13 agosto 2005

Hierba mala ¿nunca muere?


He visto de cerca a la pelada como tres o cuatro veces, la más antigua que recuerdo fue un accidente en la bajada de Tiliviche, el amigo que manejaba no lo hizo muy bien y se lo comió la curva, no hubo gritos ni nada solo René que iba conmigo se puso blanco y cuando ibamos para el barranco dijo "nos matamos", pero quedamos a pocos centímetros de caer. Esa vez no sentí nada en particular porque todo fué muy rápido.

Otra vez un tipo borracho y completamente furioso (con buenas razones) se me tiró encima con un cuchillo gritando que me iba a matar, me alcanzó a pinchar el cuello y después se desinfló, al final no hizo nada y se puso a hacer pucheros, y eso que era un malandra que se pasaba más en la cárcel que en su casa. Tampoco alcancé a asustarme esa vez y creo que si hubiese manoteado o algo así ahora estaría finado con una fea historia en la crónica roja local. La cosa fué con escándalo público y después que pasó todo me vino el miedo. Y con razón porque ahi si que el tipo se volvió loco, menos mal que ya me había arrancado.

También viajé a Iquique durante muchos años dos veces a la semana manejando por el camino que es bastante peligroso y estuve cerca otras veces: subiendo la angosta cuesta de Acha con niebla cerrada me encontré con dos camiones de frente ocupando ambas pistas, tuve que arrancar hacia atras rogando que no viniera nadie. Otra vez íbamos con la Pilar a Iquique y el auto vibraba mucho pero al pasar de 120 Kph se ponía suavecito, pensé que podía ser balanceo pero cuando llegamos me di cuenta que en el taller se habían olvidado de apretar las tuercas de una rueda de adelante.

En fin, también he hecho muchas cosas imprudentes y tontas: una vez viajamos a Santiago con la Pilar con 150 litros de gasolina en bidones plásticos entre el asiento trasero y la maleta, el calor de diablos del desierto y un olor insoportable de los gases que escapaban por los bidones hinchados, ese si que fue un milagro. Ayer nomás bajé la camioneta sin frenos por el empinadísimo cerro de mi casa, una estupidez absoluta porque de haber pasado un auto ahora no la estaría contando.

He tenido muy buena suerte al llegar vivo a los 50 y esto se podría interpretar de dos maneras: o Dios me tiene buena y no quiere que me muera (esa era la teoría de mi amigo Pepe QEPD) o simplemente me he venido gastando mi cuota de buena suerte y tal vez me pueda morir esta misma noche en un tonto accidente. Claro que hay una tercera teoría que se fundaría en el dicho popular "hierba mala nunca muere" .

Pero ese dicho es mentira, hasta la hierba mala se muere y lo único seguro es que cada minuto que pasa me voy acercando más a mi propio memento mori, lo que me gustaría para mí es algo así como el miliciano español fotografiado por Frank Kapra: un solo balazo en el pecho y de cara al sol. Lamentablemente para los que no pensamos suicidarnos no hay mucho para elegir, si me toca morir enfermo mala suerte nomás.

2 comentarios:

  1. y esto nació por los comentarios de ayer?

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  2. Si te fijas, el de la foto tiene un notable parecido a Tomás en estado de intemperancia.

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"