Hoteles, hoteluchos y moteles

En Arica hace falta un hotel de 5 estrellas, es algo que he escuchado desde hace años y un tema que salió hace poco en el blog de Lilian. La teoría es que con un hotel de lujo vendrían más turistas, aunque lo normal es que los hoteles, como la mayoría de los negocios, se van instalando en respuesta a una demanda existente más que para materializar una demanda potencial.

Hacer un hotel esperando que eso atraiga turistas es una apuesta muy arriesgada. También el concepto de "hotel de lujo" es muy diverso; están lo hoteles de las grandes cadenas (Five Stars Alliance, Sheranton, Intercontinental, etc.), los hoteles clásicos (como el Ritz-Carlton o el Mandarin), los temáticos (MGM, Disney), los resort (Club Med, Melia), etc. cada uno apunta a cierto tipo de público que se supone que es el que llega al lugar mayoritariamente.

¿Que clase de hotel de lujo podría tener éxito en Arica?, yo he conocido bastantes hoteles de las grandes cadenas y dudo que sean económicamente factibles acá, necesitan de un volumen grande y constante de pasajeros a unos US$ 200-300 la noche, no creo que un Sheraton llegue alguna vez a financiarse en Arica. De hoteles clásicos o superlujo ni hablar.

Cada cierto tiempo aparecen tipos ofreciendo construir hoteles temáticos o con casino, como los españoles que compraron el año pasado el hotel El Paso. A mi me parece que son los mismos rifleros de siempre, que andan rondando detrás de los subsidios del gobierno. Esa es una de las estafas clásicas de la ciudad que se viene haciendo desde hace décadas, con las empresas brujas de zona franca, y los tontos del gobierno caen una y otra vez ¿caen? más probablemente algo reciben en la pasada.

Yo creo que los resort son los que tienen más posibilidades, el Hotel Arica por ejemplo, es un resort de capa caída; malo, antiguo, con poca inversión y problemas de servicio. Creo que antes de pensar en hacer hoteles nuevos habría que mejorar el Hotel Arica que está funcionando y tiene una base de la cual partir. Invertir en modernizar las instalaciones, ampliar la capacidad y sobre todo mejorar el servicio. Un Hotel Arica remozado de acuerdo a los estándares internacionales sería un gran aporte para el turismo de la ciudad, que podría tirar el carro para que lleguen más turistas y sea negocio construir más hoteles.

El problema del Hotel Arica es un poco el problema de la ciudad: encontró su nicho con los clientes chilenos y bolivianos, que son poco exigentes y no tiene incentivo para mejorar, sigue mediocre al pasar de los años igual que lo fue el Azapa Inn en su época. Está metido en un círculo vicioso de clientela cautiva que le da para vivir dándose vuelta con altos precios y pocas ganancias. Yo me imagino que podrían ampliar su superficie pavimentando todo el sucio roquerío que llega hasta la Lisera, hay allí un gran espacio de crecimiento donde actualmente solo se acumula basura.

Donde todavía hay mucho potencial de crecimiento es en las residenciales y hoteles pequeños, creo que hay buena oportunidad de negocio en esa área. ¿Como podría mejorar la oferta turística en Arica?, en el primer período del alcalde Valcarce se empezaron varias cosas interesantes, que con el tiempo fueron quedando olvidadas.

Las casas pintadas del centro fueron un excelente proyecto que quedó botado, se hizo bastante en áreas verdes pero después del fiasco de las palmeras eso también se fue al diablo. La basura es un problema que jamás se arregló y al contrario, ha empeorado especialmente en las poblaciones. El paseo 21 de Mayo ha sido un gran aporte y espero que la idea de mi amigo Jorge, arquitecto jefe de la municipalidad, de convertir todo el casco viejo en paseos peatonales se materialize, es una idea excelente.

Yo creo que el crecimiento del turismo en Arica va a ser orgánico más que explosivo, como las plantas, poco a poco va a ir mejorando a medida que la ciudad se conozca y llegue gente que sintonize con el lugar. Arica nunca va a ser un lugar para pasar las vacaciones soñadas, típicas de un turista de clase media, para eso hay lugares mucho mejores, pero siempre tendrá visitantes que les guste el altiplano, el desierto, la playa y el buen clima, esa es la clase de gente que siempre ha venido y que vendrá en mayor cantidad a medida que la ciudad se vaya dando a conocer tal como es.

Cuando me tocó viajar el año 83 pasé violentamente de mi ratonera en la población 11 de Septiembre a alguno de los mejores hoteles del mundo: Keio Plaza, Hilton HK, Royal Garden, Furama, Península etc. y pasado el shock inicial, me di cuenta que todos son más o menos iguales, lo único que realmente me impresionó era la inmensa cesta de frutas perfectas que ponían cada mañana en el Hilton de HongKong ¡parecían artificiales! además sabiendo el precio de la fruta en esos lados era un verdadero lujo asiático.

En Hong Kong nos íbamos con Antonio, mi amigo italiano, a tomar el té al fastuoso hotel Mandarín, donde los mozos le decían Mr. Mastroiani (era idéntico) y mi amigo reclamaba indignado porque ponían unos pane muy chicos, lloraba de nostalgia por un buen pedazo de pan italiano. En Tokio, el Keio por las noches se transformaba en un inmenso y lujoso prostíbulo con carísimas geishas en el lobby y los pasillos. En uno de los bares del Peninsula Antonio trataba de engrupirse a las chinitas en italiano.

En Londres estuve en una boarding house en el barrio Belgravia, creo que cualquier residencial de Arica era más cómoda, pero lel dueño era muy simpático. En Nueva York ya se me había terminado la plata y aterricé en el miserable Hotel Stanford, con una peluquería de chinos en el primer piso y reparto gratis de metadona en una oficina de al lado. Cuando venían los japoneses de la Casio a Chile llegaban al Sheraton y a mi amigo Tanifuji me lo llevé a un tour a Viña, tomamos habitaciones en el Miramar pero no llegamos a poner un pie en ellas, pasamos todas las noches en las boites y otros lugares no santos del puerto.

En fin, hoteles, hotelitos y hoteluchos, gran parte de mi vida la he pasado también en residenciales o arrendando piezas así es que creo conocer el negocio, al menos desde el lado del cliente. Tal vez algún día arme mi hotelucho o mejor un motel ¡eso! creo que mi verdadera vocación es la de ser dueño de un motel "Caminito al cielo II", eso es lo que yo llamo una verdadera vocación de servicio público.