Still Crazy After All those Years

Finalmente terminó la primera etapa, solo alguien a quien le gusten los fierros puede imaginarse lo contento que me siento luego de la restauración del glorioso Mitsubishi Colt 1.2 que se compró la Pilar 0 km en el año 1981. Aquí pueden ver las fotos y la historia completa, todo el asunto fue peor que un parto repleto de problemas, complicaciones y como en todas las cosas que hago quedó a medio terminar ¡si lo termino se me acaba la diversión pues!

Con ese auto viajé a Iquique todas las semanas durante muchos años: me iba el lunes y volvía los viernes, con el tiempo me empecé a volver los jueves y hasta los martes, hasta que me echaron del trabajo por flojo. En más de alguno de esos viajes estuve a punto de matarme. En ese auto nos fuimos a Pica con la Estela Raval Chilena. Fuimos al Lago Chungará y varias veces a Santiago cuando era más valiente y me iba de vacaciones al sur. Una vez seguimos de largo hasta Chiloé, luego nos metimos a Bariloche, volvimos por Argentina vía Mendoza, tiempos aquellos.

Con ese auto durante el gobierno de Alan García en Perú íbamos a Tacna varias veces al día con el estanque casi vacío y repletos de contrabando, vendíamos el matute en Tacna, llenábamos el estanque hasta el tope y nos volvíamos a vaciar la gasolina en tambores de 200 litros. Tiempos aquellos, en ese auto nos íbamos a la playa cuando el Tomás Jr. tenía un año y se paseaba en pañales. En fin, los mejores recuerdos los tengo de ese maldito auto que jamás me dejó botado. Ni siquiera una vez que camino a Iquique le había "arreglado" el carburador y lo dejé suelto; se me desarmó a lo largo de casi un kilómetro. Recogí las piezas, lo volví a armar con un alicate y seguí hasta llegar a Iquique.

La Pilar dice que quedo horrible y que por ningún motivo se va a subir, Tomás Jr. dijo que había quedado "charcha" y tampoco quiere hacer el ridículo (sic). Mejor para mí, si bien es cierto que mirado de cerca se le notan los turros de masilla por todas partes, a mi ni me importa, el motor está rico y para manejarlo es una delicia: potente y parejo. Lo llevé a cambiar aceite y los mecánicos se juntaron a verlo admirados, es realmente una locura restaurar un auto así en Arica. Pero todavía falta, falta mucho trabajo y money para dejarlo nuevamente como el auto de mis sueños, que me importa lo que piensen los demás, porque como dijo Martín Fierro:

Pero voy en mi camino
y nada me ladiará;
he de decir la verdá;
de naides soy adulón;
aqui no hay imitación;
esta es pura realidá.

O como dije yo: todavía loco, después de todos estos años.