El error de la estrategia

Los domingos para matar el aburrimiento me dedico a escribir la columna de la Estrella, así la mando con tiempo y paso un rato dedicado a redactar en 1600 caracteres cualquier tontera que se me ocurra sobre mi querido pueblucho, la entretención consiste en hacerlo con los caracteres exactos, ni uno más ni uno menos, entonces tengo que buscar las palabras adecuadas para no pasarme ni siquiera en uno, es como armar un rompecabezas, bien divertido.

Claro que tengo que elegir algún tema y en esto tiendo a ser un poco monótono, he escrito varias veces sobre la estrategia de desarrollo y creo que ahora voy a hacerlo de nuevo. Mi punto es que no puede haber una estrategia para la inversión pública con muchos objetivos, por tratar de dejarlos contentos a todos al final quedan todos insatisfechos, no hay plata suficiente para desarrollar turismo, minería y agricultura al mismo tiempo, eso es una locura, más todavía cuando esos tres sectores presionan sobre el mismo recurso: el agua, en la ciudad donde no llueve nunca, técnicamente el lugar más árido del mundo.

No se trata de eliminar actividades, sino de enfocar bien el gasto público. Si nos ponemos como objetivo estratégico el turismo, por ejemplo, no significa prohibir la agricultura o la minería, sino que simplemente dejar de gastar plata del estado en fomentarlas.

Si alguien quiere ponerse con una agroindustria perfecto, si otro piensa invertir en una mina perfecto , mientras financien de su bolsillo toda la infraestructura necesaria no hay problema, lo malo es cuando empiezan a exigir una planta desaladora billonaria financiada con impuestos para poder seguir regando a costo cercano a cero, o cuando piden la inversión de millones de dólares para un poder comprador estatal de mineral, o mucho peor aún, cuando permiten hacer exploración minera en la reserva nacional Las Vicuñas.

Tener varios objetivos estratégicos a la vez hace que no solo compitan todos por la inversión pública sino que además todos compiten por recursos naturales escasos y en lugar de crear sinergía tienen efectos contrarios entre si. Un campamento minero difícilmente es atractivo para los turistas, la explotación minera en un parque nacional, perjudica al turismo, no pueden coexistir de ninguna manera.

Si el turismo fuera el objetivo estratégico deberíamos a lo menos triplicar las áreas verdes en nuestra ciudad llena de tierra y pasto seco, deberíamos tener suministro de agua y energía eléctrica baratas para una población flotante dos o tres veces mayor que la actual, deberíamos eliminar toda fuente de contaminación y el problema de la basura debería eliminarse de raíz. Habría que llenar la ciudad de iniciativas afines a la ecología pero a la verdadera, no la de los ignorantes ambientalistas: calentadores soalres de agua en todas las casas, cambio de iluminación a LED HD en las calles, oficinas públicas y comercio, tratamiento de las aguas servidas. todo eso sería posible si la estrategia de desarrollo estuviera centrada solo en Arica ciudad turística.

Si el eje estratégico fuese la agricultura en cambio hay que aceptar que la ciudad no podrá crecer en población, por más plantas desaladoras que instalen el mayor costo del agua se trasladara de todas maneras a los usuarios residenciales, con o sin subsidio da lo mismo, esa agua cuesta mucho y hay que pagarla. Los agricultores en cambio tendrán el incentivo de poder usar agua a costo casi cero por los derechos que ya tienen y se repetirá una historia que Arica conoce desde hace muchos años: el boom de una actividad subsidiada que durará hasta que un gobierno se canse de la hemorragia que significa el subsidio y que beneficia a un pequeño grupo de empresarios. Esto ha pasado muchas veces en Arica.

Si el eje estratégico es la minería hay que olvidarse del turismo y la agricultura, la minería a gran escala -que es la única rentable a largo plazo- consume enormes cantidades de agua, atrae población de otras regiones y contamina química y humanamente, donde llega la minería aparecen los barrios rojos, el lumpen y los rotos con camioneta, basta mirar lo que pasó en Iquique. No pueden coexistir tres o más ejes estratégicos, ese es un tremendo error que existe desde hace años, la inversión pública debe concentrarse toda en una sola área y si me preguntan que prefiero, bah, si ya lo saben, el turismo pues. En fin, ya tengo el tema, ahora hay que redactarlo en 1600 caracteres, espacios incluidos.

Hoy se elige presidente en Honduras y como va la cosa parece que el bigotudo Zelaya -con su sombrero Stepton- se va a quedar con las ganas de seguir los pasos de Chavez apernado en el poder para siempre. Yo siempre he sido crítico de la concertación que ha gobernado Chile por 20 años, he dicho que son ladrones e incapaces y lo sigo sosteniendo. Pero es el momento de reconocerles tal vez lo más valioso, que nos diferencia de muchos de los países vecinos: a nuestros presidentes no les ha dado -afotunadamente- la tentación de patear el tablero, reformar la constitución para quedarse permanentemente en el poder.

Partiendo por el clásico Fidel Castro, Chavez, Evo Morales, Perón, Fujimori, Zelaya, Uribe y tantos más, unos pocos tal vez con buenas intenciones, la mayoría por mesíanicos o deshonestos, la tentación de quedarse en el poder de por vida es transversal a todas las tendencias políticas. La concertación en Chile siguió el modelo del PRI mexicano: una maquinaria partidista coloca al candidato oficial y lo hace elegir, mientras tanto todos se rotan en los puestos de poder.

Creo que si Ricardo Lagos hubiese sido el candidato, habría generado una antipatía incluso mayor que la de Frei en estos momentos ¿quien quiere a Frei? se convirtió en una especie de Richard Nixon chileno, es como Gargamel, la encarnación del villano. ante la opinión pública Para los chilenos parece que "nunca segundas partes fueron buenas". Menos mal.