07 junio 2022

Mapuches, Huilliches, aimaras y japoneses

Una de las pocas cosas que uno aprende cuando viaja, tal vez la única valiosa es que pueden haber enormes diferencias culturales, pero al final del día uno encuentra que las personas son parecidas en lo fundamental. La capa de cultural es delgadita y donde uno vaya se va a encontrar con gente bondadosa, gente mala, honestos, sinverguenzas, francos, hipócritas y todo lo demás. Debajo de esa fina capa cultural que nos da la crianza, la educación que recibimos y el ambiente, la naturaleza humana es bastante similar donde sea que vayamos.

Eso no significa que las diferencias culturales no importen nada, al contrario, son como la sal o el aliño de las comidas, esas "pequeñas cosas" normalmente son lo que más nos molesta o lo que más nos agrada de ciertos grupos. 

Por ejemplo muchos colombianos y venezolanos que han llegado a Chile los consideramos ruidosos, estridentes o insolentes. Una gran amiga colombia me enseño una frase que ellos siempre repiten "¡no te dejes!",  ella es una lindísima persona, leal y muy buena gente, pero nunca se deja. Es cierto que también he conocido a colombianos que "se dejan", son callados, discretos y evitan el conflicto, pero al parecer eso no es bien visto por allá. 

Pensándolo bien, creo que las diferencias culturales tienen mucho que ver con lo que es bien visto y lo que se ve mal en sociedad: la presión social predominante parece ser mucho más importante que la raza, la cultura y todo lo demás. Esto que se me acaba de ocurrir, creo que es una gran idea y eso que no me he tomado ni siquiera una cerveza.

Por ejemplo en Chile es mal visto que alguien sea ruidoso o demasiado extrovertido, decimos que alguien así es patudo y chabacano. Tampoco es muy bien vista la gente atrevida, conflictiva o que defiende activamente lo que considera "sus derechos", lo ideal es tratar de evitar el conflicto y ser buena onda con todos, incluso a costa de ser perjudicado, hasta cierto límite. 

Mientras que en otros lugares eso mismo es bien visto y al llegar a Chile nos encuentran tristes, apagados, sin personalidad y cobardes. En Chile la cultura del toro manso es lo que predomina, a pocos les gusta amenazar, pero cuando se pasa cierto límite, esa misma represión que nos auto imponemos puede volver a un chileno muy violento y peligroso. No quiere decir que todos seamos así, pero es lo que acá normalmente se considera correcto y deseable.

Al principio puse que los viajes enseñan una sola cosa útil, pensándolo bien no es así. Hay otra cosa muy útil que podemos aprender viajando, al menos yo la aprendí y me ha servido para tratar con toda clase de personas. Consiste en que cuando nos enfrentamos a alguien de otra cultura, lo mejor es olvidarnos de nuestros valores y convicciones, tratar de entender los de los otros y comportarnos en base a eso.

A mi eso me resultó muy, muy bien. Cuando hacía las compras para la empresa de Zona Franca a los japoneses de la Casio, recuerdo que mis jefes vivían furiosos por el cero respeto que tenían ellos en la palabra dada: un día se comprometían y juraban lealtad eterna y al día siguiente se les olvidaba y te traicionaban. 

En Tokio me hice muy amigo de mis equivalentes japoneses -los subgerentes- y en una alegre discusión de borrachos yo les enrostré que eran unos traidores, que pese a sus discursos del honor y todo eso no tenían honor ni palabra. Les recordé un par de veces en que se habían comprometido a algo y no habían cumplido "¡pero si ustedes nos dijeron esto un montón de veces y después nos defraudaron!", entonces uno de los japos -tal vez el más simpático- me dijo "Ah, es que tu no entiendes nuestra cultura. Nosotros somos muy educados con los amigos, y como somos buenos amigos, a todo lo que nos pidas te diremos que si, pero eso no significa que vayamos a hacer lo que nos pidas, significa que: si, te hemos escuchado"

Entonces se encendió una luz en mi alcoholizado cerebro y pensé "¿Y por que diablos no hago yo lo mismo con ellos cuando coloque las compras? Les puedo ofrecer lo que sea y después no cumplo, total, les devuelvo la misma explicación". Después que volví a Chile les empecé a hacer jugarretas -una tras otra- un poco miedoso de que pudiesen reaccionar mal. 

