Estuve leyendo El Testamento Político de Hitler, que son los apuntes de conversaciones mantenidas entre Martin Bormann y su jefe en los últimos días del Tecer Reich, en 1945. La transcripción fue hecha por el propio Bormann en el sótano de la Cancillería donde Hitler pasó sus últimos días. No es un asunto entretenido porque está lleno de disgresiones, justificaciones y egolatría característicos del que se creía algo así como un nuevo mesías, pero algunas cosas interesantes se encuentran.
Siempre leyendo a Hitler me viene a la memoria Napoleon, decían cosas bien parecidas y al principio de estas notas Hitler habla de la comparación entre Churchill y William Pitt el joven, que condujo la derrota de Napoleon con quien seguramente se identificaba el Fuhrer. La primera transcripción parte con Hitler reconociendo que está cerca de la derrota:
Por todas partes, la guerra se desencadena con furia en nuestras mismas fronteras. Se aproxima más y más. El adversario ha reunido todas sus fuerzas con miras al asalto final. No se trata de vencernos; se busca aplastarnos por completo. Se trata de de servir nuestro Reich, de borrar nuestro Weltanschauung, de subyugar al pueblo alemán, para castigarlo por su fe nacional-socialista. Nos hallamos en el último cuarto de hora.
La situación es grave, muy grave. Parece desesperada. Pudiéramos ceder a la fatiga, al agotamiento; dejarnos ir hundiendo en el descorazonamiento; y hasta perder la noción de las debilidades de nuestros enemigos. Esas debilidades, sin embargo, existen. Tenemos enfrente de nosotros a una coalición disparatada, reunida por el odio y los celos, cimentada en el pavor pánico que les inspira a todos esos judaizantes la doctrina nacional-socialista.
Y como siempre apela a la voluntad esperando que un cambio inesperado vuelque la suerte a favor de Alemania. Hitler siempre pensó que querer es poder y que bastaba con la voluntad de lucha para ganar a cualquiera, ah ojala fuera así, la verdad es que eso de querer es poder rara vez se cumple, menos en el largo plazo.
Tom McDonnel, que se crió de joven en Londres en los años cincuenta es una enciclopedia de chismes sobre la realeza y me contaba que los nazis eran políticamente muy poderosos dentro de Inglaterra, El Principe Edward y especialmente su mujer Wallis Simpson eran amigos personales y admiradores de Hitler, como muchos otros de la aristocracia inglesa por lo que el Fuhrer nunca perdio las esperanzas de una paz blanca o entendimiento con Gran Bretaña, colocando a Edward como Rey. Hitler tenía mucha admiración por el Reino Unido y para el su enemigo personal era Churchill, estaba convencido que matando a Churchill los ingleses se pasarían de manera espontánea para su bando, porque soñaba con una alianza con Inglaterra.
Al igual del gran Federico, nos enfrentamos can una coalición. Pues bien, una coalición no constituye una realidad estable. Una coalición no existe más que por la voluntad de algunos hombres. Que desaparezca un Churchill, de repente, ¡y todo puede cambiar! La élite inglesa cobrará acaso conciencia del abismo que se abre ante ella; podría tender un sobresalto. ¡Esos ingleses, por los cuales hemos combatido indirectamente, y que serían los beneficiarios de nuestra victoria . . . !
Hitler también habla que las expansiones coloniales terminan arruinando a los países y pone como ejemplos a Roma, España, Francia e Inglaterra se han vuelto anémicas, desvitalizándose y vaciándose en sus empresas coloniales vanas, dice, sin darse cuenta que el mismo entró en ese juego al invadir el resto de Europa y parte de Africa La dureza del clima -escribe- que encuentran en esos lugares, les da a los nuestros la posibilidad de conservar sus cualidades de hombres duros. También les da, por efecto de las comparaciones que se imponen a su espíritu, la nostalgia de la madre patria. Trasplantad a un alemán a Kiev; permanece un alemán perfecto. Trasplantadlo a Miami, y lo convertiréis en un degenerado absoluto: es decir, en un norteamericano.
