La buena suerte

A medida que se acerca mi cumpleaños 67, no puedo dejar de pensar en cuanta suerte he tenido en mi perra vida, creo que amtes de pavonearme por las cosas que he "logrado" debería hacer como dice la canción esa "count my blessings", es decir contar cada uno de los episodios de buena suerte que he tenido, cosas que uno da por supuestas y normales.

Lo primero es que todavía estoy sano, y he llegado a esta provecta edad sin haber ido jamás al médico, bueno, excepto cuando fui donde el doctor Sakurai para que me sacara un lunar de la nariz. Acompañando a mi amigo McDonnell entre clínicas y hospitales, estuve viendo a mucha gente que no ha tenido esa suerte, incluidos niños y viejos sufriendo enfermedades graves, incomodidades, dolores y miedo. Para qué hablar de los accidentados.

Un segundo golpe de suerte es no haber nacido en Malawi, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo o cualquiera de esos países donde reina la miseria y la violencia. El solo hecho de nacer en un país tranquilo y relativamente próspero es una suerte enorme que casi nunca apreciamos. Lo aceptamos como algo normal, cuando lo natural son los miles de millones de gente que nace y muere entre la miseria y la violencia, sin poder hacer nada para mejorar su situación.

Otro golpe de suerte inmerecido fue crecer en una familia sin delincuentes, alcoholicos o gente con problemas en la cabeza. Entre los 3 y 13 años yo me crié con mi mamá que estaba separada. Éramos pobres como ratas pero con un buen capital social y de educación, solo recuerdo buenos ejemplos de cuando era chico. Y a los 14 años, cuando mis padres se juntaron de nuevo, recién conocí a mi papá que era viejo, feo y empobrecido, pero había sido millonario buena parte de su vida, hablaba 3 idiomas y dentro de todo era un tipo pacífico y bien educado.

Por mi yo hubiese vivido y muerto solo, tal como mi amigo McDonnell, pero el destino dijo otra cosa y me emparejé con la Pilar hace casi 40 años, Esto me llevó al cautiverio de la vida en familia, que era una de las pesadillas más espantosas que tenía cuando era soltero. Al final fue para mejor, la familia me ha traido estabilidad, tengo con quien pelear en la casa y todos estos años hemos llevado una convivencia amable y educada. Nunca se me ha pasado por la cabeza la idea de separarme o cambiar de modelo, ni en broma. Trato de mantener y transmitir el ejemplo que recibí de mis padres y no quiero ni pensar lo difícil que habría sido crecer en una familia de chiflados o borrachos.

Son muchos los golpes de buena suerte que he recibido. Por lógica y naturaleza yo podría haber sido un delincuente, un loco, un mendigo, en fin, un tipo infeliz, sin embargo me acerco a los 67 muy satisfecho de lo que ha sido mi perra vida y puedo decir -tal como me comentó McDonnell poco antes de morirse- que tuve una vida muy buena, llena de golpes de suerte y acontecimientos extraordinarios.

Tengo la cabeza bastante sana, sin problemas de depresión, sin episodios maniaco depresivos, sin esa propensión a hacer locuras y sentirse siempre insatisfecho por todo que aqueja a mucha gente durante su vida. Creo que soy capaz de controlar mis pensamientos y vivir contento con lo que tengo, sea poco o mucho.

He tropezado con pequeñas coincidencias que me han transformado la vida para mejor, como esa vez que iba caminando sin saber que hacer de mi vida, el año 1974, y me crucé con un aviso que anunciaba las matrículas para estudiar gratis en Inacap. Ese si que fue un golpazo de suerte, aunque en el momento lo vi como una cosa muy normal. De las mejores cosas que nos pasan, muchas veces no nos damos ni cuenta.  

Son incontables los golpes de buena suerte que me han llegado sin merecerlos, comparados con esos, todos los "méritos" que he hecho son poco o nada. Pero hay un detalle eso si, mucha gente ha tenido más suerte que yo y lo ha echado a perder tomando decisiones que han resultado estúpidas. 

Así es que la suerte más grande de todas -o entre las más grandes- ha sido tomar decisiones que al final han resultado bien. No todas, pero si la mayoría. El resultado de las decisiones no es mecánico, a veces uno hace cosas muy lógicas con malos resultados y viceversa. Hasta en eso he tenido suerte, al menos en promedio.

Todo es suerte amigos, por eso hay que vivir agradecido y aceptar con humildad lo que nos regala la Diosa Fortuna, ya nos tocará que nos de vuelta la espalda, es algo que puede pasar cualquier día, pero mientras nos favorezca hay que puro agradecer y aprovecharla.