Pero ocurrió todo lo contrario, cada vez que los cagaba me celebraban y eso me hizo tremendamente popular, los japoneses me pusieron "Tomás el sinverguenza" como si eso fuese un elogio, y en su manera de pensar así lo era como me fui dando cuenta con el tiempo. 

Y así nos íbamos, una jugarreta mía y otra de ellos, lo tomábamos como un deporte sin enojarnos ni nada. Yo les decía que el honor japones apesta, que recordaran Pearl Harbor, cuando estaban mandando a bombardear  mientras el embajador hacía gestiones de paz. Ellos me respondían que los latinoamericanos éramos los sinverguenzas, sacándome en cara cada vez que los había cagado. 

Llegamos a entendernos perfectamente y preferían trabajar conmigo antes que con mis jefes. Esa experiencia me enseñó mucho y cuando tuve mi propio negocio en Zona Franca, varios años después, fue fundamental para negociar y hacer amistades con mis clientes aimaras, que son, en ese sentido y en varios más, igualito a los japoneses.

Cuando escribí sobre los huilliches y mapuches un par de días atrás me quedó dando vuelta esa idea de las "culturas depredadoras" versus las "culturas de comerciantes", por llamarlas de alguna manera. En los grupos donde abundan las razas más jóvenes, por ejemplo los indígenas es común ver esa cultura depredadora, ventajista, que considera la capacidad de engañar como un muestra superior de inteligencia. Curiosamente esto mismo se ve en culturas muy antiguas como los japoneses, coreanos y chinos.

El problema es que si cualquiera intenta acercarse "de buena fe" a personas de esa cultura, nueve de cada diez veces será visto como un tonto, un débil y será engañado, hay de todo pero eso es lo socialmente bien visto entre ellos: el ventajismo. Si alguien quiere ganarse su respeto y adquirir cierto prestigio de inteligente, primero tiene que cagarlos, eso nunca falla. Me parece que desde esa incomprensión se explica por qué los mapuches y otros grupos jamás se han podido insertar bien en nuestra sociedad que es predominantemente europea en lo valórico, donde lo que se aprecia más es la franqueza, el respeto por la palabra empeñada y cosas así. 

Ellos son depredadores, nosotros comerciantes, siempre vamos a chocar a menos que podamos comprender esta diferencia fundamental. No puedo hablar sobre los mapuches porque no conozco a muchos, pero si de los huilliches con quienes tuve estrecho contacto durante un buen tiempo. Este malentendido cultural es también lo que ha creado muchos de los mitos que tenemos hacia ellos, por ejemplo, se cree que mapuches y huilliches son:

-Borrachos: eso es un mito, no porque sean sobrios, sino que porque en el sur de Chile son todos igualmente borrachos. Desde el caballero más pintado hasta el gañan todos chupan como esponjas. Cuando viví en Chiloé no recuerdo haber pasado sobrio ni un solo fin de semana en cuatro años, al menos durante el tiempo que no estuve en mi casa que no fue más del 10%.fue así. Decir que los indios son borrachos es una gran hipocresía porque todos los sureños son borrachos. Claro que hay unos pocos sobrios, aunque parezca inverosimil, incluso entre los huilliches.

-Flojos: esto también es un mito, los huilliches tienen una vida muy dura en el campo y muchos viven casi en la edad de las cavernas, si fuesen realmente flojos se mueren. Lo que pasa es que no les gusta comerciar ni ser asalariados, eso está mal visto entre ellos, siempre tratan de hacer la jugarreta y encontrar alguna manera de sobrevivir sin trabajar.

