Con una scooter nomás

¿Han sentido alguna vez que el tiempo pasa muy rápido y se les va de las manos?. Cuando se sientan así solo tienen que viajar en bus entre Iquique y Arica, verán como pasan las -casi cinco- horas más largas de su vida, por el calor del desierto, las demoras y la espeluznante imprudencia del chofer del bus.

Vengo llegando de vuelta de mi viaje relámpago a Iquique, me fuí ayer a las cinco de la tarde y del hotel nos fuimos derecho al Runas donde me tomé tres happy hours de Jack Daniels (o sea seis en total). Es increíble la cantidad de Whiskey que le echan, llenan un vaso largo hasta más arriba de la mitad. El dueño del Runas -Dago Cifras-cargará con la culpa de deteriorar mi pobre hígado. Excelente local, felicitaciones Dago.

Podrán imaginar que mi estado al mediodía siguiente -cuando tomé el bus- no era de lo mejor. Lo peor de todo fue el chofer con una imprudencia increíble adelantando en curvas, en lugares prohibidos y bajando las cuestas a máxima velocidad.

Ibamos bajando Camarones cuando debido al exceso de velocidad se partió el parabrisas del bus (que ya estaba trizado), lo más increíble es que el vidrio del parabrisas -made in Tacna- era solo templado, no era inastillable, de haber saltado los vidrios el auxiliar ahora estaría ciego. En fin, la compañía de buses era Ramos Cholele, nunca volveré a viajar en esa línea.

Ahora en casita de nuevo, parece que a principios de febrero tendré que viajar a Santiasco perdiéndome lo mejor del verano ariqueño, en fin, todo sea por el vil y siempre esquivo billete. Ahora tendré que juntar plata para comprarme la Nissan Safari o bien resignarme a tirar la casa rodante con una scooter.