Niños mimados

Algo que me molesta , no solo a mi por lo que he conversado, es la cantidad de adolescentes dictando cátedra sobre políticas públicas ante un séquito de periodistas y políticos, tipos ya viejos, que los escuchan boquiabiertos sin atreverse a hacer la pregunta obvia: y estos ¿a quien le han ganado?.

Yo no tengo nada contra un tipo de 16 o 23 años protestando o hablando como si fuesen expertos en todo, es natural de la edad y yo mismo tenía la seguridad característica del ignorante cuando tenía esa edad. Me acuerdo clarito cuando discutíamos por horas de política con mi padre, el conservador yo comunista y no me explicaba como podía ser tan bruto y no entender cosas que eran tan evidentes.

Claro que yo a los 16 años era pura teoría, había leído mucho y podía argumentar por horas sin problemas pero mi experiencia real era cercana a cero. Jamás había sido responsable por nada y dependía en buena parte de lo poco y nada que a veces me pasaban a fin de mes, pero la verdad es que hasta esos años nunca había estado enfrentado a un problema grave ni me había visto con la soga al cuello. Todo lo que hablaba era repetición de lo que había leído en alguna parte y lo recitaba bastante bien.

Un mocoso no tiene la culpa de hablar tonteras con la seguridad que le da su ignorancia, tal como no la tiene un loco o un borracho. Los que si tienen la culpa son los viejos que han abdicado de su deber de defender sus puntos de vista, es vergonzoso.

Conozco gente bien educada, relativamente inteligentes que están sinceramente convencidos que sus hijos son más capaces que ellos. Que cuando hablan de sus hijos se les cae la baba como si se tratase de pequeños Einstein ¿cual es el resultado de esta estupidez? Que los hijos crecen como guaguas rusas, sobrealimentados en su ego y convencidos que en verdad son unos genios no reconocidos.

Que gente más desagradable, cuando veo al presidente y los ministros recibiendo entre risitas nerviosas a un montón de mocosos "empoderados" como dicen en el nuevo léxico, mi desprecio no va a los niños, que no tienen responsabilidad en haber crecido tontos, exigentes y malcriados, sino que pienso en la basura de padres que han tenido, incapaces de transmitir nada solo les han dejado un pésimo ejemplo.

Hay muchas cosas que se le puede transmitir a los hijos sin necesidad de pegarles, una de esas es la humildad, que el prepotente es idiota, que el ignorante es prepotente, rápido para insultar y eternamente resentido contra el mundo injusto que no le reconoce su genio y su talento. Un niño malcriado y mirador en menos es solo el producto de padres imbéciles, mal que mal son un producto de la crianza que recibieron.

Así es que si usted señor padre, admira mucho a sus hijos y le gusta hablar maravillas de ellos durante horas, por favor no venga a contarmelas a mi, estoy hasta la coronilla de papás babosos, solo miren los resultados de una generación de niñitos criados entre algodones y mimos.