18 mayo 2022

Perros y gatos

Toda mi vida he sido enemigo del animalismo, creo -con respeto a mis muchos amigos que aman a los animales- que es una perversión de la personalidad. En especial esos que dicen "mientras más conozco a la gente, más quiero a mi perro". En entradas como El Animalismo (marzo 2016), Animalismo y Egolatría (enero 2015) y seguramente en otras que no tengo a mano ahora, he escrito lo que pienso sobre el tema. Claro que hay algunos de esos amantes de los animales que solo son simplones, pero otros, tras su amor por los animales ocultan un infame odio a las personas, rasgos psicopáticos y otras lindezas por el estilo. 

Adolf Hitler fue el primer gobernante en impulsar políticas de protección de animales y de la naturaleza cuando fue canciller del Reich, eso era parte importante de la ideología del Partido Nazi, el animalismo militante (como la militacia homosexual, feminista, ambientalista y otras) tienen, en mi opinión una raíz fascista.de personalidades enfermas, o al menos anormales.

Pero de eso ya he escrito, esta vez quería comentarles la otra parte que tiene que ver con mi experiencia, porque desde que tengo memoria recuerdo que siempre hubo mascotas en mi casa, perros, gatos y pájaros. Claro que los años que viví solo en pensiones no tuve nada de eso, pero desde que la Pilar me compró la casa empezaron a llegar mascotas, hasta el día de hoy.

Debo haber tenido unos cuatro años, vivíamos en calle Gálvez, en el centro de Santiago y uno de mis recuerdos más antiguos fue cuando llegó mi mamá con un perro recién nacido, blanco con manchas negras, una le ocupaba un ojo y le daba un aspecto muy raro, el vendedor le había asegurado que sería un perro chiquito ya que siempre vivimos en espacios muy confinados, pero el animal empezó a crecer sin control, y mientras más crecía se ponía más loco.

Por esos años mi mamá tenía un amigo alemán, que era veterano de la 2ª Guerra Mundial, donde le había explotado cerca una granada que le voló un pedazo de cráneo, y en su lugar le pusieron una pieza de metal. En esos años la tecnología no era nada avanzada, cuando hacía mucho frío o calor tenía unos dolores horribles y se ponía a tomar. Cuando se embarrachaba se volvía loco, le pegaba y perseguía a su mujer amenazando que la mataría y todo eso. Entonces pasó algo que no recuerdo bien, el caso es que Beppi (que así se llamaba el alemán) le hizo una jugarreta con plata a mi mamá y allí se terminó la amistad, entonces ella nos dijo "apenas tengamos un perro le vamos a poner Beppy". Y así fue como quedó bautizado el perrito. Yo era muy chico en esa época, pero es así lo que recuerdo.

El nombre le venía perfecto, porque a medida que crecía, el bicho se puso igual o más loco que el ex soldado, cada vez que el perro hacía algún desastre, mi mamá decía "ya se el calentó el casco al Beppy". Muy pocas veces se arrancó a la calle y en esos casos daba rienda suelta a sus instintos más salvajes: persegía a la gente, corría en modo kamikaze embistiendo los autos y cosas así. Una vez que se arrancó por la calle Recoleta, hasta apareció la camioneta de Radio Portales, que era el medio más escuchado en Chile de los sesentas, a reportear al perro furioso que andaba atacando a todo el mundo. 

Después del terremoto de 1964, cuando nos tuvimos que cambiar a la Población Santiago, la furia del Beppy nos fue de gran ayuda porque era un excelente guardían para toda la cuadra. Aunque una vez le quitó de las manos un billete de 50 escudos a mi mamá y se lo tragó, esa era la plata que teníamos para todo el mes, imaginen nuestra furia. Bueno, esa fue mi primera mascota, la tuvimos entre 1958 y 1966, ceo, cuando murió de distemper.

Después de eso mi mamá llegó con un gato, negro como el diablo. Recién habíamos ido a ver una obra de teatro que fue enormemente popular, llamada Marat-Sade que nos impresionó mucho, y así le pusimos a nuestro primer gato: Marat-Sade. Fue un excelente compañero y objeto de muchos experimentos por parte mía y de mis primos que vivían con nosotros,  Le pusimos una corbata de humita roja y era el gato más popular de la población, todos lo conocían. 

