El Allendismo

"Se abrirán las grandes alamedas..."
Por un asunto de edad tuve la suerte de vivir el 11 de septiembre cuando tenía 18 años. Y como el resto de los chilenos,  me encontré con la sorpresa que estaba ocurriendo una de esas cosas que "no pueden pasar en Chile": un golpe de estado militar.

Yo en esos años, aunque no estaba metido en política, simpatizaba con Allende, aunque ya veía muchas cosas que pasaban con preocupación y algún rechazo, como todos, supongo.

La cosa es que recuerdo -como si fuera hoy- el discurso de la Radio Magallanes, el último discurso donde dijo eso de "las grandes avenidas". La verdad es que no lo escuché en directo porque la señal no llegaba a Ancud en esa época, lo escuchamos esa noche en Radio Moscú.

Eso fue previo a su suicidio. Su momento más brillante de una carrera política marcada por los grandes gestos, las performances y sobre todo por los discursos memorables. "Vengo de un pequeño país", "ser joven y no ser revolucionario es una contradicción casi biológica", "la historia es nuestra", "estas son mis últimas palabras y tengo la certeza que mi sacrificio no será en vano", en fin.

Recuerdo que ese día pensaba que Allende se iba a convertir en el futuro en la figura cumbre de nuestra historia, muy por encima de Ohiggins, Portales y todos los demás próceres. Si alguien me hubiese dicho la indiferencia -y hasta irrelevancia- que tiene hoy la figura histórica de Allende nunca lo hubiese podido creer.

El sacrificio fue en vano
Esto es una de las cosas más intrigantes. Resulta que después del estupor del golpe la figura de Allende se fue borrando entre nosotros. Aparte del discurso no había gran cosa que recordar. 

Allende no era conocido como una persona bondadosa ni simpático, no brillaba en las conversaciones ni tampoco fue nada intelectual, como el mismo dice en su entrevista con Regis Debrais

Debray: Y algo más me interesa saber. Yo sé que usted no es un hombre de teoría, pero se nota en su actuación, en sus discursos, una básica solidez conceptual, digamos. Entonces, yo me pregunto: ¿cómo usted se acercó al marxismo-leninismo?

(...) Allende: Cuando era muchacho, en la época en que andaba entre los 14 y 15 años, me acercaba al taller de un artesano zapatero anarquista, llamado Juan Demarchi, para oírle su conversación y para cambiar impresiones con él. Eso ocurría en Valparaíso en el período en que era estudiante del Liceo. Cuando terminaba mis clases iba a conversar con ese anarquista que influyó mucho en mi vida de muchacho. Él tenía 60, o tal vez 63 años, y aceptaba conversar conmigo. Me enseñó a jugar ajedrez, me hablaba de cosas de la vida, me prestaba libros…

Debray: ¿Cuáles libros?

Allende: Todos aquellos, digamos, esencialmente teóricos, como de Bakunin, por ejemplo, y sobre todo, los comentarios de él eran Importantes porque yo no tenía una vocación de lecturas profundas y él me simplificaba con esa sencillez y esa claridad que tienen los obreros Que han asimilado las cosas.

"Yo no tenía vocación de lecturas profundas y el me simplificaba..." 

Las frases para el bronce
Pero Allende -políticamente superficial- fue por sobre todo un gran acuñador de frases. En una época donde la popularidad de los políticos dependía en gran medida de sus discursos, él era un discurseador de primera.

No tenía muchas ideas y los pocos libros que escribió fueron una colección de lugares comunes que hoy nadie recuerda. Tampoco tenía visión estratégica aunque era muy hábil en situaciones tácticas, eso que llamaban su "muñeca política".

Vanidad de vanidades
Hay muchos recuerdos documentados de personas que conocieron a Allende con diversos juicios de valor, pero dentro de esa diversidad en algo coinciden casi todos: la vanidad y frivolidad de su carácter. Sus compañeros de partido le decían cariñosamente "el pije" por su gusto por la ropa cara y su actitud elitista respecto de "el pueblo".

Su gusto por el whisky hoy parece algo muy normal, pero era escandalosa si nos ponemos en los años setenta, cuando nadie, aparte de los multimillonarios tomaban "whisky importado" porque estaba sujeto a impuestos astronómicos tal como todo lo que entonces se consideraba "artículos de lujo"

Todo esto ya lo dije antes
Bueno, de todo esto ya escribí en el refrito donde decía que Allende fue el primer millenial y tal vez piensen que no vale la pena repetir lo mismo de nuevo.

Pero lo novedoso es que el allendismo -que en los partidos comunista y socialista existía solo como un mal recuerdo- renació en los patios de los liceos primero y después de la Universidad de Chile y la Católica. Esto fue un fenómeno que vino después de Ricardo Lagos.

Mi impresión es que en el Frente Amplio y otros que se mueven por esa área, apareció una influencia allendista que no es ideológica sino estética inspirada en la propaganda de la Unidad Popular con las Brigadas Ramona Parra, las canciones de los Quilapayun, la Cantata Santa María y todo eso, eran principalmente performances que repetían consignas sin mayor ideología detrás.

Yo que me moví en esos años donde prácticamente todos mis amigos eran de izquierda -incluyendo un fusilado- no recuerdo a uno solo que quisiera para Chile un regimen como el de la Unión Soviética, y eran muy pocos los que simpatizaban con algo parecido a Cuba-

Pero igual salíamos a pintar stenciles con la cara del Ché Guevara en la noche como muestra de choreza y repetíamos como loros eso de que "murió por sus ideales", cuando la historia real fue muy diferente.

Allende no era socialista, los de ahora tampoco
La "vía chilena al socialismo" o "revolución con empanadas y vino tinto". ¿Qué diablos quería decir? Basicamente nada. Un intento de tercera vía que prometía implementar en Chile el socialismo sin eliminar la democracia. Algo imposible como se ha visto en todos los demás países socialistas.

Por eso Guevara le dedicó su libro Guerra de guerrillas así “A Salvador Allende que por otros medios trata de obtener lo mismo”. El ofertón de Allende era el socialismo en democracia, lo que es un oximoron como se vio muy pronto en su gobierno.

Si lo juzgamos por los hechos, desde el principio la Unidad Popular se dedicó a las expropiaciones masivas y a lo que llamaban "sobrepasar la legalidad burguesa". Era un dilema porque ni en los setenta ni ahora a la gente le hacía maldita gracia tener un regimen como la URSS o Cuba en Chile y llegar al socialismo consiste en términos prácticos en eso: eliminar la democracia.

Yo creo que Allende fue un socialista bucal, que se vio sobrepasado por la dinámica de los acontecimientos, tal como es hoy Boric. Claro que antes tal como ahora habían Robespierre de bolsillo llamando a incendiarlo todo para instalar los soviet. Orates sin ningún destino que duran lo mismo que la llama de un fósforo.

Chile es país de poetas
Este resurgimiento del allendismo a partir del 2005 más o menos, con su misma superficialidad ideológica, basado en performances y retórica hueca, ha tenido éxito porque somos un país de poetas.

Eso explica por qué tantos consideraron épicos los incendios y saqueos del año 2019, hicieron estatuas al perro matapacos, llamaban a nacionalizar a la gran minería y otra estupideces por el estilo y no fueron rechazados de inmediato.

En un primer momento encontraron eco porque somos un país de poetas, flojos e ignorantes que en lugar de pensar preferimos las simplificaciones y las recetas ya masticadas, igual que Allende. 

Pero debajo de eso existe el Peso de la Noche, que aparece cada vez que se termina la borrachera y vuelve a poner las cosas en orden. Seremos muy poetas pero no huemules.