El antisionismo nunca fue exclusividad de los nazis, Tom me comentaba que en Estados Unidos durante la guerra hubo muchos antijudíos rabiosos, como el mismísimo coronel Charles Lindberg, o Henry Ford, por mencionar a dos notables solamente. También habían enormes prejuicios racistas en USA en esos años, mientras los alemanes que vivían allá fueron tratados con toda clase de consideraciones, a los japoneses los confiscaron y fueron encerrados en campos de concentración. Hitler se jacta que
El mérito del nacional-socialismo consiste en que ha sido el primero en plantear el problema judío de modo realista. Los judíos han suscitado siempre el antisemitismo. Los pueblos que no son judíos, en el transcurso de los siglos y desde los egipcios hasta nosotros, todos han reaccionado de la misma manera. Llega un momento en que se cansan de que los explote el judío abusivo. Resoplan y bufan como animales que se sacuden la gusanera. Reaccionan brutalmente; acaban por rebelarse. Trátase de una reacción instintiva
Diciendo que la xenofobia aparece quando los extranjeros no quieren adaptarse a su país anfitrión Es una reacción de xenofobia en relación con el extranjero que rehúsa adaptarse, fundirse; que se incrusta, que se impone y que nos explota. Igual que en Mi Lucha, Hitler no puede ocultar su admiración y miedo por los judíos
Una raza mental, he ahí algo mucho más sólido, mucho más durable, que . una raza, sin más ni más. Transplantemos a un alemán a los Estados Unidos, y lograremos hacer a un norteamericano. El judío, por dondequiera que vaya, permanece siendo un judío. Es un ser inasimilable por naturaleza. Y precisamente, este carácter mismo, el que lo convierte en impropio para la asimilación, es el que define su raza. ¡He ahí una prueba de la superioridad del espíritu sobre la carne!
También reconoce Hitler su error de haber atacado a Rusia Ninguna decisión más grave hube de tomar, en el curso de esta guerra, que la de atacar a Rusia. Siempre había estado diciendo que deberíamos de evitar la guerra en dos frentes, y ninguna persona puede dudar, por otra parte, que yo haya meditado más que nadie sobre la experiencia rusa de Napoleón. Entonces, ¿por qué esta guerra en contra de Rusia, y por qué en la fecha que escogí?
Por otra parte Hitler no puede dejar de reconocer el error de haberse aliado con Italia Nuestro aliado nos ha molestado en casi todas partes, así lo dice arrepentido: Juzgando fríamente los acontecimientos, haciendo abstracción de todo sentimentalismo, debo reconocer que mi amistad indefectible hacia Italia y por el Duce podrían llevarse al debe de mi cuenta de errores. En efecto, es visible que la alianza italiana les ha prestado mayores servicios a nuestros enemigos que los prestados a nosotros mismos. La intervención de Italia, en realidad, no nos trajo más que una ayuda mínima en comparación con las dificultades numerosas que nos suscitó. ¡Contribuirá, si no la ganamos a pesar de todo, a hacernos perder la guerra!
Y así sigue Hitler su rosario de justificaciones y lamentos por la suerte de "hombre blanco"
Si la América del Norte no tiene éxito en construirse una doctrina un poco menos pueril que la que por ahora le sirve de passepartout, a base de grandes principios huecos y de la ciencia que le dicen cristiana, podernos preguntarnos si seguirá siendo por mucho tiempo un continente en los que los blancos predominen. Así se habría demostrado que ese coloso de pies de barro apenas era capaz, después de un ascenso como flecha, de trabajar en su autodestrucción. ¡Qué magnífico pretexto para los pueblos de raza amarilla ese derrumbamiento súbito! Desde el punto de vista del derecho y de la historia, tendrían exactamente los mismos argumentos (o la misma ausencia de argumentos) que tenían los europeos del siglo xvl, para invadir a este continente. Sus muchedumbres prolíficas y mal alimentadas les conferirían el único derecho que reconocen los historiadores, el derecho que tienen los hambrientos de calmar su hambre: ¡con la condición de que ese derecho esté apoyado por la fuerza!
Ojo con la amenaza amarilla muchachos, lo dijo Hitler justo unos días antes de perder la guerra, en fin, solo bromeaba, pero no puedo pensar en un sistema más parecido al Tercer Reich que la actual China, las coincidencias son muchas. Hasta mañana.