Charango y el Ché Guevara

El tema se llama Alaraco, del maestro boliviano del charango Ernesto Cavour, interpreta el ariqueño-codpeño Martín Romero, como dijo uno ¡así da gusto tocar!

Martin tiene 18 años y pinta para maestro del charango, viene llegando de Francia y está a la expectativa para una beca a la Ciudad de la Música de Paris o algo por el estilo, el caso es que tiene talento para regalar y seguro que le va a ir muy bien. Salió del Liceo Artístico de Arica (ex-Escuela Artística), un establecimiento no muy conocido en la ciudad pero que ha formado una cantidad impresionante de artistas.

Allí estudiaron también mi amigo Rodrigo Nuñez, uno de los mejores fotógrafos jóvenes de Chile y su hermana Paula, concertista en piano, Rodrigo Pozo, actual Primer Violin en la Orquesta Sinfónica de Chile, Daniel Cantillana actual integrante de Inti Illimani, las hijas de mi amigo arquituerto también estudiaron allí, la mayor Rosario, está terminando sus estudios de Biología Marina, Camila entra este año a Arquitectura y Marina estudia violoncello en el Conservatorio de la Universidad Mayor, donde fue aceptada por la maestra Katharina Paslawsky. En fin, puros talentos, ese liceo ha sido un importante semillero de artistas y se merece mucha más fama de la que hoy tiene.

Pasando a otro tema, tiempo atrás conocí a un viejo ferroviario, del Ferrocarril Arica-La Paz que me contaba emocionado como ayudaron a pasar al Che Guevara a Bolivia por Arica, en su última aventura guerrillera, también me contaba que los pocos que sobrevivieron después de la emboscada en Vallegrande se vinieron caminando desde el oriente boliviano hasta llegar finalmente a Chile, ¡me imagino esa caminata y más encima escondidos!

Siempre me ha llamado la atención el fenómeno del Ché Guevara, la idea desproporcionada acerca de su heroismo y del supuesto idealismo ¿cuanta gente de los que lo admiran se dedicaron a conocer su historia? porque está bastante documentada, yo he leído harto sobre el Ché y me parece un tipo tan odioso y siniestro como cualquiera de los torturadores de la DINA.

En Miami en los noventas conocí a un cubano que trabajó muy cercano a el en el Ministerio de Industrias durante los primeros años de la revolución y hablaba pestes del Ché, decía que era un mocoso sanguinario, hinchado de vanidad y que le tenía terror a Fidel Castro, según Victor esa fue la causa de su aventura en Bolivia, porque ya no se sentía seguro al lado de Fidel.

Es un hecho público que disfrutaba ejecutando tipos con su propia pistola, cuando lo emboscaron se entregó, seguramente con la esperanza de que por su celebridad no lo iban a matar, ("soy el Ché, para ustedes valgo más vivo que muerto"). Cuenta Felix Rodriguez, el agente de la CIA del grupo de captura que cuando le dió la noticia de que había orden de matarlo se puso blanco como papel, me imagino que debe haber pensado que ahora le tocaba estar al otro lado, después de haber ejecutado a tantos con su propia mano.

El Ché era cruel y mirador en menos, la mayoría de sus ex compañeros no lo querían y tenía desde muy joven el apodo de "el chancho" que muestra lo poco popular que era en su medio. "Han habido fusilamientos y los seguirán habiendo, porque esta es una lucha a muerte", efectivamente fue a muerte al menos para el, como dice el dicho: a cada puerco le llega su San Martin.