Una anécdota real se muestra en la foto con que empieza esta entrada. En 1973, los huilliches que eran obreros de mi padre se tomaron el campo, en esa época se quedaron con el aserradero y unos 10 grandes troncos sin aserrar, que eran una buena cantidad de plata. Yo volví 10 años después y fui a ver el campo ¡los malditos troncos estaban donde mismo, ni siquiera los habían movido! Me saqué la foto para que quedara documentado

-Inmorales, mentirosos, traicioneros. Posiblemente les calzan todos estos epítetos si los juzgamos desde nuestra moral, pero desde su punto de vista son simplemente inteligentes, como buenos depredadores están siempre buscando como sacar provecho de lo que puedan. Eso -el engaño- si que está en su cultura sin duda, 

En todo lo demás creo que no se diferencian del resto de los chilenos. Si bien son tradicionalistas, la mayoría son de cartón, más que nada por exprimir tantos beneficios como puedan. Hay toda clase de gente entre ellos y aparte de esa cultura depredaora y ventajista, los que yo conocí al menos, son iguales a cualquiera de nosotros, no hay mayor diferencia.

La raya para la suma de todo esto es que si quieres que un mapuche, huilliche, aimara, japonés, chino o coreano te respeten tienes que cagarlo, recién ahi te va a mirar con respeto. Antes de eso te creera débil, tonto y cobarde, tratará de engañarte a ti, abusando de mil maneras de tu "buena fe". No todos obviamente pero el 90% al menos.

P.D. Esta tarjeta de navidad que me mandaron los muchachos de Casio Computer prueba lo que puse. Fíjense donde ponen "Spiderman el sinverguenza, que tiene mucho valor para ganar el amor"

11 comentarios:

  1. Curiosamente anoche estuve viendo un video de un español que estuvo en Japón y me acordé mucho de sus historias con japoneses. Entre lo que contaba, estaba el hecho de que a los nuevos les exprimían hasta el salario y que se respeta más la antigüedad que la trayectoria, de modo que allá es bien raro que la gente se cambie de empresa o esas cosas que acá son actualmente tan normales.

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  2. Mi experiencia con mapus, lo he contado los abuelitos nos repetimos, es que solian mostrarse como torpes, lentos, flojos, entonces el jefe de los jefes les decia "cosas varias": y nunca mas, pasaban a ser identicos a cualquier otro temporero. Pero los recien llegados siempre intentaban.
    En cambio una vez tuvimos tambien un grupo numeroso de poblaciones de Lota. Esos eran patos malos, mañosos, ventajistas, cuchilla en mano les robaban a los mapus, que un dia se hartaron (recordemos eso del toro manso), se armaron de colihues y les sacaron los que es cresta.
    Estoy conciente que son situaciones de hace mas de 20 años, hoy sin duda todo es diferente, y seguro para peor

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  3. Me imagino la expresión de los japos cuando los cagaste una y otra vez, jugando su mismo juego, algo así como "al fin encontramos un digno rival", por eso te celebraban ya que supiste hacerla y les ganaste en mas de alguna ocasión.

    Eso si, en todas partes se cuecen habas. en todas las culturas encontrarás flojos, trabajadores, corruptos, honestos y un largo etc. y eso no tiene que ver ni con el país, ni con la raza, ni con el color de piel. Sonaré racista pero el negro, por ejemplo, es flojo aqui y en la quebrá del ají, siempre quejandose de su miseria pero buscando la forma de ganar plata sin mover un dedo.

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  4. Frx, buena parte de los problemas económicos de Japón tienen que ver con la rígida y patriarcal estructura de sus empresas. El hecho que sea prácticamente impensable despedir a un empleado antiguo, o que "la antiguedad constituye grado" es una gran desventaja y hace ineficiente la administración.

    Wilson, esa historia de tu etapa de huaso no la habías contado. Yo tengo la misma impresión, creo que es el ambiente y la presión social lo que determina todo, en una cultura de cuchilleros son cuchilleros y da lo mismo la raza, color o religión. Y viceversa, también tiene mucho que ver con a clase de incentivos que existen: nadie se sigue pegando cabezasos contra la pared de manera indefinida.

    José, así es como funcionaban. Para ellos el engaño es parte de la inteligencia, ser honestos y cumplidores de la palabra dada es muestra de estupidez y debilidad de carácter.

    Lo de los negros flojos, supongo que debe ser lo mismo que los mapuches flojos y otros. Es probable que tengan poco o ningún aprecio por el trabajo asalariado o incluso por acumular plata. En ese sentido yo soy medio negro o mapuche porque me pasa exactamente lo mismo.

