Tributo a Huara

Camino a Iquique pasé muchas veces por pueblito de Huara y a veces me detenía para sacar fotos, comer un estofado de cordero en "La Flor de Huara" o un sandwich donde la chinita, cuando voy en bus todavía se sube "el Pollo" que vende alfajores de Matilla todos los días desde hace más de veinte años y tiene la cara más curtida que el cuero de mi billetera.

También he visitado la increíble casa-museo de don Leoncio Gonzalez, repleta de antiguedades de la Guerra del Pacífico y la farmacia Libertad, hoy convertida en museo.

Hace pocos días anduve por allá buscando un eje trasero para mi camioneta. Fui con un amigo de Santiago que se quedó asombrado por la "pobreza y retraso" del pueblo, pobre él, que no entendió -y nunca podrá entender- la calidad de vida de la gente que vive allá. Conversando con huarinos me han contado que mucha gente llega por unos días y se quedan para siempre, no es raro, el pueblo es minúsculo y amable con el mismo sol durante todo el año. Una especie de Dodge City a la chilena pero sin los asaltos ni la violencia.

Una vez se averió mi camioneta en medio de la pampa y me quedé un par de días botado entre Huara y Pozo Almonte, ahí fue cuando me enamoré del pueblo con sus pocas casas de barro, durmiendo una siesta perfecta en el perfecto silencio del desierto a las puertas del antiguo cementerio. Si no era el paraíso se parecía bastante. Claro, para otros el paraíso es un Mall enorme, pero que hacer...

Ahora con el terremoto 7.8 con epicentro muy cerca de Huara la mayoría de las casas se cayeron y supongo que los muertos deben haber salido disparados de sus nichos de barro, ahora solo queda el recuerdo de quienes conocimos estas casas. En mi homenaje a Huara presento algunas fotos de como era ese lindo pueblo. Ahora espero que nuestras autoridades no sean tan estúpidas como para llenar esta vez el pueblo con esas horribles "viviendas sociales", tal como lo hicieron en Pozo Almonte.