Murió en año 1968, justo cuando empezaron mis 10 años de mala suerte. Con mis primos le hicimos un aparatoso funeral de estado, con pompa y muchas ceremonias, eso no me protegío de los horribles diez años que empezaron a partir de entonces, así es que parece que es verdad eso de que los gatos negros traen mala suerte.

Cuando viví en Chiloé no tuvimos ninguna mascota, pero en nuestra casa de Quellón, que tenía un patio enorme, los vecinos mandaban a pastar los corderos y una vaca que tenían, esas fueron una especie de mascotas para mi, pero yo estuve muy poco tiempo en esa casa porque estudiaba en Ancud, otra ciudad, a unos 200 Km de distancia. Ese patio era tan grande que una vez plantamos un saco de papas y cosechamos como 9 sacos ¡no sabíamos qué hacer con tanta papa! Fue muy divertido en su momento.

Pasaron muchos años que no tuve mascota, debe haber sido en 1975 o 76, cuando vivíamos en la Población 11 de Septiembre en Arica, en una casita que nos asignó Pinochet a dedo, después que mi mamá le escribió una indignada carta. Bueno en esa casita tuvimos un gato que fue Marat-Sade 2, no se si se murió de hambre o se mandó a cambiar porque no le gustó el menú, la cosa es que estábamos todavía muy mal de plata, yo recién estaba empezando a producir algo y mi mamá se tuvo que ir a vivir con mi hermana, justamente. por un problema de desnutrición. Ahí la tienen, con la típica bata que usaba en esos años, pelando una papa solitaria.

Pasaron muchos años, como 15 más o menos, en que yo vivía arrendando una pieza, de pensión en pensión, dependiendo como estaba el bolsillo las piezas eran mejores o peores, pero como yo estaba acostumbrado a vivir en cualquier parte casi siempre viví en cuartuchos asquerosos o por lo menos muy baratos, donde me sentía como rey en su castillo. En esos años empecé a ahorrar y justamente empecé a ganar más plata que nunca haciendo proyectos de inversión pública para los tribunales, cárcel y otros por el estilo. Metódicamente iba juntando los millones en una caja que guardaba debajo de la cama, alcancé a juntar como 11 millones de pesos, que era buena plata en esos años.

A medida que ahorraba empecé a buscar una casa, pasé como tres años en eso, hasta que una señora viejita que se estaba muriendo, amiga de la Pilar, me ofreció la casucha en que hoy vivimos en 8 millones de pesos cash, era horrible, pero se la compré a ojos cerrados, sin verla, solo por el precio y la ubicación. Claro que cuando la vi casi me muero.

Y empecé a construir como loco, todavía estaba ganando buena plata y me gasté como 30 millones en ampliaciones y arreglos. Vivía solo, como Robinson Crusoe y para entrar a la casa había que subir por una escalera de manos tipo bombero pobre, era muy divertido. En octubre de 2001 la Pilar y mis suegros tuvieron problemas en la casa donde vivieron siempre, que era legalmente de un familiar y entonces tuve que dar un paso al frente, como dicen los cubanos.

Pero me resistía a perder mi independencia, así es que le vendí la casa a la Pilar a un precio muy conveniente ella consiguió un subsidio del estado y con esa plata yo me compré la casa rodante y la camioneta para tirarla, y estuve viviendo los siguientes 5 años en la playa como buen gitano que soy, mientras la Pilar, mis suegros y el Tomás Jr. se fueron a instalar a su flamante casa.

La familia de la Pilar también era de mascotas, así es que apenas instalados se consiguieron un precioso cahorro de pastor alemán, el Beppy 2, al que mi suegro siempre llamó por el apestoso nombre de "Rocky", ese perro murió envenenado por un vecino, al parecer por accidente porque quería matar otros bichos. Luego vino una sucesión de mascotas, un día apareció por la casa un gato negro idéntico a Marat-Sade, debe haber tenido un par de semanas de vida, inspeccionó toda la casa y decidió instalarse. Después de algunos años murió de una enfermedad de transmisión sexual "el sida de los gatos" no se como se llama, pero su promiscuidad es hasta hoy motivo de orgullo en esta casa.

