pileta. Uls
Que envidia. cuando era más joven, pensaba en tener mi pega y casa en la playa, donde poder estirar las piernas y relajarme. Pero como "la vida llega y te pega en las pelotas", vivo en santiasco y con esto de la pandemia, no puedo siquiera arrancar a la playa aunque sea por el finde y contemplar una puesta de sol mientras degusto un Whisky y me fumo un pucho, dejando vagar mi mente. Eres un afortunado, Tomás.
ResponderBorrarNadar nunca fue lo mío pero igual me metía a la piscina y al mar hasta el cuello no más.
Ulschmidt, es estrictamente apegado a la verdad, "leían" la misma hoja por horas, días y semanas, de novelas gruesas y muy intelectuales, me consta y que me parta un rayo si miento.
ResponderBorrarLos esilos de pecho y mariposa nunca los pude dominar, especialmente el útimo, que acá también llaman "delfín", requiere mucha coordinación. Creo que nado bien crawl, con la cabeza siempre abajo y sacando solo un poquito la cabeza por el lado para tomar aire uno puede permanecer nadando por horas. También soy malo para la velocidad pero eso es pura técnica. En cursos naturales yo igual con mucho respeto, en ríos y esteros no cuesta nada ahogarse, incluso sabiendo nadar bien.
Jose, es verdad que aterrizar en Arica fue un tremendo golpe de suerte, pero en fin, es bueno recordarlo de tiempo en tiempo porque la buena suerte tendemos a olvidarla y solo recordamos lo malo.
Yo en la playa si estoy inspirado nado "hasta el cordel" nunca más allá y si el gua está fría (90% de las veces para mi gusto) me meto solamente "hasta donde mean las viejas" como decíamos cuando chicos, o sea hasta la cintura, un chapuzón y listo, al sol de nuevo
Off topic.
ResponderBorrarPerdón Tomas que te moleste.
He leído que es muy difícil en la constituyente que salga un candidato que va solo. Por la repartidora. En mi distrito, quisiera votar por un candidato que está en ese caso. Henry Boys.
Me temo que al ir el solo como es el vaso, se puede perder mi voto. Caso contrario de votar por alguien de la lista de Vamos Chile. Que opinas? Que sabes de esto? Gracias.
Na que ver con las piscinas, pero es una buena noticia.
ResponderBorrarhttps://twitter.com/i/status/1393354026436153346
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ResponderBorrarJose, la vida es una puta caprichosa... cuando chico queria tener un trabajo y un campito... el trabajo no para y el campo fue un cacho XD
ResponderBorrarAl final lo que me entretiene es reparar cosas y hacer asados.
Tomas, Yo nado apenas no se como te enseñaron en 15 min.
Marcelo, yo creo que el voto nunca se pierde, gane o pierda siempre hay que votar por el mejor candidato, de otra manera siempre os va a aplastar el sistema.
ResponderBorrarWilson, NOTICIÓN!!! Vengo llegando de un regadísimo cumpleaños y me encuentro con esto, que gran noticia...
Nervio, así es, lo peor es que todos nuestros sueños se nos cumplan, siempre hay que tener algo que desear.
En mi entrada "natación para dummies" sale la receta para nadar como un pro, es bien sencillo
Gracias Tomas. En realidad vi tu respuesta ahora después de votar, pero hice igual lo que decías. Voté por quien quería sin hacer concesiones de conveniencia y estoy bien cómodo.
BorrarQue bien Marcelo, que los mejores tengan siempre nuestro voto, ganen o pierdan da lo mismo, debemos apoyarlos
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