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  5. Siendo Mestizo Mapuche/Español , y criado en el campo, puedo decir que mis abuelos siendo campesinos eran bastante derechos para sus cosas, eso si no les gustaban los "indios" .. imagino que por lo mismo que indicas, por eso mi abuelo materno se enojo mucho cuando mi Madre se caso con uno de ellos, por otro lado mi Abuelo Mapuche era bien respetado y conocido como un buen tipo, no le gustaba la parranda y logro tener su pequeña fortuna, asi es que creo saque lo mejor de las 2 familias.... cuando era chico y por influencia de mi familia materna no me sentia "indio" justamente porque lo que siempre escuche es que eran traicioneros,maleteros y que a la primera te cagaban.... con el tiempo aprendi que esa cualidad corre en el Chileno comun tambien

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  6. Rodrigo, eso es totalmente cierto. Muchas cosas que le atribuyen exclusivamente a grupos de indios son cosas comunes en el entorno, por ejemplo es chistoso que muchos viejos que frecuentan las ferias de animales en el sur hablen despectivamente de "borrachos y ladrones" cuando ellos mismos son casi todos alcoholizados y maestros del engaño. Además que por estos lados somos amateur nomás comparados con los escandinavos, borrachos y odiosos, que siempre colocan como ejemplo y les prenden velitas. Sin embargo es cierto que existe esa presión social en muchos lugares del sur por el trago y el cuento, en todo Chile y el mundo para ser francos jaja!

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  7. Un general acà - el General Pico, hay una ciudad de La Pampa que lleva su nombre - postulaba que no hay que dejar a los indios en reservaciones como las yankis, ni con sus caciques, porque estos últimos en su propio interés y para mantener su poder les siguen inculcando las mismas costumbres y vicios.
    Ojalá fuera tan fácil. Cualquier barriada de gentes mantiene sus costumbres aunque les liquiden todos los caciques. Basta que haya tres o cuatro familias de un grupo, venidas del otro lado del mundo, que enseguida se juntan, se reùnen a sus fiestas, casan a sus hijos entre sí y arman todas las mafias posibles. La cultura es algo muy fuerte, puede durar siglos. Miren los gitanos o los hebreos.
    En fin acà tenìamos un empresario un tanto explotador al que le dio hace un tiempo la costumbre de emplear gente de afuera. Dice que los de acá son flojos y quieren ganar mucho por nada. Su màximo descubrimiento fueron los venezolanos que empezaron a migrar cuando el chavismo arruinó Venezuela: gente capacitada, de buenos modales, que trabajaba por lo que le dieran. Trajo varios. A uno lo erigió de jefe de sus números, le llevaba la contabilidad, le manejaba la plata negra, Era siempre servicial y confiable, para el gusto local, era un obsecuente chupamedias. Bueno, hasta que una mañana no lo encontraron más y empezaron a averiguar y verificaron que se mandó mudar después de organizarle un gran desfalco, sobre todo con plata negra que no estaba registrada ni es sencillo de denunciar como robada.
    Y ahora el tipo se enoja, en vez de tolerar las diferencias culturales. Uls

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  8. jajaja genial! Tiene cien años de perdón el que lo estafó en todo caso. Que diablos, yo creo que la presión de grupo tiene mucho que ver. Chilenos que son flojos en Chile se ponen trabajadores en otros países, los sacas de su grupo y se transforman. Creo que la presión del grupo, lo que es bien y mal visto tiene mucho que ver con lo que consideramos "cultural". Por eso es tan dañino cuando muchos inmigrantes se congregan en gettos dentro de otro país como los mara salvatrucha, la cosa nostra y otros grupos por el estilo en Estados Unidos

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  9. Don Tomas,
    He encontrado un blog de una persona bien documentada presagiando lo que está ocurriendo en el país que puede servirle:

    https://eldiariorepublicanodechile.blogspot.com/2016/

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  10. don tomas, a veces me pregunto, si los japos son tan sinverguenzas, como hacen tan wenos autos y electronica? como se explica esa paradoja?

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  11. Bueno, una cosa no tiene mucho que ver con la otra. Hay culturas que pueden ser maestros del engaño pero con mucha cohesión social, tradición de trabajo duro, arribismo, etc.

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"Send me a postcard, drop me a line
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