Después tuvimos una perra siberiana, que jamás la oí ladrar, era un animal muy raro, que murio en un par de años porque ya era vieja. También tuvimos un callejero, muy feo y loco, en eso se parecía al Beppy original. Creo que también murió envevenado por accidente. En 2010 a la Pilar le regalaron un Yorkshire Terrier, que lo echó a perder desde el principio, partiendo por que le puso el ridículo nombre de "Simón". Es el perro más inútil que hemos tenido, jamás aprendió modales porque fue malcriado desde chico por la Pilar. En realidad era un perro bueno para nada que hacía caca y vomitaba en todas partes, su única gracia era un extraordinario oído, que lo hacía ladrar furioso cuando alguien estaba a 200 metros de la casa. Fue muy longevo, murió de viejo hace poco.

Ahora tenemos un perro y una gata. Duke von Beppy es un lindo e inteligente pastor alemán que me regalaron mis amigos Phillipe y Marlene, que crian esos perros, ante un palo o indirecta de la Pilar no vacilaron en rajarse. Es una maravilla.  

No hace mucho tuvimos una invasión de pequeños ratones desde el terreno eriazo de atrás y un amigo del Tomás Jr nos regaló a Ms Pussy, una gata totalmente distinta a los Marat-Sade, porque no es arisca, me sigue a todas partes y ha cazado hasta 4 ratones en un día, ahora los malditos ni se acercan a la casa.

Hoy el perro y la gata son dos animales de trabajo que se ganan el caro alimento que les doy. Es muy difícil que un ladrón se anime a entrar frente a Von Beppy ladrando furioso y mostrando los dientes. El perro es un buen compañero que se echa a mis pies para que le rasque las orejas o la panza con el pie. La gata tiene una psicología más compleja e interesante, es dominante y no conoce el miedo, a diferencia de mis otros gatos que siempre fueron desapegados y flojos, esta gata es muy apegada y experta cazadora, ambos son parte de nuestros activos más valiosos.

9 comentarios:

  1. Curiosamente, unos días atrás tuve un impulso que es recurrente cada cierto tiempo: "tener un perrito". En mi caso son ideas momentáneas que no pasan la lista de pros y contras, donde los "contras" se apilan con mucha velocidad.

    En un pueblito de la X región donde pasé parte de mi infancia, ocurría algo bien especial. Era común que las personas circularan con su perro. El perro iba a dejar a la escuela, acompañaba a la mamá a hacer las compras o al padre a la cantina. Por supuesto que no era masivo, pero con esa facilidad para callejear y considerando que en esos años no era común esterilizar a las mascotas, uno podría pensar que el pueblo estaba lleno de perros vagos. No era así.

    La razones para tal prodigio seguramente deben ser que la alimentación de mascotas era muy precaria y por lo tanto vivían menos tiempo, las municipalidades cazaban perros vagos y los eliminaban y la gente común mataba a los animales "problema" de las más distintas formas. En el campo, cuando un perro tenía tendencias de atacar los animales, inmediatamente se le mataba de la forma más barata, rápida y eficiente posible: se le ahorcaba.

    También, y esto a raíz de que hace una semanas fueron tema los anticuchos de perro (valga la redundancia), era bastante notorio que los perros vagos desaparecieran en septiembre.

    Hoy en día, hay personas, entre los cuales tenemos a un conocido escritor y youtuber que la mayoría de nosotros escuchamos todos los días, que se refieren al ser humano como la peor plaga de la tierra. Aunque muchas veces estas cosas son dichas en forma irónica, hay gente que de verdad lo cree.

    Aquí entra el animalismo en todas sus versiones, como un trastorno derivado de ideologías o premisas aceptadas como verdades y, como tal, presentando una realidad completamente misántropa e hipócrita. Porque siempre son los otros los que deberían extinguirse o dejar de reproducirse.

    Respecto de la alimentación, es completamente antinatural. Para superar las deficiencias nutritivas que trae consigo privarse de cierta clase de alimentos, se requieren suplementos y alimentos sintéticos que ni aún así reemplazan a una dieta balanceada.

    ¿Qué nos traerá el futuro? ¿Terminaremos comiendo carne impresa y batidos de algas? No lo sé.

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  2. Hola Challenger.
    Me podrías decir quien es el youtuber ese? Yo no veo a ninguno y quizás me estoy perdiendo de algo interesante.
    Gracias.

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  3. Marcelo, el Fernando Villegas. Siempre tiene arranques animalistas y ecologistas, aunque los controla. Uno de sus dichos de cabecera es que no podría haber nada peor que ser humano (Mark Twain).

