El ministerio de la preocupación

Me acordaba de una entrevista imaginaria, algo que escribió Art Buchwald acerca de su visita a una oficina federal en Washingtong D.C. dedicada a mantener a la gente preocupada.

Cuando la gente escuchaba demasiado acerca de la capa de ozono dejaban de preocuparse por eso, entonces inventaban el calentamiento global, el deshielo de los polos y así sucesivamente. Toda la columna iba de manera bien divertida, describiendo como funcionaba la Secretaría de la Preocupación.

Un buen chiste, pero tenía su fondo real. Todos los seres humanos somos aprensivos y tenemos la necesidad de sentirnos preocupados, si no tenemos motivo de preocupación lo inventamos o empezamos a buscar alguno y eso no sería conveniente para el buen gobierno, mejor que la gente se preocupe de las armas de destrucción masiva que de la corrupción.

A todo buen gobierno le gusta poner su propia agenda, está en su naturaleza. Me acordé del libro de Graham Greene "El Ministerio del Miedo", el argumento no tiene mucho que ver pero si el título.

Yo he visto los efectos de esta Secretaría de la Preocupación desde que era chico. En los sesentas era el miedo a la guerra nuclear: algún loco iba a apretar el botón rojo y se terminaría el mundo, ¿quien no recuerda Doctor Strangelove?.

También a principios de los sesentas Rachel Carson escribió un best seller que hoy se recuerda poco, se llamaba Silent Spring y pronosticaba que el DDT incrustado en la cadena alimentaria nos iba a envenenar a todos en pocos años.

Luego vino una sicosis sobre la radiación de las pruebas nucleares, la lluvia ácida, la contaminación del agua, aire, tierra con mercurio, asbesto, plomo, cadmio y mil cosas más que nos envenenarían sin remedio, a menos que volvieramos a los viejos buenos tiempos de antes de la Revolución Industrial.

Claro que la Secretaría de la Preocupación empezó a funcionar siglos antes, cuando el señor Malthus calculó que los seres humanos crecían en proporción geométrica y los alimentos en proporción aritmética. Siendo el espacio físico limitado lo que esperaba al mundo en pocos años más era el hambre, plagas, pestes y gente cayéndose al mar por falta de espacio en la tierra.

En 1972 el Club de Roma -una sucursal de la Secretaría de la Preocupación- hizo cuidadosa simulaciones computacionales las que presentó en un dramático libro que se llamaba "Los Límites del Crecimiento" donde pronosticaba -entre otras cosas- que en 1990 se iba a terminar el petroleo. Llegamos al 2007 y todavía echo gasolina a mi auto.

Por estos días el calentamiento global es lo que mantiene a todo el mundo preocupado ¿que vendrá después cuando la gente deje de preocuparse por eso? ¿el choque de un meteorito contra la tierra?, no, ese ya lo usaron, la gente no se preocuparía lo suficiente.

Todos son problemas reales: el DDT, la bomba atómica, los contaminantes, la sobrepoblación, el petroleo y hasta es posible que las industrias estén cambiando el clima ¿y que? son los costos de estar vivos, es estúpido vivir asustado porque se necesita mucho más que todas esas cosas juntas`para terminar con nuestro viejo buen mundo- Por lo demás nacimos para morir no es ninguna gran desgracia morirse y si hemos de estirar la pata, lo sensato es aprovechar nuestro paso por este valle de lágrimas de la mejor manera posible, consumiendo alegremente en lugar de correr en círculos como gallinas asustadas porque el mundo se va a acabar.

Todo esto se me vino a la mente a propósito de que acabo de terminar de leer Apocalipsis, de Stephen King, ¡1585 páginas, mein Gott!. incidentalmente en la página 1578 aparece mencionado Chile.

Como dije antes la traducción es nefasta: por ejemplo la expresión "shit happen" la tradujeron como "acontecimiento de mierda" o algo así, en fin, me da lata buscar la expresión exacta que usaron, pero los traductores deberían dedicarse a otra cosa. Bah, para que me preocupo, si alguna vez llego a ser noble, colocaré en mi escudo de armas el lema "Para Qué Me Preocupo".

Y así el tiempo sigue pasando. Que digo, el tiempo se queda adonde mismo, somos nosotros los que pasamos, al menos así dice el poema, mejor me voy un rato a matar el tiempo, antes que este haga lo propio conmigo, ¿Vieron? ya me empecé a preocupar, mejor me voy a leer algo sobre el calentamiento global y los cambios del clima.