Cuando empezó la cosa

Algunas de las cosas que están pasando en estos días son muy interesantes para mi. A diferencia de casi todos mis amigos que andan espantados, temerosos y al borde de una crisis de pánico, a mi me entusiasma y me gusta mucho lo que está pasando, porque en las crisis siempre surgen las mejores oportunidades.

Claro, muchos pueden pensar como en el chiste del tartamudo "es que para tí es fácil decirlo". Efectivamente, para mi es muy fácil porque nada de lo que ha pasado me ha afectado personalmente, tengo la dicha infinita de vivir en este paraíso terrenal llamado Arica, donde los destrozos y la violencia han sido moderados, de hecho algunas de mis mejores amigas participan en las protestas activamente. Hace un par de días estuvimos comiendo un asado y tomando con un conspicuo dirigente de los que ya saben. Todos amigos y cero problema ¿por qué no'.

Otra razón que probablemente me permite ver con mayor claridad lo que pasa, es que no siento ninguna clase de apego político, ni cuestión de principio o indignación moral, ni siquiera contra los saqueos. Mucho menos me angustia "el futuro del país", cosa que me importa un huevo ¡ni siquiera me preocupo por mi propio futuro y me va a preocupar el futuro del país! Todo eso no significa, claro, que no tenga opinión, todo lo contrario, como saben los que han leído este Templo del Ocio por algún tiempo saben que mis convicciones y opinión van por la ultra derecha, no tengo el menos problema en decirlo.

Pero jamás he sido anti comunista, ni anti fascista ni anti nada, ya que estamos en eso. Yo creo que no existen "ideologías intrínsecamente perversas", solo que unas son mucho más estúpidas que otras, pero ese es otro cuento. Creo que un gran error del Gobierno Militar fue exaltar el anti marxismo, al final terminaron idealizándolo y con un tremendo miedo por ideas que simplemente son rancias e inútiles. Le dieron mucho más bombo del que merecían.

Lo que a mi me interesa mucho son estos estallidos de la izquierda new age, que tienen un comienzo muy fácil de identificar, pues coinciden justo cuando Bachelet empezó a gobernar. Hay que entender la figura y el desempeño de Bachelet, con sus enormes limitaciones personales. Desde luego resentida y mentirosa, que no tuvo escrúpulos en llevar la farsa de su supuesta profesión médica. Pero sobre todo con una mediocridad intelectual enorme, histórica: jamás tuvo una sola idea sensata, todo lo que ha hecho en su vida política ha sido error, tras error, tras error y sin embargo durante años le perdonaron todo porque era "la mami de Chile", todos admitían que era tonta pero todo se lo perdonaban: una presidente de teflón a la que todo le resbalaba.

Resulta que se convirtió en un modelo a seguir, los mediocres y resentidos que nunca habían tenido su oportunidad, se dieron cuenta que con voluntarismo podían hacerla. Ella fue tan popular porque, por definición, los mediocres son mayoría en toda sociedad, siempre. Desde ene minuto, en que el poder se llenó de pobres diablos resentidos, empezó el ataque sistemático a las instituciones. Partieron con la Iglesia Católica, luego la familia, la polícía y cualquier cosa que representara autoridad. Desde el poder los medios de prensa se llenaron con gente del mismo tipo: perdedores, tontos, mediocres y resentidos, pero con fuerte apoyo político.

Yo creo que por ahí va la explicación de lo que pasa ahora, es una rebelión del lumpen y los mediocres contra la autoridad y los más capaces, odian la capacidad o que alguien se destaque en lo que sea porque, igual que Bachelet, son profundamente resentidos ¡es la revolución de los underdogs!

Claro que pueden hacer mucho destrozo, saquear, incendiar, etc. Los políticos tradicionales de izquierda y los párvulos del Frente Amplio, de manera oportunista, se tratan de presentar como los únicos que pueden "garantizar la paz social". Dudo mucho que eso les vaya a resultar porque, por el contrario, han enfurecido a la gente con su apoyo oportunista. Lo que menos quiere ahora la mayoría de las personas -en mi opinión- es "paz social", lo que exigen es que hagan pebre a los revoltosos. Creo que hay un clamor popular creciente en ese sentido.

Los chalecos amarillos se están armando con palos, cualquier día podría aparecer un francotirador bien ubicado por ahí, del sector que sea. Los canales de televisión, que habían apoyado en principio a los periodistas incendiarios y tendenciosos, ahora empiezan a quitarles piso. Dos de los más notorios fueron despedidos de un día para otro y creo que con el paso del tiempo serán cada vez más.

Lo que pasa es que los auspiciadores se están retirando, entonces los periodistas que antes causaban polémica y traían audiencia, están empezando a ser "malos para el negocio". El glorioso capitalismo tiene caminos ocultos que terminan poniendo las cosas en su lugar, y no sería raro que todos estos pajarracos que se han forrado con sus diatribas vuelvan, de un día para otro, a ser los muertos de hambre de siempre, como corresponde a sus capacidades reales.

Venezuela, Cuba, el lumpen de inmigrantes. Si, ponen su aporte, pero yo creo que la explicación base no es esa sino la masa de pobres diablos, mediocres y resentidos que "despertaron" y hoy disfrutan felices de sus segundos de alegría. Es una pena por ellos, porque cuando todo esto pase van a estar mucho, mucho peor que antes. La mayoría no son gente mala, sino tontos, ingenuos, ignorantes que les metieron en la cabeza la aberrante idea que estaban llenos de "derechos" por el solo hecho de haber nacido.

El Instituto Nacional fue el laboratorio donde se hizo la prueba de concepto. Sirvió para verificar que al mando del país estaba una camarilla de cobardes, tontos e incapaces. Yo pienso que nada de esto va a pasar más allá, porque para tener poder real hay que tener a las Fuerzas Armadas en el bolsillo, como las tuvo Chavez.

Esa es la enorme diferencia porque en Chile están muy, pero muy lejos de contar con sus simpatías. A varios años luz y la distancia se ensancha cada día, Y si se ponen muy cargantes, tal vez se podrían encontrar con una desagradable sorpresa, quien lo sabe.