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  4. Aunque pueden ladrar, los Siberianos, casi nunca lo hacen. El aullido es más frecuente en esos perros. Yo tengo dos perros. Macho y hembra. Eso si en el campo y se ganan su sustento a pulso. Grandes guardianes. Bueno ahora tengo 9 porque la perra está parida. Punto aparte el impulso sexual. Cuando la perra entró en celo, la encerramos bajo siete llaves. Pa mi que el perro tiene una ganzúa porque nadie entiende como se las arregló, pero ahí están los cachorros.

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  5. Challenger, yo creo que lo principal de tener mascotas es que sirvan para algo, también puede ser para compañía, en cuyo caso creo que es mejor un gato, el perro acompañante solo sirve para rascarle la cabeza, la guata y pasearlo, los perros acompañantes casi siempre se malcrían. Para mi un buen uso de un perro es como cuidador, son excelentes en eso, les gusta cuidar, podemos enseñarles trucos o cosas así. El gato en cambio no necesita que le hagamos nada, aparte de darle comida, pero son un espectáculo. Los gatos son animales con encanto y personalidad, son desfachatados, audaces, ególatras y exigentes, pero saben arreglarse solos en casi todo.

    En Arica hubo perros callejeros hasta hace un par de años, hoy casi no existen, la cosa er tal como dices, a los perros tranquilos y amigables, lo vecinos les dejaban alimento, a los agresivos los mataban, con veneno o como fuera. En mi barrio todavía quedan 3 o 4 perros callejeros, pero van camino a la extinción. Años atrás los perros callejeros en Chile llamaban mucho la atención de los gringos, yo escribí una nota sobre eso en la revista "I Love Chile" que se distribuía entre expatriados en nuestro país
    http://tombrad.blogspot.com/2005/06/stray-dogs-quiltros-callejeros.html

    Marcelo, eso de los animalistas es un asunto más que nada urbano. En el campo como dices, los animales se usan para cumplir alguna función o se comen o se cazan, creo que es mucho mejor así.

    No hay como controlar a un perro si hay una hembra en celo cerca, es imposible, una vez tuvimos ese problema en la casa entre el quiltro y la perra siberiana que teníamos, el quiltro se tiraba a cabezasos contra la puerta, suicida. al final salió con la suya y pudo ladrar el equivalente a ¡Viva Chile! No hubo como pararlo

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  6. Yo soy de los que pueden decir a "mi no me agradan los animales, yo le agrado a los animales". Tengo varias anécdotas de eso.

    Una vez cuando aun estaba en el colegio, alguien llegó con una gatita bebé que se encontró en la calle y todo el curso estaba fascinado con ella, menos yo que nunca he sido fan de los gatos. Adivine a la mesa de quién se fue a dormir.

    Otra ocasión fue hace pocos años, donde tuve que ir al centro para comprarle un alimento especial a mi huroncita, había una chinchilla que no me sacaba los ojos de encima. Incluso se subió sobre otra chinchilla para poder verme mejor.

    Y también tengo varias anécdotas de perros que se me acercan y que luego me dicen que son tímidos o algo peleones. Es algo que siempre me ha llamado la atención porque no soy animalista ni esas cosas.

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  7. Frx, eso casi con seguridad tiene que ver con el olor. Los animales son 50 veces y más sensibles a los olores, así es que perciben muchas cosas que no nos damos cuenta. La mayoría de los sentimientos "humanos" que creemos ver en los animales tienen que ver con eso. A mi por ejemplo se me dan muy bien los perros, muchas veces me ha acometido un perro furioso, le pongo la palma de la mano y para, incluso una gran pastora alemán con sus crías me apreto la muñeca con los dientes, me pudo haber cortado el brazo, pero solo me dejó 4 puntitos apenas sangrantes. En cambio me acerco a un caballo y normalmente se encabrita y se vuelve loco. Nunca me he podido subir a un caballo. Y parece que no es olor del miedo como dicen popularmente, sino que hay olores que les gustan y otros que aborrecen

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  8. Ahora que recuerdo, hace una semana vi un video de cómo los perros perciben cosas a base de feromonas que las personas liberan y que obviamente nuestro olfato jamás percibe, pero el de ellos puede hasta procesar cierta información. Podría decirse que es un poco como su cerebro.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
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Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"